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“Me regala un vaso de agua”

Esta frase universal, centenaria o milenaria, la cual escuchamos y aprendimos cuando niños,  perduró hasta que el desarrollo de la modernidad con sus modelos económicos, le asignó precio de mercado especulativo, entre otros recursos, a lo más elemental y básico para la vida humana, como es el agua (www.panamaprofundo.org 05-10-08).

Esta frase universal, centenaria o milenaria, la cual escuchamos y aprendimos cuando niños,  perduró hasta que el desarrollo de la modernidad con sus modelos económicos, le asignó precio de mercado especulativo, entre otros recursos, a lo más elemental y básico para la vida humana, como es el agua (www.panamaprofundo.org 05-10-08).
Si bien nada extraño resulta encontrar relaciones con la frase, por ejemplo, en la Biblia (Mateo, 10:42), en relatos sobre la vida y obra de José Martí (A Flor de Labios/ F. Escobar, pg. 50), o en expresiones populares como “a nadie se le niega un vaso de agua”. Sí extrañamos que tan sólo hace unas dos décadas, no era común ir a la pulpería a comprar agua embotellada. No discutimos si avanzamos o retrocedimos. Pero bien cierto es que tal expresión denota altos valores como la humildad y la solidaridad, donde tan solo media un vaso de agua. Cualidades que han sido, o fueron, raigambre de nuestros pueblos.
Abundan las razones para plantear que la desenfrenada apropiación privada de fuentes de agua, su mercantilismo, así como la miope y cómplice oposición parlamentaria -durante más de 10 años- a la aprobación de una nueva y avanzada legislación de aguas, seguirán siendo, no solo conductas deleznables, sino también, faltas de máxima gravedad ante la Patria por incumplimiento de deberes. Al menos si pensáramos y aceptamos que esta es una democracia y que sus diputados representan al pueblo.
De lo contrario, si ya no existe democracia, ni los diputados representan al pueblo, pues no hay nada que condenar o juzgar; mientras el pueblo se decida a expulsarlos y tal vez procesarlos penalmente. Y mientras siga vigente el artículo 75 de la Constitución, quiera Dios y la Patria que este procesamiento suceda pronto.
Cuántas aparentes verdades del mundo actual no son como las pintan, ni las pintan como son. Entre ellas, una crisis económica  con superabundancia de dinero concentrado; de donde resulta que tan solo con lo invertido hasta ahora en entes financieros, si mejor se hubiera distribuido equitativamente en la población total del mundo, no habría en estos momentos sobre el Planeta, un solo ser humano “pobre”. Tales son algunas demostraciones de insignes personalidades como Michael Moore (La JIRIBILLA 4 AL 10 OCT 2008),  Joseph Stiglitz (Rebelión 14/12/08).
En el nivel nacional, la crisis del agua tampoco es por falta de este  elemento vital. Las embotelladoras podrán decir mucho mediante sus astronómicas ganancias, o si les han cortado o racionado el abastecimiento. Sin embargo, la situación afecta severamente y en diversas formas a muchas comunidades como Siquirres, Huacas, Lorena, Poás, La Perla, Desamparados de Alajuela, el Gallo, Upala; a otras tantas, las tiene sin dormir tranquilos por la amenaza de usurpación (ej. Sardinal de Carrillo, Monte Verde). Muchas más, si no es que poseen problemas similares, al menos están pagando precios de usura que la misma Carta Magna condena.
En este contexto, habrá personas que piensen o digan, que nadie en  Costa Rica está obligado a comprar agua embotellada. Por supuesto que quienes así piensen, desconocen la realidad nacional. Y mientras la situación  que afecta actualmente al pueblo se mantenga o agrave artificialmente, para los dueños del mercado, es probable que su mayor problema sea dónde colocar tanto dinero. Pues el libre comercio impuesto, ya obliga a comprar el agua, más cara que la leche y los combustibles, así se comparen con la mayoría de los precios que estos últimos registraron el año pasado producto del precio internacional del petróleo. Al 20 de marzo 2009 teníamos que el precio del litro de la gasolina era de ¢487, el de leche corriente ¢400, y el agua embotellada de 600 mililitros, de ¢415.
Para ir más allá de la crítica, en vista de que estamos en tiempos de “crisis económica, crisis del agua y pandemias”; y nuestro pueblo no tiene “escudo”, pedimos a los diputados que “lo representan”, que por primera vez, le otorguen las leyes que requiere, empezando por la aprobación del proyecto legislativo No. 14.585. A este es necesario introducirle una cláusula que establezca: que en este país el agua embotellada no puede ser objeto de exportación, y solamente será comercializada por las propias comunidades a través de ASADAS estrictamente comunales.

  • Ing. Rafael Ángel Sánchez Rojas (Ciudadano)
  • Opinión
Democracy
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