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El sector cultural vive la crisis económica

Enfrentar los nuevos retos requiere de gran dosis de creatividad en los diversos sectores.

Enfrentar los nuevos retos requiere de gran dosis de creatividad en los diversos sectores.
La crisis global que estalló el año pasado afectó sensiblemente al sector creativo en Costa Rica, aunque por varias décadas los grupos independientes y las compañías estatales han que trabajado con escasos recursos.
Muchas agrupaciones y artistas han logrado financiar sus proyectos con el apoyo de empresas, organizaciones no gubernamentales y organismos de cooperación internacional.  Pero el temor a que la crisis se extienda más allá de lo esperado provocó que el apoyo a proyectos de índole cultural se redujera drásticamente. 
Además, gran parte de esos trabajos están vinculados con el turismo, una de las principales industrias que reporta una significativa reducción de ingresos. 
Las industrias locales dedicadas a la producción discográfica, espectáculos musicales y la realización de festivales han presentado dificultades para obtener patrocinios. 
Según María Clara Vargas, Directora de la Escuela de Artes Musicales de la UCR, la disminución de turistas ha incidido en las contrataciones de músicos, porque muchos ofrecen conciertos en hoteles y restaurantes.  Igual criterio externó Luciano Capelli, gerente general de Papaya Music, quien aseguró que debido a ese fenómeno las ventas de la empresa disminuyeron un 40%. 
Los productores de artes escénicas, festivales y libreros consultados por este Semanario externaron su preocupación porque los costos de los materiales requeridos para sus proyectos varían según la devaluación. Esto, sumado a la escasez de patrocinios, amenazan el desarrollo cultural del país.
Según Fernando Durán Ayanegui, exdirector de la Librería Universitaria y la Editorial UCR, entre los libreros independientes impera el pesimismo por el descenso en las ventas.  Agregó que el sector estatal es el menos afectado gracias a la producción de textos universitarios. 
Las librerías comerciales han diversificado sus servicios y ofrecen promociones como estrategia para sostener sus operaciones. En este nuevo modelo de negocios, “la librería no es un lugar para vender libros, es un dispensario de servicios múltiples”, aseguró Durán.
ECONOMÍA Y CULTURA
América Latina necesita un nuevo modelo de desarrollo en el que sus industrias culturales tradicionales y las más innovadoras no se vean afectadas directamente por los vaivenes de las economía de Estados Unidos, afirmó George Yúdice, profesor de la Universidad de Florida y uno de los intelectuales de mayor prestigio sobre este tema en el continente.
Yúdice, quien ha sido investigador y profesor de posgrado en la Universidad de Nueva York, y del doctorado de Sociedad y Cultura de la Universidad de Costa Rica (UCR), afirmó en una presentación que realizó en el Posgrado de Comunicación de la UCR, que la crisis financiera mundial afecta principalmente a aquellos países que han vinculado sus economías con la de Estados Unidos.  De hecho, otras naciones como Perú y Uruguay muestran un comportamiento distinto de la situación que viven las centroamericanas.
Según Yúdice, está demostrado que las industrias culturales están íntimamente relacionados con el desarrollo económico de un país.  De manera que en tiempos de bonanza los creadores disfrutan de esa abundancia; pero en la escasez sucede lo que se refleja hoy.
Recordó que en América Latina muchos proyectos culturales se insertaron dentro del turismo como un atractivo más para atraer visitantes, y esta es una industria que se afecta directamente con los cambios en la economía. 
“En lo comercial lo más importante es la ganancia.  Por eso, en Estados Unidos por cuestiones de política y protección al capital, se insistió en incorporar las industrias culturales en el Tratado de Libre Comercio con América Central”.
En su opinión pocos artistas viven directamente de su arte, y el pluriempleo es una situación recurrente en el sector creativo.  En Costa Rica, los grupos han vivido en una crisis permanente, aunque la situación es distinta para algunos propietarios de galerías de arte que se insertan en circuitos culturales que les permite colocar sus bienes en otros mercados, explicó el especialista.
UN NUEVO MODELO
George Yúdice afirmó que “este escenario económico y político nos lleva a cambios, a una nueva estructura de distribución de los productos culturales”.  En este nuevo tejido, la cultura está atravesada por la tecnología y la Internet”.
Aunque el Estado por décadas ha abandonado su papel rector en el desarrollo cultural, en este momento debe crear condiciones de igualdad para competir con las industrias monopólicas que imponen narrativas ajenas a la realidad de las naciones latinoamericanas, sobre todo en el cine y la música, explicó. 
Esta es la razón por la que Estados Unidos ha presionado por incluir a la cultura dentro de los convenios comerciales, “no por su amor al arte, sino porque en la protección a la propiedad intelectual es donde está la plata”, agregó.Según Yúdice, ya que los artistas locales no tienen acceso a los medios de comunicación para promocionar sus obras, entonces la mejor opción es recurrir a la Internet, la cual ofrece nuevos mecanismos de difusión.
Los ministerios de cultura deberían invertir parte de sus recursos en la banda ancha para toda la población y enriquecer esta plataforma con contenidos locales, a diferencia de medios masivos como la televisión, que cierra las puertas a las propuestas nacionales.
Incluso, para las personas artistas de las artes escénicas este recurso es sumamente valioso porque podrían atraer públicos mostrando adelantos de las obras en cartelera, o permitir la descarga de música gratuita con el pago de la publicidad, y con los ingresos generados pagar los derechos de autor. 
Además, una forma de estimular la creación es revitalizar los espacios públicos, los centros históricos y repensar las ciudades con una propuesta urbanística que integre las industrias creativas y sus manifestaciones.
Otra forma de impulsar el desarrollo en América Central es que los países se vean a si mismos como una región cultural, y así crear un mercado más grande en el que sea posible un intercambio intenso.  Para Yúdice, esta dinámica crea narrativas locales que explican con imágenes propias la realidad de los países latinoamericanos al tiempo que fortalece el sector cultural.
En su criterio esto lleva a los creadores a plantearse su quehacer desde la perspectiva de la economía creativa, en la que se integran las nuevas artes y las tradicionales bellas artes, en un modelo de desarrollo local que enfrenta esta lógica globalizadora. 
Yúdice insistió en que los creadores tienen que buscar nuevas formas de promoción y apoyo, en lo que coincidió María Clara Vargas.  Ella también afirmó que la coyuntura económica del país exige de los artistas más creatividad, “no solo en qué van a ofrecer, sino en cómo lo ofrecen”.
Sobre estos temas se consultó a Adriana Collado , directora general de Cultura. En la próxima edición tanto ella como Laura Pacheco, Viceministra de Cultura, se referirán a las interrogantes planteadas sobre el sector estatal.
También se abordará la situación que se vive en la danza y en la producción audiovisual.

  • Eduardo Muñoz 
  • Cultura
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