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Analista estima que una integración real del istmo afectaría intereses neoliberales.
El costarricense Óscar Arias y el nicaragüense Daniel Ortega, dos presidentes que hace más de 20 años fueron protagonistas en el proceso de pacificación de Centroamérica, hoy vuelven a ocupar la silla presidencial y viven un choque político que, a juicio de diversos analistas, responde a una decadencia en sus liderazgos individuales y la falta de confianza en sus gobiernos.
Ambos gobernantes hoy se lanzan dardos en el marco institucional del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), donde, para muchos, resucitó la disputa de liderazgo que Ortega y Arias arrastran desde el período convulso de los años 80, cuando los dos buscaban erigirse en promotores del proceso de pacificación.
Arias fue ganador del Premio Nobel de la Paz en 1987 por el aporte de su gobierno a la pacificación del istmo, un título que Ortega se ha negado a reconocer.
Por su parte, el presidente nicaragüense es el viejo líder de una revolución inconclusa, y para algunos traicionada, protagonizada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que llegó al poder en Nicararagua, por primera vez, en 1979.
Actualmente, Daniel Ortega, quien es el presidente protémpore saliente del SICA, debería entregar en junio esta presidencia rotativa semestral a Costa Rica pero se niega a hacerlo pues considera que su país vecino «no está plenamente integrado al proceso de integración centroamericana».
El gobierno de Ortega estima que el presidente costarricense, Óscar Arias, no merece dirigir el organismo porque no ha asistido a ninguna de las reuniones convocadas entre enero y mayo en Nicaragua para abordar problemas regionales, como la gripe AH1-N1, la situación política en Guatemala y la crisis financiera.
La posición de Ortega ha generado diversas reacciones en el mundo político centroamericano, donde muchos se preguntan por qué dos personajes que antes lograron caminar juntos para lograr la paz , hoy no son capaces de trabajar juntos por el beneficio de dos países que comparten frontera e historia.
Cabe destacar que Costa Rica no forma parte del Parlamento Centroamericano ni de la Corte Centroamericana de Justicia, no es miembro pleno de la Comisión de Seguridad de Centroamérica ni ha ratificado el convenio marco de la Unión Aduanera. Tampoco es miembro de la Iniciativa de Libre Movilidad Centroamericana (CA-4) ni del Convenio de la Visa Única Centroamericana.
ACTUAR COMO ESTADISTAS
El jurista y exembajador nicaragüense ante la OEA, Carlos Tünnermann, declaró a UNIVERSIDAD que las desavenencias entre los presidentes Ortega y Arias provienen de sus distintas concepciones de lo que es la democracia.
“Pero, además, creo que no existe ‘química’. Ambos tienen fuertes personalidades y en los años ochenta cada uno de ellos consideraba, asumo, que el protagonismo del uno disminuía el del otro”, explicó el analista.
Para Tünnermann, Arias “siempre apoyó la solución pacífica del conflicto en Nicaragua, vía diálogo y negociación, a lo que Ortega tuvo que sumarse, finalmente”.
“Me parece que si los presidentes Arias y Ortega deciden actuar como estadistas, dejando todo personalismo, es posible superar las diferencias, lo cual conviene a los intereses de Centroamérica y de ambos países”, declaró Tünnermann.
A juicio del analista, “el Ortega de ahora no es el mismo Ortega de los años 80. El Ortega de ahora es cada vez más autoritario, con una clara propensión a transformarse en un dictador”.
“Del sandinismo auténtico, que inspiró la revolución de 1979, queda muy poco o nada en el gobierno actual de Daniel Ortega” y “esos principios han sido malversados y sólo se utilizan en la retórica oficial, pero no en la praxis gubernamental ni en el accionar del orteguismo”, aseveró Tünnermann.
El jurista dijo estar convencido de “la necesidad de impulsar la integración centroamericana, no sólo en el aspecto económico sino también en el educativo, científico y cultural”.
Por su parte, el guatemalteco Mynor R. Cordón y Cordón, representante ante el SICA del Consejo Superior Universitario (CSUCA), estima que el conflicto entre Arias y Ortega debe entenderse en un marco donde su liderazgo está en decadencia (Ver recuadro “Hay desconfianza hacia los gobernantes”).
INTEGRACIÓN = INDEPENDENCIA
Para el analista y sociólgo costarricense José Luis Vega Carballo, el presidente Óscar Arias “es un promotor y defensor a ultranza de los intereses de Estados Unidos en la región y de los nuevos corporativos y tecnocráticos neoliberales, que no quieren un SICA fuerte y participativo con representación de las sociedades y los movimientos sociales”.
Según Vega, especialmente con Ortega, a Arias “lo enfrentan diferencias ideológicas insalvables desde tiempos atrás, en la medida en que el sandinismo pretende seguir siendo nacionalista, populista y prointegración tanto centro como latinoamericana con su insistente mirada hacia el sur, en especial hacia Venezuela y Bolivia”.
“Ortega se define como un socialista del siglo XXI. Arias es un neoliberal del siglo pasado o más atrás”, agregó.
Vega rechazó una posible solución a estas diferencias políticas pues, en su criterio, “hay muy poco terreno en común en este momento para una negociación o alianza entre Arias y Ortega, tanto en la vía bilateral como dentro del SICA, donde Ortega ha denunciado el separatismo de Arias y de los intereses oligárquicos intra y extrarregionales que éste representa”.
“El rechazo y la desconfianza entre ellos son recíprocos”, explicó.
Vega Carballo reiteró que “de por medio están los intereses obstruccionistas de la integración real de los nuevos grupos de ricos (anti) centroamericanos aliados con Estados Unidos y globalistas, a los cuales pertenece Arias, que no quieren una integración con un SICA más fuerte y participativo y menos un SICA que nos coordine con los procesos integracionistas del resto de América Latina”.
El analista dijo que “la integración centroamericana es un proyecto de largo plazo, de corte nacionalista e independentista” pero “Estados Unidos intervino en los años de 1960 y posteriores mediante agencias como la Agencia para el Desarrollo Internacional (AID) y saboteó este esquema para imponer su política de divide et impera (divide y vencerás)”.
Así se generó “un espacio sólo de comercio intrarregional y se impidió que prevaleciera un esquema más amplio y profundo de integración regional”, agregó. El analista dijo que esta política “se consolidó con la aprobación del Tratado de Libre Comercio (TLC), un convenio “que no permitirá que haya acuerdos y proyectos entre países que no sean consistentes con su normativa”.
“La potencia norteña nunca ha querido -y hasta teme- a cualquier clase de integración en Centroamérica y el Caribe que no sea la que ella impone y comanda”, puntualizó el sociólgo.
RECUADRO
Mynor R. Cordón y Cordón:
“Hay desconfianza hacia los gobernantes”
Mynor R. Cordón y Cordón, representante ante el SICA como coordinador del Área de Relación Universidad-Sociedad de la secretaría general del Consejo Superior Universitario (CSUCA) considera que en Centroamérica aún no existe una verdadera convicción sobre las ventajas de la integración pues los ciudadanos desconfían de sus gobernantes y carecen de verdaderos líderes.
Cordón y Cordón participó la semana pasada en Panamá en una reunión de dos días del sector cultural centroamericano, en la que se lanzó un portal integracionista en internet (www.muchogustocentroamerica.net).
Este guatemalteco, médico de profesión, conversó con UNIVERSIDAD sobre el tema de la integración centroamericana y los conflictos entre países como el protagonizado recientemente por Nicaragua y Costa Rica.
¿Cómo evalúa el reciente conflicto entre los presidentes Daniel Ortega y Óscar Arias en el marco del SICA?
-Lógicamente (estos conflictos) afectan el proceso de integración y no deberían de darse.
Pienso que en Centroamérica la necesidad de integrarse no se ve de igual manera. Depende del enfoque que tengan los gobernantes y de cómo están concibiendo la conveniencia o inconveniencia de integrarse.
O sea que eso, ¿depende de las políticas de cada Gobierno?
-Depende de cómo ve la necesidad de integrarse un gobierno y cómo la ve el otro gobierno.Usualmente, lo ven desde el punto de vista de qué ventaja representa integrarse y son ventajas principalmente económicas.
En su criterio, ¿hay un verdadero deseo de integración en el istmo?
-En el caso de Europa, bajo el paraguas de la Unión Europea entran países con ciertas desventajas y que, en lugar de aportar a la comunidad cuando ingresan, más bien tienen que recibir el apoyo comunitario para desarrollarse. Esa convicción no está en Centroamérica.
¿Por qué?
-Nosotros estamos en un clima de desconfianza. Yo creo que todas esas cosas son las que hay que superar de alguna manera y para eso tiene que desarrollarse un liderazgo que tampoco tenemos en Centroamérica.
¿Depende entonces de los líderes, de quién esté en el poder?
-Yo creo que sí. Los países necesitan de un liderazgo auténtico pero lo que hay ahora es desconfianza hacia los gobernantes. Sin embargo, nosotros los centroamericanos tenemos que tener la esperanza de que iremos mejorando en elegir a quiénes nos gobiernan, desde lo nacional hasta lo local. Ojalá desarrollemos nuestros gobiernos con buenos líderes.
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