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Quienes llevamos a nuestra patria en el corazón, en el alma y en las vértebras. Quienes siempre hemos creído en la solidaridad con las personas desposeídas, quienes siempre hemos luchado por los que no tienen voz, quienes nos hemos enfrentado a todo tipo de injusticias, desigualdades y discriminaciones.
Quienes siempre hemos creído en un país libre, soberano e independiente, nos sentimos muy decepcionados con el accionar de los partidos políticos.
Nos sentimos decepcionados con todos los partidos políticos, pero sobre todo con los partidos llamados “patrióticos” que durante la lucha contra el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana (TLC) dijeron defender los “verdaderos intereses” del pueblo costarricense.
Tal parece que ya olvidaron los engaños, las manipulaciones, la persecución política, el uso y abuso de dineros públicos para favorecer sus intereses, las violaciones a la ley, el autoritarismo, la violencia y el maltrato, la mentira (Kevin Casas), la corrupción y el desprecio por la opinión de los demás por parte de los partidos de la oligarquía (PLN, PUSC, Movimiento Libertario, y otros apéndices).
Ninguno de los partidos de oposición (PAC, Frente Amplio, PASE y más recientemente la Alianza Patriótica) entendió y no creo que logre entender de qué se trataba esa lucha política que hemos librado en los últimos años y de qué se trata la lucha electoral en la que ya estamos inmersos.
Tal parece que su corta memoria les impide recordar que en las elecciones anteriores hubo fraude, porque el Tribunal Supremo de Elecciones nunca explicó qué pasó con las famosas 700 mesas con irregularidades. El hecho de que la oposición no haya tenido la hidalguía para defender la victoria, no significa que todo estuviera bien.
Tal parece que ya olvidaron que en el referendo sobre el TLC no solo mintieron al pueblo, sino que todo el proceso fue fraudulento. Hoy hasta ellos mismos (CANARA) reconocen su error. Lo más lamentable es que esos dirigentes que hoy pretenden gobernarnos, no tuvieron la valentía para denunciar el fraude en el momento oportuno.
Los partidos políticos de oposición me dan tristeza, lástima y rabia. Mientras organizan sus procesos internos de acuerdo con las leyes electorales, la derecha se prepara para burlarse de esas mismas leyes. Lo ha hecho siempre y lo seguirá haciendo, porque este es un país de pusilánimes, duélale a quien le duela.
Mientras los partidos opositores juegan sus “jueguitos electorales”, el Partido Liberación Nacional, representante máximo de la oligarquía y de los grupos empresariales nacionales e internacionales, enemigo de los intereses del pueblo, marcha firme hacia una casi segura victoria electoral en el 2010.
Ya se inició el circo electoral y en los partidos opositores comienzan a aparecer candidatos y candidatas hasta de debajo de las piedras, algunos debidamente ungidos por el supremo líder. ¿Pero realmente esas personas merecen nuestro respeto y nuestra confianza, cuando no han sabido defender dentro de sus partidos los principios que dicen defender esas agrupaciones?Yo soy cofundador de uno de esos partidos llamados “patrióticos” y hace algún tiempo me alejé de él, porque sentí que traicionó los compromisos éticos que le hicimos al electorado, por la falta de democracia interna y porque no me gustan los partidos con dueño, sean del signo que sean. Hice las denuncias a lo interno y a nadie pareció importarle.
Esta forma de trabajar y organizarse han llevado a este y otros grupos a cometer gravísimos errores estratégicos que entre otras cosas dificultaron o impidieron la conformación de una amplia coalición de fuerzas sociales que nos llevara a una victoria electoral en las próximas elecciones.
Ahora muchos hablan de alianzas, coaliciones y acuerdos, pero todos lo hacen de la boca para afuera; no creo que ninguno de los partidos políticos de oposición haya alcanzado la madurez política para entender que la construcción de un nuevo proyecto político nacional pasa por sentarse a negociar con humildad, dejando de lado los intereses personales y pensando en lo mejor para nuestra Patria.
Este es el momento para que los ciudadanos y ciudadanas patrióticas y seguidoras de los partidos políticos y sectores sociales contestatarios exijan ya un diálogo sincero para conformar una coalición política antineoliberal que le dispute el poder a los grupos oligárquicos en las próximas elecciones.
Si estos partidos no asumen un verdadero compromiso en ese sentido, no merecen nuestra confianza. ¡Si no hay alianza… no hay voto!
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