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Responsabilizan a piñeras por muerte de ganado

Los pequeños ganaderos de la zona del Caribe reclaman desde hace años una solución para el problema de la “mosca paletera” que nace en las fincas piñeras, pues no solo provoca que sus animales adelgacen, sino que para muchas reses ha significado la muerte.

Los pequeños ganaderos de la zona del Caribe reclaman desde hace años una solución para el problema de la “mosca paletera” que nace en las fincas piñeras, pues no solo provoca que sus animales adelgacen, sino que para muchas reses ha significado la muerte.
UNIVERSIDAD hizo un recorrido por algunas comunidades del Caribe para conversar con los finqueros, quienes sienten que están siendo “expulsados” por las plantaciones de piña.
Por un lado, los ganaderos reclaman indiferencia y negación por parte de los productores de piña y, por el otro, el desinterés de instancias gubernamentales hacia su problema, a pesar de los múltiples reclamos.
GRANDES PÉRDIDAS
A sus 76 años, don Antonio Mejías, de Río Jiménez de Guácimo, ha enterrado cinco reses durante el último año y ahora valora seriamente deshacerse de su ganado, pues la mosca está haciendo casi imposible mantener su actividad.
Sin dudar, don Antonio señala a la finca piñera que colinda con su propiedad, como la responsable de la enorme cantidad de moscas que atormentan a su ganado, al punto de debilitarlo y matarlo.
“La última vaca que enterré hace unas dos semanas estaba valorada en ¢350.000 y fue que en poco tiempo la mosca la debilitó de forma tremenda. La piñera no reconoce nada, y con costos vienen a poner los plásticos para atrapar a las moscas”, afirmó Mejía.
Estos plásticos en los que un pegamento las atrapa deben remplazarse cada semana como mínimo, pero la empresa a veces tarda hasta dos semanas sin realizar el cambio, según indicó Mejías.
“Tenemos tiempo de estar con este problema, la piñera nos está “fregando” por todos lados. Vea el pozo de agua de la comunidad donde está, en la pura cerca de la piñera, y ahí le fumigan cerca y todo.
El dueño de la finca ofreció sembrar unos árboles ahí para proteger el pozo, pero se quedó quedito y no hizo nada”, afirmó el pequeño ganadero.De tener 23 animales, don Antonio ahora solo tiene 11, pues además de los que ha tenido que enterrar, vendió otras reses “flaquitas” a un precio casi de regalo.
“Esto así no sirve, y uno se pone a pensar si mejor quita todo el ganado, pero a mi edad la agricultura no es como una opción, no tengo como pagar peones y la verdad no sé ni qué hacer ya”, afirmó Mejía.
Bastante lejos de ahí, en San Luis de Jiménez de Pococí, Marvin Guillén ya ha tenido que enterrar parte de su ganado, y vender algunos terneros para salvar los pocos animales que le quedan.
“Nosotros ya no hallamos ni qué hacer. Hace como 15 días se me murió un ternerito que estaba en cría; la vaca por la mosca lo abandonó, porque la mosca le saca la sangre a las vacas y las debilita”, explicó Guillén.
Este productor asegura que ha llamado en diversas ocasiones a la oficina del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) en la zona, pero en ese lugar le aseguran que la culpa de la mosca la tienen las plantaciones de banano.
“Uno llama al MAG, pero como ahí lo hacen a uno ir de allá para acá, le dicen que la mosca es por el banano, pero eso no es cierto, yo he vivido toda la vida aquí y nunca tuvimos mosca hasta que llegó la piñera”, manifestó Guillén.
Tanto Marvin como su padre han vivido siempre en San Luis, donde han vivido de la cría de animales, pero ahora valoran la posibilidad de dejar la ganadería para buscar otras alternativas.
“Yo tengo poquillo ganado, pero si esto sigue así, voy a tener que quitarlo. El año pasado tuve que vender cuatro ternerillos en ¢90 mil, para ver si salvaba las vacas; y el único que me dejé fue el que enterré hace poco”, recordó Guillén.
Este ganadero explica que la constante molestia de las moscas, hace que las vacas se desesperen tratando de quitárselas, se olvidan de cuidar a sus crías y pierden interés en la reproducción; además de que pierden mucho peso a pesar de estar bien alimentadas.
“La piñera de aquí cerca antes venía a poner los plásticos, pero ya al día siguiente estaban negros, llenos de moscas. Es que son muchas y los animalitos buscan quitárselos de encima, entonces van y se meten en la montaña o se salen de los potreros. Nunca antes tuvimos ese problema aquí”, afirmó Guillén.
SIN RESPUESTA
En Villa Franca de Guácimo, Martín Chavarría afirma que tiene más de nueve años luchando contra el problema de la piña, y  nota el poco interés de las autoridades de Gobierno para buscar una solución a sus problemas.
Entre decenas de cartas e informes, Chavarría ha estudiado a fondo las causas de la plaga de mosca y los efectos que esta tiene sobre el ganado.
En su criterio, el problema se inicia con los desechos de la piña luego de que es cosechada, pues es en ese material vegetal en descomposición donde las hembras de la mosca pueden colocar hasta 3500 huevecillos.
“De los 3500 huevos puede nacer hasta el 95% y la mosca como tal puede vivir entre 90 y 121 días. Los técnicos han calculado que 25 insectos que ataquen a un animal durante un día, lo hacen perder un kilo. Y aquí se han hecho conteos de hasta 700 moscas en un animal”, afirmó Chavarría.
Este ganadero mostró a UNIVERSIDAD las diversas denuncias que ha presentado ante la Defensoría de los Habitantes, los ministerios de Agricultura y Salud, ante la oficina de Sanidad Vegetal y el Servicio Nacional de Sanidad Animal (SENASA), e inclusive, ante la Sala Constitucional, sin tener aún una respuesta clara.
“Esto ha sido un calvario de nueve años desde que llegó la piñera. Les hemos mandado las denuncias con todas las pruebas, pero nadie quiere aplicar la ley. Hay un gran desinterés político en todo esto, y es porque somos pequeños ganaderos, si fuéramos grandes ya hubiesen hecho algo. Somos cerca de 400 productores”, afirmó Chavarría.
Para este productor, a las piñeras se les ha permitido “hacer de todo” bajo el pretexto de que generan empleo, pero nunca se consideran los empleos que están destruyendo cuando los ganaderos son prácticamente obligados a vender sus animales y tierras.
“Además hay que ver qué clase de empleo es el que generan. Lo que tienen son esclavos que trabajan desde las 5 a.m. hasta las 8 p.m. en la mayoría de las fincas. Incluso las mujeres entran a la planta empacadora a las 5 a.m. y no pueden salir sino hasta que se acabe el proceso”, aseguró el ganadero.
En su criterio, los empleados de las piñeras no pueden participar de las actividades sociales y comunales; y mucho menos integrar los grupos que buscan el progreso de las localidades como las asociaciones de desarrollo. “A mí no me da la gana irme de aquí, o se va la mosca o se van las piñeras. Vea cuántas comunidades tienen este problema y al día de hoy no hay una sola finca que haya sido sancionada por producir moscas; pero vamos a seguir denunciando esto”, aseveró.
Agregó que es posible evitar la mosca si se tritura adecuadamente el desecho de la piña y se cubre bien con tierra; pero si se deja descomponer el material, la larva puede salir incluso estando 40 centímetros bajo tierra.
El Presidente de la Cámara de Productores de Piña (CANAPEP), Abel Chaves, ofreció a UNIVERSIDAD una cita de entrevista para tratar estos temas, pero al cierre de edición no había definido la fecha.

  • Javier Córdoba 
  • País
France
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