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Mañana de domingo 28 para nunca olvidar: La transmisión televisiva muestra al presidente de Honduras Manuel Zelaya en una improvisada conferencia de prensa y en ropas de dormir junto al presidente Arias Sánchez en una base del aeropuerto Juan Santamaría.
Más temprano había sido violentamente amenazado, secuestrado y expulsado de su país con rumbo al nuestro.
Por dicha contamos con su testimonio por que la desinformación y la mentira en torno a lo acaecido son descomunales. Días antes de la consumación del golpe de Estado en Honduras (día 28 con la brutal expulsión del presidente Zelaya), La Nación S.A., periódico de mayor circulación en el país, ya funcionaba como legitimador/publicista de lo que Cristina Fernández, consternada, denominó, y con toda la razón, un “retorno a la barbarie”.
Repasando el editorial del 26 de junio el editorialista apunta a una creciente “oposición”: Ahora sabemos a qué tipo de oposición se referían: a la más brutal y efectiva para derrocar gobiernos, la militar y la de los grupos oligárquicos que resienten la disminución de su prestigio y privilegios.
En los párrafos siguientes, en dos oportunidades, llaman a la ‘sensatez’ al mandatario Zelaya. Tal llamado tampoco es inocente: lo suponen insensato, ¿desequilibrado tal vez?, en resumen: loco y, por tanto, incapacitado para gobernar un país.
Hacían con esto eco de la sucia treta del congreso de Honduras para continuar la ruta del golpe de Estado el cual creó una ‘comisión’ para inhabilitarlo. Y por qué no, nunca está de más, la homologación al “eje del mal”: En este imaginario perverso Zelaya es discípulo de Chávez: ¡faltaba más! ¿No es esto ideología, vulgar desinformación? Cierra el editorial con una condena lapidaria y por anticipado: Zelaya culpable.
Pero si quedaba duda del papel de legitimador y publicista del rotativo para con lo que avecinaba la portada de periódico al día siguiente era esclarecedora: en fotografía de primera plana se aprecia a unos cuantos militares junto a un puñado de ciudadanos hondureños y al pie de la fotografía se lee “Solidaridad popular con militares hondureños”.
Es más que sabido el odio y desprecio que emanan de las páginas de la Nación S.A. casi a diario, ya sea en editoriales o en artículos de opinión, acerca de los procesos políticos latinoamericanos que han llevado a la formación de gobiernos de “izquierda” y a la formación de alianzas en la zona como consecuencia (ALBA por ejemplo). Pero de ahí a hacer pasar por apoyo “popular” el inminente golpe de Estado militar es totalmente malintencionado, falso y censurable.
Es además irresponsable teniendo en cuenta lo que representan los militares en América Latina, que a diferencia de otros países en el mundo dónde están bien reglamentados y sometidos a control y hasta a veces sirven a causas humanitarias en zonas de conflicto, aquí más bien tienen una larga tradición de estar en contra de la población, de perseguir opositores y de instalar dictaduras sanguinarias.
Guste o no es la triste realidad de lo que han significado los militares en esta zona del mundo. Y el golpe de Estado al gobierno democrático y constitucional de Manuel Zelaya es un retroceso de poco más de veinte años en los procesos políticos de paz en la región centroamericana.
Sería saludable para todos que La Nación S.A. dejara de lado su odio, repensara su exabrupto y en los próximos días se dedicaran al menos por una vez a informar. Resumo lo que quiero decir con las sabias y prudentes palabras de John Donne: “Nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas; doblan por ti”.
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