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Los resultados electorales cambiaron el mapa político argentino, al abrir las puertas de las presidenciales del 2011 a una posición más conservadora.
Los Kirchner luchaban por su supervivencia política en unas elecciones anticipadas en las que juegan su futuro en la Provincia de Buenos Aires, el principal distrito electoral del país y los resultados no han sido positivos, enanos comicios que renovaron la mitad de la cámara y un tercio del senado.
El peronismo disidente, encabezado por dos poderosos empresarios, el alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, y la cabeza de la lista parlamentaria de la agrupación Unión PRO, Francisco de Narváez, logró imponerse al expresidente Néstor Kirchner en la provincia de Buenos Aires, el principal centro electoral del país, por 34,5% a 32,1%, lo que representa unos 160 mil votos de ventaja.
De ese modo, la Unión PRO de De Narváez y Macri logrará trece bancas en la cámara en representación de la provincia, mientras el peronismo oficial verá la suya reducida de 18 a 12. En tercer lugar quedó el Acuerdo Cívico y Social, de Margarita Stolbizer y Ricardo Alfonsín, con ocho diputaciones.
En la provincia de Buenos Aires, Kirchner perdió ampliamente en el interior, el cual se caracteriza por tener una fuerte dedicación agraria, y ganó por menos de lo esperado en el conurbano, lo que permitió, finalmente, el triunfo de De Narváez.
En la ciudad de Buenos Aires, donde se daba por descontada la derrota del kircherismo, los resultados solo confirmaron las expectativas: el oficialismo quedó en cuarto lugar, con apenas 11,6% de los votos.
La candidata de Macri y De Narváez, Gabriela Michetti, logró el 31% en la capital, seguida de un sorprendente Fernando Solanas, el cineasta, con 25%, relegando a un tercer lugar la excandidata presidencial Elisa Carrió, del Acuerdo Cívico y Social.
Pero mientras casi todos los ojos estaban concentrados en los resultados de la Provincia de Buenos Aires, donde se hacían las apuestas mayores de esos comicios las encuestas mostraban un resultado estrecho, otros actores también se jugaban su destino político. Entre ellos, el vicepresidente Julio Cobos, que se separó de la presidenta Cristina Fernández en una trascendental votación en el Senado el año pasado, y decidió, con su voto, el fracaso de la reforma al sector de la soya, impulsada por Fernández.
Cobos se impuso en su provincia, Mendoza, donde sus candidatos alcanzaron casi el 50% de los votos, doblando a los del peronismo, posicionándose también como figura con aspiraciones presidenciales en el 2011.
Conocidos los resultados provisionales, los candidatos del Gobierno caían en los cinco distritos principales del país, considerando su población y poder económico: la provincia y la ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza.
En Santa Fé, el expiloto de fórmula 1, Carlos Reutmann, confirmó su favoritismo con una ajustada victoria para el senado, que lo pone en condiciones de desafiar a los Kirchner dentro del peronismo.
Para confirmar el debilitamiento de sus posiciones, los Kirchner sufrieron una sorprendente derrota en su provincia, Santa Cruz, en manos del radical Eduardo Costa.
Con esos resultados, el gobierno pierde la mayoría en ambas cámaras y tendrá que negociar con la oposición sus planes de gobierno para los próximos dos años.
LECTURA DIVERSAS
La doble victoria de Unión PRO, en la provincia y en la ciudad de Buenos Aires, “consolida los tres proyectos de la derecha: el presidencial de Macri, la carrera para gobernador de De Narváez y el de jefa de Gobierno de la capital, de Michetti.
Pero a la vez el éxito conjunto de los dos empresarios implica una nueva lucha de poder”, señaló el diario Página 12, para quien, desde hoy, De Narváez es el “gran elector”.
«Quién puede negar, luego de analizar la coyuntura seriamente, sin el bochinche mediático, la existencia de dos grandes bloques en disputa: uno de centroizquierda, que sostiene los avances generados durante los últimos seis años, y otro de derecha, encarnado principalmente por Mauricio Macri y Francisco de Narváez, que representa la brutal vuelta al conservadurismo menemista», decía el diputado socialista Jorge Rivas pocos días antes de las elecciones.
La derrota de los Kirchner empezó a tejerse cuando perdieron la crucial votación en el senado, para imponer nuevos impuestos al poderoso sector de la soya, que entonces hacía millones gracias a los crecientes precios del grano.El extitular de la Sociedad Rural Argentina, Luciano Miguens, ahora secretario de Agricultura de PRO, dijo a Página/12: “Este gobierno tiene aislado al campo.
A partir de mañana, tiene que haber una política agropecuaria en serio, sin el Congreso hegemónico que hubo hasta ahora”. Su plataforma es la eliminación de las retenciones que impone el gobierno a los exportadores de soya.
Las elecciones legislativas de Argentina ofrecen diversas lecturas. Una es la del resultado nacional. Ya antes de los comicios se daba por descontado que los Kirchner perderían la mayoría absoluta con la que cuentan en el actual Congreso.
“Hay coincidencia de que el kirchnerismo perderá caudal de votos respecto a las elecciones legislativas del 2005 y también si se lo compara con las presidenciales de 2007, en la que Fernández ganó por más del 40% de los votos”, señalaban los analistas.
La otra batalla se daba en la Provincia de Buenos Aires, donde Kirchner descartaba cualquier posibilidad de derrota, aunque las encuestas mostraban una competencia cerrada con De Narváez.
Conocidos los resultados, Rosendo Fraga, un analista conservador, señaló que “Las elecciones previas a las presidenciales en la Argentina, como las realizadas el 28 de junio, aunque sean sólo legislativas, son también prepresidenciales, como lo muestra el análisis de las cinco precedentes”.Quien pierde estas elecciones, añadió, “pierde las presidenciales siguientes.
Así sucedió en 1987, 1993 -en ambas todavía el mandato presidencial era de seis años-, 1997, 2001 y 2005.”
PRIVATIZACIONES
Unión PRO se cobija bajo la bandera de un peronismo disidente y el hecho de que existan dos listas del peronismo ha vuelto a poner sobre la mesa el tema de las privatizaciones, que el expresidente Carlos Menem llevó hasta un extremo en la década de los años 90 y que la actual administración revirtió.
“Podría resultar paradójico que la predicación de reprivatizar el sistema de jubilaciones por parte de Mauricio Macri resurja en el actual clima mundial, más aún cuando las tres cuartas partes del dinero de las jubilaciones privadas estaban invertidas en los cada vez más derrumbados bonos y acciones.
También podría resultar sorprendente que se aspire a reprivatizar la doblemente vaciada (por capitales privados) línea de bandera Aerolíneas Argentinas”, señalaron los sociólogos Federico Basualdo y Pablo Manzanelli, en vísperas de las elecciones.
Claudia Rucci, hija de un muy conocido dirigente sindical peronista, asesinado en 1973, y candidata a diputada en la lista de De Narváez, rechazó esa tendencia privatizadora y agregó que no le molestaría, “si funciona bien, estatizar los ferrocarriles y las telefónicas”.
La afirmación provocó disgusto en Unión-PRO, donde Macri abandera la propuesta de las privatizaciones, un tema del que el mismo De Narváez ha preferido tomar cierta distancia.
Las propuestas privatizadoras llevaron a Néstor Kirchner a afirmar que “cada vez que quieren volver los neoliberales se tratan de esconder detrás del peronismo, único instrumento que encontraron para su retorno”.
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