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Cuerpos (in)migrantes

En la contemporaneidad migrar puede parecer extraño, pues el sentido de la palabra ha perdido el peso de “despojo de identidad”, borrar fronteras era el estandarte ante el (re) conocimiento del otro; la posibilidad de obtener información rápidamente (real, verosímil o hasta la fantasía más absurda), ayuda a (re)conocer, (re)entender y (re)localizarse en contextos personales y generales.

En la contemporaneidad migrar puede parecer extraño, pues el sentido de la palabra ha perdido el peso de “despojo de identidad”, borrar fronteras era el estandarte ante el (re) conocimiento del otro; la posibilidad de obtener información rápidamente (real, verosímil o hasta la fantasía más absurda), ayuda a (re)conocer, (re)entender y (re)localizarse en contextos personales y generales.
Mirando al Sur
Jueves 11 de junio, 2009. Centro Cultural Oswald de Andrade, Sao Paulo, Brasil.
Ou – Topos | Coreógrafo y director: Humberto Canessa [de la CND Costa Rica]
Punto Ciego | Coreógrafo y director: Francisco Centeno [de la CND El Salvador] 
Ante la idea de borrar, prefiero diluir, ya que en ella se permite el intercambio sincero sin pretensiones; la danza como agente cultural provoca la disolución de fronteras comunicativas.
El proyecto Mirando al Sur da la posibilidad de esta (di)solución. ¿Costarricenses y salvadoreños en conjunto migrando al sur? Parece talvez una (re)invención de lo establecido, casi una herejía y con ella me identifico, reconociendo la importancia de vernos parte de América Latina y de que el sur (re)descubra el norte próximo, muchas veces identificado exóticamente y en otras totalmente (des)conocido.
Los trabajos de Canessa y Centeno exploran de diversas maneras la cuestión, llevando al público a una (re)estructuración de la imagen de ese emigrante, migrando con su materia física y con ella su historia inscrita en el cuerpo, foco de la danza como arte. Esta (in)migración en contextos diversos (re)humaniza el cuerpo.
Al entrar en la sala se reconoce un hombre sentado y un vaso llenándose con una gota de agua constante, en una relación al parecer sagrada. Al fondo aparece una procesión de cuerpos diferenciados del primero, pues ellos no tienen la posibilidad de manipular esta agua y los otros elementos escénicos.
El espectáculo se desarrolla a través de la manipulación de esos cuerpos en variaciones en el espacio, siempre con la idea de ir a algún lugar, señalizando con una tiza en el piso diversas figuras, creando caminos, fronteras e islas. Generando varios momentos de tensión dramática, la pieza acaba sin resolver el conflicto de los individuos que migran a diversos espacios, en un viaje constante con residuos de antaño.
En Ou-topos, el cuerpo se muestra afectado en la búsqueda de una esencia, atrapado en la confusión de su mundo, mundo no localizado, cualquier mundo, señalizando un camino para salir de ese lugar. ¿Cuál camino? ¿Cuáles caminos? Los intérpretes crean rutas, las confunden, las borran, al final las diluyen, su significado no es visible para ellos, talvez porque no consiguen verlo desde donde están o porque no están preparados. La búsqueda de un elegido por parte del “Gurú” personificado por Canessa, deja en el ambiente una neblina de continuación ad infinitum.
La obra de Centeno inicia en silencio con la manipulación del cuerpo femenino (constante en la obra), tres hombres y tres mujeres identificados en el imaginario del emigrante latino en los Estados Unidos.
En la obra se (re)conoce un “coyote” que es dueño y señor de los seres envueltos en la búsqueda de un sueño, “sueño americano”. La fuerza de este joven elenco genera durante la obra diversos focos en cuerpos maleables y flexibles, necesarios para la propuesta de Centeno, que explora movimiento, desequilibrio e inestabilidad durante el desarrollo de la obra.
Una cuerda va elevándose en el transcurrir de la obra -una cuerda-frontera, cuerda-límite-, el drama de los intérpretes en la procura de dinero (elemento físico en escena) que no consigue saciar, ni apagar la tragedia de una parte de la población centroamericana, llevándolos al exterminio.
En Punto Ciego, el cuerpo es explorado en la acción cotidiana y específica (in)migración centroamericana (cuerpo-materia y cuerpo-mercancía), Centeno (re)crea su obra, por medio de la metáfora de la “esperanza mal alcanzada”. ¿Lo conseguiré? ¿Qué conseguiré? Preguntas que aparecen a través de la obra al identificarme con ello.
Las relaciones con fronteras de agua, agua como elemento unificador de los trabajos (escasez y exceso), llevan a (re)colocar la idea de borrar, borrando vidas y caminos, borrándose ella misma, (re)considerando la idea de diluir.
Con los trabajos de las Compañías Nacionales (Costa Rica y El Salvador), el mirar al sur se diluye en un (re)inventar el imaginario de (in)migración, (re)localizando y diluyendo así los conceptos de frontera e identidad latinoamericana.

  • Leonardo Sebiani Serrano (Estudiante de Doctorado en Artes Escénicas Universidad Federal da Bahia (Brasil))
  • Opinión
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