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La solicitud de mediación hecha por EE.UU. al mandatario Óscar Arias,para sentar a las partes en un diálogo, evidencian un distanciamiento entre José M. Insulza y la Casa Blanca.
Tres semanas después del golpe de Estado contra el gobierno de Manuel Zelaya, en Honduras, la lucha por el retorno al régimen institucional se ha trasladado a tres escenarios: el nacional, donde el gobierno de Roberto Micheletti trata de avanzar hacia la institucionalización; el internacional, donde ambos luchan por su reconocimiento; y el proceso de mediación, que es un reflejo de lo que ocurre en los otros dos.
El lunes 13 el gobierno de Micheletti suspendió el toque de queda impuesto desde el 28 de junio pasado, mientras las protestas contra el golpe parecían perder fuerza. Solo un gremio de profesores de secundaria mantenía su disposición de manifestarse en las calles, organizando bloqueos en distintos puntos de la capital.
El Bloque Popular, una organización que apoya al mandatario depuesto organizó una marcha hasta la parte sur de la ciudad, que bloqueó los accesos al aeropuerto de Toncontín. Un paro general fue convocado para los “próximos días”, pero nada asegura que pueda tener los efectos que los opositores al golpe desean.
A eso se suma el incremento de la represión, con los edificios públicos bajo control militar, la detención de más de un millar de personas, la expulsión de periodistas extranjeros vinculados a cadenas venezolanas de televisión, y el asesinato de dos dirigentes del partido Unificación Democrática (UD) el sábado 11.
Roger Iván Bados, de 54 años, fue asesinado por hombres armados en su residencia de San Pedro Sula, 240 kilómetros al norte de Tegucigalpa, mientras que Ramón García, de 40 años, recibió cuatro balazos cuando bajó del autobús en Callejones, en el municipio de Macuelizo, departamento de Santa Bárbara, en el oeste del país.
Micheletti ha introducido también cambios en su gabinete, ya que pasó al ministerio de Gobernación a su “canciller”, Enrique Ortez Colindres, después del agravio infligido al presidente Obama, al que calificó de un “negrito que no sabe nada de nada”.
En su cargo fue nombrado Carlos López Contreras, quien ya ocupó el cargo durante el gobierno de José Azcona (1986-1990), cuando Honduras servía de base para la operación de los “contras”, en apoyo a las políticas del gobierno de Ronald Reagan contra el régimen sandinista de Managua.
López Contreras, miembro del conservador Partido Nacional, encabezará ahora la delegación de Micheletti en el diálogo en San José. PAPEL DE EE.UU.
En el escenario internacional, Estados Unidos logró marginar de las negociaciones a los países del ALBA, encabezados por Venezuela, que jugaron un papel muy activo en los primeros días del golpe, hasta lograr la condena unánime de la Asamblea de las Organización de Estados Americanos (OEA), que exigió el retorno del régimen constitucional en Honduras, y del presidente Zelaya a su cargo.
La Secretaria de Estado Hillary Clinton propuso al presidente Óscar Arias como mediador en el conflicto, gestión que se inició la semana pasada y que deberá continuar este fin de semana.
Por su parte, Zelaya se reunió el sábado 11, luego de la primera ronda de reuniones en San José, con el responsable para América Latina del Departamento de Estado, Thomas Shannon, y con el asesor para la región del presidente Barack Obama, Dan Restrepo, afirmó el portavoz del Departamento de Estado, Ian Kelly.
Durante el encuentro, dijo Kelly, Shannon y Restrepo «reiteraron el apoyo de Estados Unidos a la restauración del orden democrático en Honduras y por supuesto a la mediación del presidente Arias».
El gobierno de Micheletti envió una delegación a Washington, a hacer cabildeo entre senadores, congresistas y otras esferas de influencia política en la capital estadounidense, que podría dar resultados, según fuentes hondureñas.Shannon y Restrepo le reiteraron a Zelaya el apoyo de su país al “orden constitucional”, pero eso no es lo mismo que seguir insistiendo en su retorno al poder.
Por otra parte, se abrió un nuevo frente en esa batalla internacional, ahora en torno al cargo del Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza.
El diario conservador chileno, “El Mercurio”, publicó esta semana una nota que tuvo amplia repercusión, afirmando que la Secretaria de Estado no apoyaría la reelección de Insulza en el cargo, el año que viene.
¿ARIAS A LA OEA?
Según El Mercurio, Estados Unidos estaría disgustado por el apoyo de Insulza al levantamiento sin condiciones de las sanciones impuestas en 1962 a Cuba en esa organización. Estas últimas fueron suspendidas en la reciente Asamblea de la OEA en San Pedro Sula.
El Departamento de Estado tampoco estaría satisfecho con la posición de Insulza en el caso de Honduras, por lo que lanzó la iniciativa de mediación bajo la conducción de Arias, más próximo a las posiciones de Washington.
“Se espera ahora que Arias logre negociar una fórmula inteligente, que permita restituir la normalidad sin que Zelaya pueda ser instrumento de los planes de Chávez”, señaló otro diario chileno, al comentar la noticia.
Así las cosas, no se descarta tampoco que Arias pueda ser la carta de la Casa Blanca para sustituir a Insulza en la OEA, coincidiendo con que el mandatario costarricense deja su cargo en mayo próximo.
Cuando Arias dejó su primera presidencia, le consulté sobre esa posibilidad. Me contestó entonces que “tenía ofertas mejores”, sin que se sepa que se haya concretado alguna.
Ahora no se descarta que, dependiendo de los resultados de las negociaciones, y de un posible avance conservador en los diversos comicios en América Latina, incluyendo Chile, esa posibilidad pueda ser considerada nuevamente.
MEDIACION
Mientras los escenarios nacionales e internacionales siguen muy fluidos, se anuncia una segunda ronda de conversaciones en San José, entre representantes de ambas delegaciones.
En la primera no fue posible acercar posiciones. La excanciller hondureña, Patricia Rodas, quien encabezó la delegación de Manuel Zelaya, reiteró que lo único por discutir eran las condiciones para el retorno del mandatario al poder.
A partir de eso, afirmó Rodas, todo lo demás era negociable.Sin embargo, la posición de la delegación de Micheletti fue también de que no había ninguna posibilidad de retorno de Zelaya al poder.
Ello llevó a un impase que debe ser ahora analizado en la segunda ronda de conversaciones, considerando los cambios ocurridos en el escenario nacional e internacional en torno a este conflicto.
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