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Gustavo Rojas: “La Compañía de Teatro es del Estado, no del Gobierno”

El exdirector de la CNT explica los entretelones de su renuncia.

El exdirector de la CNT explica los entretelones de su renuncia.
Una de las primeras decisiones de Laura Pacheco, Viceministra de Cultura fue nombrar en agosto del año pasado a Gustavo Rojas como director de la Compañía Nacional de Teatro (CNT) por “su actitud de productor, necesaria en el sector público y especialmente en el MCJ…Gustavo escogió ser actor porque tiene pasión  por lo que hace”.  Pero 11 meses después la CNT se quedó nuevamente acéfala, sin rumbo ni futuro claro.
El pasado 30 de junio Rojas presentó su renuncia ante María Elena Carballo, Ministra de Cultura, porque las diferencias con las jerarcas respecto del manejo de la Compañía no lograron solucionarse.  Según Rojas, al Gobierno no le interesa fortalecer las compañías artísticas del Estado, no entiende para qué fueron creadas y ni siquiera sabe qué hacer con ellas.
Aunque el exdirector mantuvo silencio sobre las verdaderas razones de su salida, decidió conversar con UNIVERSIDAD para alertar sobre la falta de derroteros que podrían atentar contra el desarrollo cultural de nuestro país.  De seguido un resumen de la entrevista realizada el 16 de julio pasado.
CLARAS DIFERENCIAS
Gustavo Rojas dijo a UNIVERSIDAD que aceptó el reto de dirigir la CNT porque “le guarda mucho cariño” y que su relación con ella se inició en 1974, cuando trabajó como su promotor.  Además, “siempre le guardaré mucha lealtad, y eso generó la mayor parte de mis problemas como director.  Porque entonces me convierto en un defensor de la institución y de los objetivos para los que fue creada: hacer teatro”.
“Lo primero que dije cuando fui contratado fue que no se necesita ser muy inteligente ni muy audaz para saber que la misión de la CNT es producir teatro, entonces no requiero de muchos estudios ni de asesores.  En un determinado momento este Gobierno contrató a asesores para que vinieran a decir qué hacer con la CNT, aunque creo que lo que posiblemente andaban buscando era argumentos para cerrarla”.
“Traté durante mi gestión de demostrar que la Compañía podía funcionar, aun cuando desde el punto de vista presupuestario no pueda hacer grandes cosas, y de tener problemas con el personal técnico y de apoyo.  Aún así me empeñé en demostrar que la Compañía debe existir, por ejemplo ahora tiene dos obras en cartelera”, continuó.
Rojas advirtió las diferencias cuando se opuso a que la Compañía y su director quedaran bajo los planes institucionales del Teatro Popular Melico Salazar.  “La CNT es parte del Melico porque las compañías artísticas del Estado carecen de una ley constitutiva, y alguien se dio cuenta que el Melico la tenía, entonces se agruparon por una cuestión funcional. Siempre dije que lo último que haría siendo director de la CNT era permitir que se convirtiera en el departamento de teatro del Melico. Aquí ya vas mal si vas nadando contra esa corriente”. 
Por otra parte, en carta fechada el 18 de junio, la viceministra de Cultura llamó la atención a Rojas por haber consumido la mayoría del presupuesto anual y le dijo que “para este periodo se ha ejecutado 66% del presupuesto.  Con el resto se financia las acciones del Plan Nacional de desarrollo y para el normal funcionamiento”.  Ante los señalamientos, Rojas contestó que “la CNT debe tener puertas abiertas todo el año con producciones y no con una cosita cada muerte de obispo para justificar la existencia”.Aseguró que el problema presupuestario se debió en parte a que se le ordenó hacer recortes del 20%, cuando ya la compañía tenía proyectos en marcha.  Y aunque las jerarcas han dicho que hay recursos y que los disminuciones no afectaron los programas, Rojas niega esta versión, porque lo que hicieron fue “desvestir un santo para vestir a otro”.
Otro de los puntos en la carta de Pacheco, fue la afirmación: “Se han notado diferencias en mantener oportuna y debidamente informadas a sus autoridades superiores, a la junta directiva y la Viceministra de Cultura, acerca de temas importantes para la toma de decisiones”. El exdirector alegó que todas las decisiones fueron aprobadas en junta directiva, encabezada por Laura Pacheco. “Quisiera preguntarle por qué alega este desconocimiento”.
En respuesta enviada a la Viceministra le dijo: “No puedo aceptar esa carta (la enviada por la viceministra) porque los hechos hablan por sí solos.  Es una carta ofensiva, irrespetuosa y desde todo punto de vista, me desautoriza como funcionario de confianza. Durante mi gestión asistieron 16.227 personas a funciones de la CNT y otras coproducidas con grupos independientes. Quisiera ver qué otro programa en 7 meses ha llegado a esos números”. 
Agregó que durante los 11 meses en la dirección no dejó de programar obras, pese a las que se planearon en La Aduana y la sede la CNT.  “Pedí una sala provisional, y finalmente monté uno en otro espacio, pero ahora la CNT tiene su departamento de producción en el Centro de Cine, el de costura en el Melico, los técnicos en la sala 1887 y luego se quedó sin programación”, manifestó.
“A este ministerio no le interesan las compañías.  Ahora dicen que gastarán ¢1.800 millones en la nueva sede de la CNT.  Perfecto, pero deben darle contenido presupuestario, porque sino será un teatro de alquiler, similar a lo que se convirtió el Melico Salazar.  Demuéstrenme que además de esa inversión en La Aduana ya están aprobando el presupuesto para la CNT, por lo menos ¢200 millones para el 2010”, apuntó.
Otra de las diferencias de criterio fue la manera como entienden el presupuesto anual bajo su responsabilidad. 
Rojas aclaró que desde su punto de vista, “nosotros invertimos en producciones, no gastamos.  Para ellas es un gasto”.  Esto no responde a un plan premeditado.  “Yo respetaría ese punto, si eso respondiera a una política pensada.  Para poder pelear contra algo y eliminarlo, uno debe conocerlo, y declararle la guerra.  Pero a la cultura no se le ha declarado la guerra, es un problema simplemente de que no entienden de que se trata.  Yo no me imagino a una funcionaria pensando cómo destruir el teatro costarricense, porque para eso se necesita ingenio. 
Después de todo la compañía seguirá sobreviviendo porque en la medida en que haya gente de teatro, actores, dramaturgos, músicos, técnicos, seguirá existiendo.  El teatro resurge como el ave fénix, nace y renace todos los días, a pesar de ello”.
MÁS PIEDRAS EN EL ZAPATO
A inicios de agosto del año pasado, la viceministra dijo que con el nombramiento de Rojas como director de la CNT, resolvió lo que denominó “una piedra en el zapato”.Pero al parecer, las piedras siguen apareciendo en el camino para que se cumpla el Plan Nacional de Desarrollo en materia cultural, y ha tenido que enfrentar ácidas críticas que han señalado falta de capacidad en sus jerarcas y un estilo administrativo que pretende que sus directores artísticos acaten órdenes sin cuestionar o pedirles permiso cada vez que son interrogados por periodistas, aseguró Rojas.  “Este gobierno no me puede acusar de otra cosa más que haber sido un funcionario las 24 horas del día dispuesto a defender a la institución en la que fui nombrado”, agregó .En la carta enviada a Pacheco respondió algunos de los cuestionamientos en una nota anterior del 18 de junio. En ese momento Rojas, quien aún fungía como director de la CNT, le dijo que “que mi único pecado ha sido impedir que una institución como la que honrosamente represento, sea convertida en un departamento del Teatro Melico Salazar.  Me he opuesto a una ley que ustedes presentaron mediante la cual se termina de enterrar a la Compañía Nacional de Teatro y a los otros programas, quitándonos a los directores capacidad de decisión, que son en definitiva los que saben de teatro o danza.  Son varios los puntos que desconocía, y que de haberlos tenido claros, no habría aceptado el puesto que con tanto entrega ostento actualmente”.
“La ley que acabo de mencionar, la remoción de la CNT de sus instalaciones antes de tener una nueva sede, la orden de subejecutar un presupuesto cuando ya había planes aprobados y proyectos iniciados, los planes de convertir la actual sala sin contenido económico y un puesto cuyo nombre, director general y artístico, se convierte en la práctica en un funcionario que acata órdenes sin cuestionar siquiera el efecto institucional de éstas.  Son factores y circunstancias que distan mucho de lo que usted me propuso la primera vez que hablamos”.
Rojas agregó que las jerarcas “no le perdonan haber contratado a dos directores que tienen su conciencia clara y critican la política de gobierno.  Al momento de llamar a Bernal García a dirigir la CNT no le estoy comprando su conciencia y si contrato a Rubén Pagura para que se presente en un teatro del ministerio tampoco.  Son personas a quienes respeto muchísimo porque son políticamente consecuentes”.
Dichas afirmaciones se relacionan con las declaraciones que la viceministra dio a la revista electrónica RedCultura.com, en la que se refirió a las críticas de los detractores a la gestión de este gobierno, incluido Bernal García. En dicho medio, Pacheco dijo que “si quieren ser muy coherentes que no lo hagan (participar en proyectos de ministerio), si creen que estamos haciendo tan mal las cosas que no apliquen a los fondos, que no se beneficien, que hagan otro tipo de propuestas”.
Ante esto Rojas dijo enfáticamente que hay programas como Proartes, “que es maravilloso, pero cuando oigo la frase de que tal persona debe quedarse callada porque se beneficia, debo entender que es para callar conciencias o bocas.  Todo lo contrario.  La obligación del ministerio es apoyar y producir cosas”.

Una historia de altibajos
Desde la anterior administración la Compañía Nacional de Teatro ha tenido una reducida actividad debido a la ausencia de un director artístico.  Durante la gestión de Aurelia Garrido, exviceministra de Cultura, se prometió durante dos años que se nombraría a una persona, pero los cacareados “diagnósticos” sobre la CNT nunca se tradujeron en acciones concretas.
Con la renuncia de Garrido, y tras pocos días en su cargo, Laura Pacheco nombró a Gustavo Rojas, y según afirmó, se le otorgó toda la autoridad para tomar las decisiones necesarias para poner a marchar a la compañía.
Entre sus facultades estaban decidir las contrataciones, elegir a los directores  por contrato; en fin, las decisiones de carácter artístico.  En conclusión, “del dicho al hecho hay mucho trecho, y cuando empecé a ser un funcionario incómodo recibí una carta que derramó el vaso”.
Recordó que llegó a la CNT muy ilusionado, con deseos de “imprimirle energía, ilusión, trabajo, planes, objetivos y sobre todo mucho amor. Todo eso lo he cumplido, aun a costa de mi tranquilidad personal y familiar y de las sorpresas que en la práctica se me presentaron”.
El ahora exfuncionario propuso solucionar la situación de la CNT con una ley propia.  “Creo firmemente en que es necesario una ley que le dé ejecutividad, que le permita una autonomía funcional a la CNT y a la Compañía Nacional de Danza.  Se trata del teatro estatal y no del gobierno del turno.  Aplaudo la inversión en La Aduana, pero un edificio sin contenido presupuestario, termina siendo una sala de eventos”.
“A la CNT había que darle actividad este año para justificar un buen presupuesto en el 2010. Si no hacemos nada no hay justificación ante la autoridad presupuestaria para pedir un monto mayor”.  Esto fue planteado a sus jerarcas, aseguró Rojas, “pero a estas alturas del partido, olvídese que admitan algo”.
“Cuando entendamos que cada cuatro años no hay que inventar el Estado, cuando lleguemos a entender que debemos diseñar un país con futuro específico al que los gobiernos de turno tienen que responder a esa visión estaremos hablando de verdaderas políticas de cultura”
Sobre su futuro como actor, Rojas expresó confianza. “Los gobiernos son de turno, los artistas permanecemos un poco más de tiempo. Quienes hemos hecho una carrera como artistas, no tenemos que tenerle miedo a este gobierno o al otro”.
 

  • Eduardo Muñoz 
  • Cultura
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