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Tierra florida

A propósito de la celebración del aniversario 185 de la Anexión del Partido de Nicoya a Costa Rica, se ha hablado mucho de las causas históricas que llevaron a aquel trozo libre e independiente de terreno a unirse a su vecino del sur sin coacción y en un acto de pura soberanía; pero poco se ha hablado del Guanacaste de hoy, su importancia y todo lo que ha aportado esta provincia a Costa Rica y que hoy la engrandece y la hace lo que es.

A propósito de la celebración del aniversario 185 de la Anexión del Partido de Nicoya a Costa Rica, se ha hablado mucho de las causas históricas que llevaron a aquel trozo libre e independiente de terreno a unirse a su vecino del sur sin coacción y en un acto de pura soberanía; pero poco se ha hablado del Guanacaste de hoy, su importancia y todo lo que ha aportado esta provincia a Costa Rica y que hoy la engrandece y la hace lo que es.
Es amplio el conocimiento que tenemos los costarricenses de los aportes que Guanacaste ha hecho a Costa Rica en casi dos siglos: sus bailes, su música, sus comidas y sus costumbres. Cada vez que los ticos hablamos de folclor, hablamos de sus bombas, de sus dichos, de sus historias, de sus sabaneros, de sus tinajas y de sus trajes típicos.
Pero el Guanacaste de hoy es muy diferente al del siglo pasado; ya no es aquella provincia que dependía casi por completo de la ganadería y otro tanto de la agricultura; el turismo es la actividad económica principal desde hace un buen tiempo; la inversión es evidente tanto en el campo inmobiliario, como financiero y de servicios, las redes de comunicación son muchas y mejores; se puede recorrer la provincia de punta a punta sobre carreteras de asfalto en muy buen estado; la educación de los guanacastecos es mucho mejor, una buena de parte de ellos es bilingüe, con estudios universitarios o por lo menos con secundaria completa; las instituciones educativas de enseñanza superior públicas y privadas tienen la gran mayoría sedes acá con amplias zonas verdes, todos los adelantos tecnológicos y con instalaciones de primera línea, lo que ha ayudado mucho a los guanacastecos que antes debían emigrar al Valle Central si querían completar sus estudios universitarios.
Guanacaste no sólo representa buena parte de la historia de nuestro país, sino que es su futuro; superada solo por Puntarenas en extensión territorial, posee una superficie de diez mil ciento cuarenta y siete metros cuadrados lo que representa el veinte por ciento de la extensión del país, con una rica diversidad de recursos naturales, con un Aeropuerto Internacional de primera línea que apenas comienza a darnos una idea de lo que será a mediano plazo: puerta de entrada a Costa Rica.
Es un hecho que el futuro y, es más, el presente de nuestro país se desarrolla en esta provincia, los hechos así lo confirman, son ya centenas de compañías que han comenzado operaciones bajo el sol guanacasteco no solo en busca de ese futuro no muy lejano, sino para escapar del asfixiante hacinamiento de la capital que está al punto del colapso, de ahogarse en la delincuencia y el caos vial que tanto entorpece el desarrollo.
Las cualidades saltan a la vista: una provincia conformada por once cantones, de los cuales siete poseen bellas playas, muchas de estas aún inexploradas, los otros cuatro (Bagaces, Abangares, Cañas y Tilarán) aunque no poseen costas son de los que mayor belleza escénica ofrecen a sus visitantes y los que mayor potencial albergan para la producción de energía limpia, sea esta eólica, hidroeléctrica o térmica.
Una provincia en la que el mismo día es posible desayunar al pie de sus volcanes y almorzar frente a la playa, con todos los servicios que la vida moderna demanda, con opciones habitacionales por doquier y con gente de gran valía dispuesta a enfrentar los nuevos retos que están por venir.  Fue en Guanacaste donde nació el expresidente Tomás Guardia, quien abolió la pena de muerte, es en Guanacaste que se desarrolla el motor de plasma futuro de la propulsión de los viajes espaciales; es en Guanacaste donde una niña que aún no cumple diez años da recitales de piano como los mejores del mundo; es en Guanacaste donde está el campeón nacional de futbol, mérito ganado en la cancha, pese a quien le pese. Es en Guanacaste donde se celebró el Consejo de Gobierno el pasado 25 de julio, privilegio que no se le da a ninguna otra provincia que no sea la capital.
Es en Guanacaste donde se dieron cita los mandatarios de toda la región hace unos días, en el mismo suelo guanacasteco que se tiñó con la sangre de muchos costarricenses defendiendo la soberanía de nuestro país de invasores extranjeros en más de una ocasión.
Mención aparte merece el amor del guanacasteco por su pueblo, por sus raíces, por su idiosincrasia; el guanacasteco es sencillo, valiente y noble, desde que está en preescolar canta el himno de su provincia, obligatorio para cada acto oficial, aquel que dice: “Guanacaste es la tierra florida que a la patria se dio con amor …”
En fin, Guanacaste es y ha sido protagonista estelar en la historia de nuestro país y lo seguirá siendo, es la tierra de las oportunidades para los que desean ampliar sus horizontes comerciales y paraíso para los que quieren vivir con tranquilidad, pero debemos mantener los ojos abiertos, hay unos pocos que desean truncar ese desarrollo, obstaculizarlo solo porque sí, privar a esta tierra noble de lo que por derecho se merece, el desarrollo alcanzado hasta el día de hoy no es casualidad, es gracias a la mezcla de todas las características enumeradas de previo que hacen a esta tierra tan atractiva para la inversión. Guanacaste es como dicen mis coterráneos de Malpaís: “la ilusión de que un día se pueda y la certeza de que se podrá”.
 

  • Adalberto Cruz Mata (Egresado Facultad de Derecho UCR)
  • Opinión
Football
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