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Agrupaciones femeninas afirman que el hecho de ser mujer no significa que apoyarían a la diputada liberacionista.
Distintos grupos conformados por mujeres de la sociedad costarricense, se oponen a la llegada de la diputada del Partido Liberación Nacional, Ofelia Taitelbaum, a la Defensoría de los Habitantes, pues consideran que no tiene la experiencia suficiente y pondría en peligro la institución.
Estas agrupaciones aseveran que el requisito primordial para ser sucesor o sucesora de Lisbeth Quesada, sin importar el género, es tener experiencia en la defensa de los derechos humanos, así como el desligamiento de cualquier interés partidario o creencias específicas.
CRITERIO PROPIO
Una trayectoria independiente y el marcado interés por los derechos, son las cualidades con las que debe contar un defensor o defensora; comentó Teresita Ramellini, directora del Centro de Investigación en Estudios de la Mujer (CIEM).Para la especialista, Taitelbaum ha mantenido poco criticismo y respaldado abiertamente a su partido, en contraposición al bienestar de la población. “Se ha referido con una seguridad de que puede decir lo que quiera y que tiene respaldo de la Asamblea. Desestima a la gente, no es abierta a discutir o escuchar, no nos puede dar confianza”.Señaló que los prejuicios profundos pueden obstaculizar la defensa óptima de los y las habitantes del país, sean o no costarricenses. Como feministas, añadió que ya no se encuentran en el nivel de apoyar a una mujer solo por su género. Consideró que lo primordial es que se presente un abanico de candidaturas, porque hay gente capaz de cumplir satisfactoriamente el rol. La vigilancia permanente de cada acción que se haga desde la Defensoría y la manifestación pública de las disconformidades con la entidad serán fundamentales. La directora del Centro Feminista de Información Acción (CEFEMINA), Ana Carcedo, indicó que Taitelbaum no puede ser juez y parte en el proceso de la elección del puesto, máxime si surge de un favor político.Calificó su trayectoria como “nefasta” y refutó su accionar en varios casos discutidos en la Asamblea, como la reducción de la jornada laboral de las trabajadoras domésticas a ocho horas y la discusión en torno a la ratificación del Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica y Estados Unidos (TLC). Cree que por esos vínculos de poder y por la negación a entender los problemas de un país, será incapaz de comprender las disconformidades de un habitante en particular. Respecto a la alternabilidad de género, opina que para ciertas circunstancias funciona y para otras no. Por ejemplo, con el Defensor trasanterior, José Manuel Echandi, no hubo una mujer como Defensora Adjunta.
RELACIONES DE PODER
Flora Fernández, del grupo Costa Rica Solidaria y quien formó parte de las Mujeres de Blanco (colectivo que surgió en la etapa del referendo para rechazar o ratificar del TLC) se refirió a la diputada Taitelbaum como “una agresora”. En ese entonces, la diputada expresó que las integrantes de la segunda agrupación tenían “una candela en la mano y en la otra una ametralladora”.Para Fernández, ninguna diputada debería postularse a la Defensoría. Señaló que hay otras personas más indicadas, como Juan José Sobrado, Román Macaya y Walter Antillón. Apuesta por un hombre para garantizar la alternabilidad. Está convencida de que el Defensor o Defensora debería ser elegido por el pueblo, quien garantizará su protección en el futuro. Ser indiferentes y acudir a otras instancias con mayor credibilidad, son las soluciones que plantea en caso de que ella quede en el puesto. La presidenta de la Liga Feminista, Ana Felicia Torres, resaltó que no se tiene que suponer que las mujeres organizadas deben estar del todo satisfechas porque la candidata es una fémina. La paridad de género tiene sus riesgos, porque puede cumplir las cuotas de poder, pero dejar en mal su desempeño. Si la elección fuera popular, llamarían a no apoyar a la legisladora. Torres aclaró que la oportunidad de que una mujer llegue al puesto es muy importante para abrir espacios; el problema es que entran con un perfil que no amenaza los intereses del partido al que pertenecen. Así, les interesa que haya mujeres, pero no a cualquier precio.Criticó la búsqueda de alternabilidad en este caso, porque hasta ahora que las mujeres están tomando el poder se solicita.
Ofelia Taitelbaum: “Yo no soy su candidata”
La diputada liberacionista Ofelia Taitelbaum, el nombre más escuchado para la postulación a la Defensoría de los Habitantes, habló con UNIVERSIDAD acerca de los motivos por los que sectores se oponen a su candidatura y las circunstancias por las que ha sido criticada, como el cambio de porcentajes del presupuesto del INAMU y su trayectoria en derechos humanos.
Organizaciones de mujeres aseveran que usted no es la candidata idónea para el puesto de Defensora de los Habitantes. ¿Cómo demostraría lo contrario?
– Eso es muy difícil, no le voy a discutir a nadie. Ellas tendrán su candidata idónea, y obviamente yo no soy y no puedo hacer nada, las respeto. Me parece que solamente con acciones hacia el futuro. No he trabajado particularmente por grupos feministas, pero no los he adversado en lo absoluto. El día de mañana espero junto con ellas desarrollar proyectos, creo en las mujeres profundamente. Las mujeres en los puestos de empresa privada o pública, siempre van a ser maravillosas y dan un rendimiento muy bueno.
Menciona acciones a futuro, pero ¿qué acciones pasadas ha efectuado en defensa de los derechos humanos?
– Mi vida ha sido en asociaciones de beneficencia, donde trabajé con un grupo de señoras, muy joven, pero no dirigíamos las acciones solo a mujeres, fui dama voluntaria. Mi labor en el Ministerio de Vivienda no era particularmente dirigida a las mujeres, sino a toda la sociedad costarricense. Cuando estuve en el Instituto de Derechos Humanos había varios programas, después ya estuve en cuestiones privadas, y hasta ahora en la Asamblea.
Como diputada, ¿qué proyectos ha impulsado a favor de la defensa de las mujeres?
– Particularmente el de la violencia (contra las mujeres), pero ese lo impulsamos todas, no solo yo, y ahora lo estamos trabajando con las magistradas.
¿Qué pasó en ese caso con los proyectos que usted no había apoyado, como el de la reducción de la jornada de las trabajadoras domésticas a ocho horas?
– Yo no estuve nunca en ese proyecto, eso es un error y no sé a quién se le ocurrió decirlo. Ni estuve en Comisión, ni a favor ni en contra.
Otro de los puntos fuertes de crítica fue el de la reducción del presupuesto del INAMU.
– Eso fue malinterpretado y manipulado.
¿Por quién?
– Por la misma gente que no me quiere, es obvio. Nunca quisieron entender ni con cifras al frente que no era una propuesta mía, sino que se hizo para mejorar los recursos sin quitarle un cinco al INAMU. Había recursos, pero nos pasamos de los porcentajes y tuvimos que emigrar a un esquema diferente. Hablé con la gente del (Fondo de Desarrollo Social y Asignaciones Familiares) FODESAF y se nos ocurrió unir cantidades, y al convertirlo, teníamos más flexibilidad para redistribuir recursos. No significa que van a ser menos, el INAMU no quiso oír. Donde dijimos el 1% (de reducción), ahí sí tenían razón ellas, porque en un momento se me olvidó el 1% restante, y dije que le sacaran el 0.5 adicional. Si se le pone 1.5% le quedan ¢5200 millones, y hasta es un poco más que lo que ellas iban a recibir, pero dijeron que no.
¿Por qué se da un malentendido?
– No, ellas lo entendieron, pero viene la posibilidad de conseguir más recursos, y no está mal, cada uno pelea por lo suyo. Esto no es cosa mía, uno quiere ayudar; para la gente que no ha sido Gobierno no es tan fácil de entender.
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