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Girardi asegura que es necesaria una moratoria al desarrollo de grandes proyectos turísticos en Guanacaste.
El obispo de la Diócesis de Tilarán, Vittorino Girardi, alzó la voz una vez más para denunciar el modelo de desarrollo excluyente que se implantó en la provincia de Guanacaste, donde asegura que se abrió paso a los grandes proyectos turísticos, dejando en el olvido a los habitantes del lugar.
Girardi analizó para UNIVERSIDAD el contenido de su reciente carta pastoral “Discípulos tras las huellas de Cristo” en la que denuncia como el modelo de desarrollo con grandes proyectos turísticos, ha hecho muy poco por la erradicación de la pobreza en la provincia.El documento presentado el pasado 19 de junio, fue rechazado abiertamente por la Cámara de Turismo Guanacasteca (CATURGUA), la cual asegura que la situación en los últimos siete años ha mejorado.
DESARROLLO PARA POCOS
El obispo comentó a UNIVERSIDAD que tras siete años de haber recorrido muchas veces las diferentes parroquias de la provincia de Guanacaste, el cantón de Upala, y acoger las inquietudes de los sacerdotes de su diócesis, decidió denunciar la contrastante realidad del Guanacaste turístico y la provincia de gente pobre y sin oportunidades.“Guanacaste, siendo una provincia tan prometedora, se acoge al proyecto del desarrollo turístico, y esto no ha implicado un progreso integrado y que la riqueza haya podido ser repartida de manera más o menos equitativa, sino más bien ha profundizado la desigualdad económica”, comentó Girardi.En la carta retrata, con base en números del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), la situación guanacasteca en lo que respecta a pobreza, empleo y vivienda.“En cuanto a viviendas en mal estado, de tener el mayor porcentaje nacional en 1973 (alrededor de un 18%), continuamos en el 2007 con el mayor porcentaje nacional; hoy somos la región de Costa Rica de menor cobertura eléctrica y la que tiene mayor cantidad de viviendas hacinadas, porcentaje mantenido desde 1973 (42%) hasta el 2007 (8%) y también la región con mayor cantidad de hogares en extrema pobreza desde 1990 (23%)”, dice el documento.Similar es la denuncia en lo que respecta al empleo, pues según Girardi, los trabajadores guanacastecos son los más maltratados del país, ya que un 20,3% tiene cinco años o más sin trabajar, uno de cada tres tiene un empleo no calificado y un 30,99% no tienen vacaciones.“No tienen derecho a incapacidad un 31,61%; no tienen aguinaldo un 28,97%; declaran un ingreso inferior a cien mil colones un 73,18% (tres de cada cuatro guanacastecos); se mantienen en subempleo visible e invisible un 13,81%; sobreviven en un trabajo inestable un 21,55%…en fin, nos está saliendo muy caro eso que llaman progreso”, critica el prelado en su carta.Respecto a la pobreza Girardi utilizó los datos que mostraban como este índice pasó del 29.3% (en el 2005) al 34.4% (en el 2006); mientras que en ese mismo periodo el desempleo se mantuvo casi invariable alrededor del 5,7%.
DATOS VS REALIDAD
Pero recientemente, la Cámara de Turismo de Guanacaste (CATURGUA) criticó la carta del líder religioso por no utilizar datos más actualizados, pues según los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), mientras en el 2001 la pobreza alcanzaba al 31% de los guanacastecos, en el 2008 la cifra fue de 26%; y en el caso de la pobreza extrema esta cayó del 12,4% al 6,5% en el mismo periodo.Girardi respondió ante estos señalamientos que está dispuesto a dialogar alrededor de estas realidades y que le han hecho notar que los datos utilizados en su carta alcanzan hasta el 2007; por lo que estaría dispuesto a corregir.“Si durante estos dos años la cosa ha mejorado, bendito sea Dios, pero para ello haría falta que de verdad viéramos estas cifras. De mi parte en la carta he usado sólo cifras oficiales y esto creo que la hará digna de fe. Tengo mis dudas de que en estos dos años las cifras hayan mejorado, porque se sabe que en esta época de la crisis global, Costa Rica ha sufrido, sobre todo en el turismo”, afirmó Girardi. El dirigente católico se mostró muy preocupado por la situación del agua en la provincia, pues mientras es abundante en los proyectos turísticos, no lo es en las poblaciones y ello puede desembocar en serios conflictos sociales. “A veces hay un desarrollo que es humillante para nuestra gente, pues muchos dudan si tendrán agua, mientras que no muy lejos de ahí, en los campos de golf, esta no falta; y eso es humillante de verdad. Se necesita un desarrollo que tenga presentes a todos”, dijo el obispo.Girardi criticó el hecho de que en Guanacaste hay gran cantidad de casas feas y hacinadas, frente a construcciones maravillosas, que son reflejo de un desarrollo excluyente.“En la parroquia de Corrallillo de Nicoya, por ejemplo, no hay ni un metro de asfalto. ¿Es posible esto en la Costa Rica hoy? , es una parroquia densa, con unas veinte comunidades, y no tienen ni un metro de asfalto, con un polvazal inmenso durante el verano y con barro durante el invierno. Esto es un desarrollo impactante y humillante para nuestras gente”, insistió Girardi.El sacerdote aseveró que hay “varios Guanacastes”, pues son contrastantes las realidades de los pueblos tradicionales con los modernos megaproyectos; algunos cantones donde fluye el dinero, frente a otros que no cuentan ni con los servicios básicos. Aseguró además que su carta tiene un lenguaje fuerte, pues pretende llamar la atención de los diferentes sectores para se vigile y ordene adecuadamente el desarrollo en la provincia, pero sobre todo, que se tome en cuenta a la gente. “Primero hay que conocer bien la realidad; segundo, yo llamo a una moratoria, a no conceder nuevos proyectos si antes no se ha realizado todo lo posible para que nadie quede excluido; y tercero, incentivar la microempresa, que favorezca un turismo de carácter familiar, que pueda integrar a muchas personas”, acotó.Respecto a las comunidades costeras, el jerarca se mostró preocupado, pues afirma que si bien los desalojos podrían estar amparados por la ley, no se ha tomado en cuenta que muchas de esas comunidades han habitado estos territorios desde antes que se creara la ley.El obispo firmó junto a sus colegas de Puntarenas, Oscar Fernández; y de Pérez Zeledón, Guillermo Loría, una carta en la que abogan porque que se dé a las comunidades costeras una oportunidad para quedarse en los territorios que han habitado durante años. Para el jerarca católico, la Iglesia puede aportar mucho a la situación de los guanacastecos, no solo por medio de su pastoral social, sino además con proyectos conjuntos con el gobierno, como la creación de centros educativos sin fines de lucro para personas de escasos recursos.“Guanacaste no puede quedar marginado del camino del progreso, por eso hay que crear conciencia sobre lo que pasa. Tenemos una gran preocupación porque haya una visión de país en la que se integre a Guanacaste, y a la periferia del país, con la Meseta Central”, concluyó.
Sacerdotes respaldan carta pastoral
Los sacerdotes de la Diócesis de Tilarán salieron a respaldar la carta pastoral de su obispo, Vittorino Girardi, frente a los sectores que según afirman, han querido desprestigiarlo ante la opinión pública.“No podemos tapar el fuerte sol de la pobreza, en la bajura guanacasteca, con las dos manos del Ministerio de Planificación y el ICT, de la altura meseteña”. Somos pastores de la Diócesis de Tilarán-Liberia, que trabajamos en uno de los cantones más pobres de Alajuela (Upala) y en la provincia más pobre del país (Guanacaste), a pesar que aquí deslumbra la riqueza del petróleo costarricense (el turismo), cuyos mayores yacimientos descansan en el territorio costero y montañoso que a diario recorremos”, apuntan los sacerdotes.Los 35 firmantes de este documento, afirman que los datos utilizados por Girardi en su carta, permiten tener una visión de largo plazo sobre lo ocurrido con el desarrollo turístico en Guanacaste, y desestiman que los datos del 2008 sobre la provincia reflejen realmente una mejoría, pues la provincia es aún la menos desarrollada del país.“La Meseta Central sigue acaparando el mayor porcentaje de la inversión social, siendo peores nuestros caminos, el acceso a la salud y a la educación superior, menor cobertura eléctrica y al agua potable, mayor desempleo, víctimas del centralismo burocrático, en fin, millonarios en subdesarrollo social”, criticaron los curas.
Este documento no posee notas.