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Prácticamente toda mi vida he vivido en la ciudad de Naranjo, Alajuela y desde hace mas de 10 años trabajo en San José, lo que implica que de lunes a viernes al menos dos veces al día pase en bus por el puente del río Virilla, sector del INA.
Normalmente el tránsito es lento pero fluido, y casi nunca hay necesidad de detenerse totalmente, salvo algunas excepciones como aquellas impuestas por un accidente. Sin embargo, en las últimas semanas pasar por ese tramo se ha convertido en una hazaña por el congestionamiento vehicular que suscita el último monumento a la mediocridad nacional. La famosa criatura es la platina del puente Virilla, una obra civil que prueba hasta la paciencia de santos.
Ignoro los pensamientos que le genera a usted, a mí como biólogo me hace pensar en la calidad de vida de los vecinos víctimas del ruido y de los cientos de toneladas de gases efecto invernadero y otras emisiones que hemos sumado a la atmósfera, producto de la quema de combustibles fósiles, por cierto una contradicción de fondo para una administración que se ha declarado en paz con la naturaleza y un país que busca ser carbono neutro.
Lo más simpático es que superada la platina, el tránsito fluye normalmente y aunque algunos hasta fotos toman, otros quedan frustrados porque no vieron nada o esperaban más.
Esta situación no es aislada, más bien es pandémica y refleja lo que hemos estado viviendo en Costa Rica, analicemos algunos ejemplos. Las filas para atención médica en hospitales, clínicas y EBAIS, parecen estar controladas por una platina programada para frenar el derecho universal a la salud. Día a día se suman los casos de personas que ven comprometida su vida por falta de atención oportuna. Hacer trámites en migración, en el registro de la propiedad, en el tránsito e incluso en algunos bancos nos recuerda el síndrome, donde todo pasa por un reductor del buen servicio al cliente y la falta de consideración por las necesidades del prójimo.
La pandemia incluso ha hecho nido en el primer poder de la República, no es nada nuevo de que hay una serie de proyectos de ley, para el beneficio nacional, estancados en la corriente (o más bien lago) legislativa (o) esperando su aprobación. Pero también se confabula en contra de la justicia y el orden público y vemos como causas penales por delitos contra el estado, narcotráfico, lavados de dinero incluso homicidios duran hasta 10 años para resolverse. Parece que esta platina se vuelve cada vez más pesada y difícil de fijar al derecho constitucional de la seguridad y el bienestar de la nación.
Por eso preparémonos contra esta pandemia, mantengamos en alto la fe y la perseverancia en la lucha por superar nuestras propias platinas mentales, personales e incluso profesionales. Limpie su entorno e identifique todo lo que le impide avanzar. Aléjese del espíritu de la mediocridad y conformismo. Evite aglomeraciones con personas cuyos ideales van en contra de los suyos.
No comparta sus sueños con cualquiera, hay mezquinos y envidiosos dispuestos a derrumbarlos. Recuerde, la vida sin luchas pierde sentido. Rétese a creer que si persiste en sus ideales los alcanzará y si rehúsa a renunciar, triunfara. La cura de esta pandemia si esta en nuestras manos.
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