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Trabajadores del Estadio Nacional vienen de pobre provincia china

Anhui es una de las provincias más pobres de China. Con una población rural de 67 millones, y un Producto Interno Bruto per cápita de ¥14.485, su economía es comparable con la de Algeria.

Anhui es una de las provincias más pobres de China. Con una población rural de 67 millones, y un Producto Interno Bruto per cápita de ¥14.485, su economía es comparable con la de Algeria.
La media anual de ingresos es siete veces menor que la de Shanghái, pero paga tres veces más impuestos, incluyendo impuestos de dudosa legitimidad inventados por los gobiernos locales.
Muchos campesinos de Anhui viven con menos de ¥2 (poco más de ¢170) al día, por lo que no es raro verlos quejándose de los montos exagerados que les son cobrados por el gobierno local. Pero si se niegan a pagar, pueden llegar a ser golpeados, torturados o incluso asesinados.
La provincia tenía todos los ingredientes necesarios para fabricar una nueva raza: los trabajadores migrantes. Estos son en su mayoría jóvenes frustrados por el desempleo, la represión, las inundaciones y la agricultura en agonía, y han decidido convertirse en productos de exportación con tal de materializar sus necesidades económicas.
Y son ellos quienes ahora construyen las graderías del Estadio Nacional en Costa Rica, en donde cerca de 35.000 ticos podrán deleitarse con sus partidos de fútbol favoritos, en el que será el mejor estadio de Centroamérica y uno de los mejores de Latinoamérica. ¡Y todo es absolutamente gratis para nosotros! “Donación”, le dicen.
Es que la República Popular China sabe ganarse a sus aliados. Por medio de compañías tales como la constructora Anhui Foreign Economic Construction (AFECC, encargada de la construcción del Estadio Nacional), ha regalado estadios, aeropuertos, puentes y demás infraestructura a países predominantemente tercermundistas con tal de forjarse lealtades y, como concluye el Centro de Estudios Chinos de la Universidad de Stellenbosch, en Sudáfrica,  la “olla de oro” al final del arco iris.
China busca especialmente aliados políticos y financieros en países de África, y más específicamente aquellos abundantes en recursos naturales. Uno de los mayores incentivos de China para aliarse a países africanos es su necesidad imperiosa por fuentes de energía y materias primas para impulsar su propia economía.
Y por supuesto también busca ampliar su nicho de mercado, por lo que ayuda a otros países en forma de desarrollo en infraestructura y mejorándoles los términos de su intercambio comercial para consolidar un nuevo mercado. Esto sucede con países como Zambia, Tanzania, Angola, Algeria y Sierra Leona, que a cambio ofrecen petróleo (en el caso de Angola), diamantes, oro, cobre y otros.
Ahora es el turno de Costa Rica. Con una inversión de casi ¢50.000 millones, el Estadio Nacional será el orgullo de un país que adora su fútbol y que, a las puertas del Mundial Sudáfrica 2010, podrá jactarse de tener un estadio que simboliza las pretensiones “en chiquitico” del país de ser aunque sea la sombra económica de China, con toda la pomposidad que esto conlleva.
TODO LO QUE BRILLA…
El proceso que trajo a estos trabajadores aquí es poco menos que consolador. Para aplicar para un trabajo en el exterior, se debe poner en contacto con agencias de “exportación de mano de obra”, que llegan a cobrar una cuota de hasta ¥80.000 (casi ¢7 millones) por encontrarles una plaza. Como la mayoría de los aspirantes son personas muy pobres que vienen de zonas rurales como Anhui, por lo general piden préstamos que esperan pagar con lo que ganen en el otro lado del océano. Si no lo logran, sus familias podrían ir a la bancarrota.
Y a veces sus esperanzas pueden llegar a quebrarse sin siquiera haber empezado el trabajo. El año pasado cientos de trabajadores llegaron a Kiev, Ucrania, solo para toparse con la suspensión de sus proyectos por la crisis financiera. Para empeorar la situación, no se les pagó por varios meses, a pesar de que el grupo había desembolsado 99.000 yuanes de cuota  a una agencia para poder estar ahí. Otro tanto de migrantes chinos corrió peor suerte al ser abandonados en Rumania.
Sin embargo,  este no fue el caso de los migrantes actualmente anclados en Costa Rica, que ahora trabajan con éxito en una de las empresas constructoras chinas más consolidadas. Tres obreros de Anhui, que cedieron a contestar algunas preguntas (traducidas al mandarín), aseguran que AFECC les da un trabajo seguro, y que si bien no les gusta, es lo que ellos necesitan para subsistir. Ellos también tuvieron que pagarle a una agencia para ser contratados, pero esperan que en un plazo de dos años su deuda esté cancelada.
Aún así, la constructora no está exenta de problemas. En el 2007, unos 300 trabajadores de AFECC fueron a huelga exigiendo un contrato formal de trabajo y mejores condiciones laborales, que incluyeran una provisión de comidas y una reducción de horarios. Aunque en un principio la constructora tildó la protesta de “ilegal”, finalmente cedió y empezó a proveer comida, aunque los horarios extenuantes se mantienen.
Más tarde, en Barbados, la AFECC enfrentó críticas por evitar contratar mano de obra local. Además, se alegó que la compañía nunca presentó evidencia creíble de que había seguido el proceso adecuado para garantizar los permisos de trabajo de los migrantes chinos.
En África, aunque generalmente las compañías chinas contratan mucho personal local, no hay interés en capacitarlo y mejorar sus condiciones laborales, sino que esto les es reservado a otras compañías multinacionales, especialmente europeas, lo que mantiene a los pobladores en un ciclo eterno de pobreza.
Además, la calidad del trabajo que se hace depende del país. En lugares con pocos o nulos controles administrativos, como Sierra Leona, la calidad de los trabajos suele ser muy baja.
Encima de todo esto, gracias a la crisis se estima que unos 20 millones de migrantes chinos han quedado sin trabajo, y el salario recomendado en las guías de salarios emitidas por el partido comunista bajaron por primera vez en años.
REGALO DE CHINA CON AMOR
Todos los años, los trabajadores migrantes chinos dejan atrás su patria y sus hijos pequeños, así como los ticos dejarán latas de cerveza y gaseosas en el suelo del estadio que construyen. Como los migrantes son justamente la fuerza productiva de su natal provincia china, los niños quedarán al cuido de sus abuelos, y las tierras, y por ende la economía, quedan estancadas una y otra vez. Simplemente no hay nadie que atienda los cultivos.
En cuanto al salario que reciben, en China, desde el 2004 el partido comunista publica anualmente una guía de salarios mínimos que si bien no son obligatorios, sirven de referencia a los distintos gobiernos locales para aplicar sus propias normativas.
En el caso de la provincia de Anhui, el salario promedio es de ¥900 mensuales, lo que equivale a ¢77.600 (el salario mínimo para un albañil en Costa Rica es de aproximadamente ¢7.297 por día). Este monto contrasta enormemente con lo que los tres obreros consultados dijeron ganar, pues afirman que su salario mensual va de 4.000 a 6.000 yuanes (de ¢400.000 a 520.000).
Este, dijo uno, es el único estímulo que, desde hace más de tres años, lo mantiene respirando lejos de su hijo, su esposa y su “amado jardín”. Para él todos los países son iguales, todas las construcciones son las mismas. Sus manos trabajan los mismos materiales. Detrás del lujo, la imponencia y la emoción de los locales siempre va a estar su provincia, rural y pobre.
2-Set-09

  • Pía G. Valverde (Para UNIVERSIDAD)
  • País
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