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Bahr afirmó que la resistencia tiene optimismo y que quienes apoyaron el golpe de Estado poco a poco empiezan a abandonar el barco.
Han pasado dos meses del golpe de Estado en Honduras, y mientras las iniciativas diplomáticas se enfrentan a la resistencia del presidente Roberto Micheletti, que se niega a aceptar el “Acuerdo de San José” para resolver la crisis política hondureña, en el interior del país parece incrementarse la resistencia.
“Mientras los medios masivos se han unido en el mensaje de que en Honduras no pasa nada, la verdad es que el país hierve”, aseguró a “UNIVERSIDAD el sociólogo hondureño y miembro del Frente Nacional de Resistencia contra el golpe de Estado, Sergio Bahr.Bahr estuvo en San José la semana pasada, invitado por la Fundación Friedrich Ebert, para hablar sobre la situación en su país. A su regreso, y después de la visita de la misión de la Organización de Estados Americanos (OEA) a su país, Bahr respondió, desde Tegucigalpa, a un cuestionario de este semanario sobre la situación política y económica en Honduras.
¿Cómo evalúa los resultados de la misión de la OEA?
– Creo que fue positivo en varios aspectos. En primer lugar, sigue poniendo el tema de Honduras en la agenda de la comunidad internacional y mostrando que el tema es una prioridad para la Organización de Estados Americanos. Esto es, en sí mismo, un acto de presión contra el gobierno de facto. Me parece, además, que constituye en un espacio de influencia que contribuye a la posición antigolpe y a las negociaciones de alto nivel, así como el cabildeo que se desarrolla en Washington.
¿Cómo evalúan la situación del país, en materia política y económica?
– En términos económicos, Honduras ya estaba sufriendo los efectos de la crisis financiera internacional con la disminución de los montos de remesas enviados desde Estados Unidos, y con la reducción de las exportaciones hacia ese país, que es el principal socio comercial nuestro. El golpe ha venido a empeorar la situación económica del país, aunque con el manejo total de los medios de comunicación masivos internos se quiere hacer creer a la población que no pasa nada y que, por el contrario, la situación económica está mejorando. Lo cierto es que a las reducciones de las exportaciones y remesas se ha sumado una marcada reducción del turismo e inversión.En términos políticos, los golpistas han apostado todo a convertir las elecciones en el tema principal de la agenda política hondureña, y su plan es conseguir, con las elecciones, una legitimación interna al golpe que. Esto a su vez daría excusas a algunos gobiernos del mundo para reconocer a las autoridades hondureñas. En un correo reciente enviado a sus seguidores, la Unión Cívica Democrática (UCD), organización sombrilla creada por los golpistas, les dice que deben repetir estos argumentos: tanto el Congreso como la Corte Suprema y el Tribunal Supremo Electoral son las mismas instancias que existían antes del golpe y las elecciones habían sido llamadas mucho antes que este se diera, lo que las hace instancias legítimas para validar el proceso electoral. Esto busca crear «items» de discusión que contribuyan a validar las elecciones.
¿Qué pasará con la propuesta de realizar elecciones, aun si no la reconoce la comunidad internacional?
– No han logrado ni lo uno ni lo otro. Las acciones cotidianas del Frente Nacional de Resistencia mantienen un solo tema en la agenda pública hondureña, y este es el golpe y el retorno necesario a la institucionalidad. Los candidatos de los partidos mayoritarios, en particular Elvin Santos, del Partido Liberal, han encontrado desprecio y gritos de «golpista, golpista» en las comunidades del interior a las que viajan a hacer campaña. Instituciones como el congreso y la corte han perdido su legitimidad institucional al promover un rompimiento constitucional en Honduras, y el proceso eleccionario mismo no puede realizarse y considerarse legítimo si no hay un retorno al orden constitucional en el país.Aún más, son muchos los países que han sido claros en su mensaje: no se reconocerá la legitimidad de un nuevo gobierno, suponiendo que los golpistas logren mantenerse en el poder hasta la realización de elecciones.
¿Cuál es la situación de la resistencia y cuáles serán sus próximos pasos?
– La resistencia antigolpe es quizás uno de los movimientos sociales más amplios y beligerantes que ha conocido el continente. Tras dos meses de acciones cotidianas en todo el país, el Frente continúa sumando alianzas y creando espacios comunes de convergencia en los que actúan, de manera coordinada, sectores muy diferentes, desde el movimiento social, algunas iglesias, organizaciones de mujeres, indígenas, gay y lésbicas, hasta un importante sector del mismo Partido Liberal en resistencia, que se niega a reconocer a Micheletti y al candidato Elvin Santos.Esto provoca, por supuesto, problemas de coordinación, de homogeneidad en el discurso y quizás de objetivos a mediano y largo plazo. Pero no afecta, en absoluto, la capacidad movilizadora en el día a día de la resistencia. Mientras te escribo, se realizan más de cinco marchas multitudinarias en cinco ciudades de Honduras. Están tomadas carreteras en por lo menos diez accesos a otras poblaciones, ha sido tomada por los obreros la empresa nacional de energía eléctrica y, por intelectuales, el Instituto Hondureño de Antropología.Los artistas continúan presentándose en docenas de distintos escenarios por todo el país. Mientras los medios masivos se han unido en el mensaje de «En Honduras no pasa nada», la verdad es que el país hierve. La resistencia continuará con sus acciones en todo el país y seguirá incrementando la presión hasta derrotar al gobierno de facto.
¿Qué perspectivas le ven, a corto plazo, al gobierno de Micheletti, está en condiciones, como dice él, de resistir a un embargo?
– El gobierno de facto no está en ninguna condición, ni la más mínima, de resistir un embargo comercial. Creemos que, en este momento, existen ya fracturas dentro de los golpistas. Algunos grupos empresariales se han pronunciado a favor del Acuerdo de San José y ven con enorme nerviosismo como se cierra el cerco de la comunidad internacional y como continúan las acciones del pueblo hondureño, que nunca esperaron. Un embargo comercial pondría un fin precipitado al golpe, pero no es la única opción. La resistencia tiene optimismo y creemos que, poco a poco, empiezan, quienes apoyaron al golpe, a abandonar el barco, y que existen buenas posibilidades a mediano plazo -antes de las elecciones- de un retorno a la plena institucionalidad democrática en Honduras.
2-Set-09
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