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No es un secreto que los medios de comunicación están manchados por agresivos tintes xenófobos.
Sin embargo, creí que en Canal 7, medio dirigido por una peruana y un cubano, esta lamentable realidad sería atenuada, en vez de fomentada. Pero me equivoqué. Al parecer, el dios “rating” les lleva a comulgar con principios éticos que ellos mismos regurgitan cuando se trata de atraer a televidentes, por medio del amarillismo, alarmismo y notas vulgares.
Y regurgitar mi almuerzo fue casi lo que me provocaron el viernes 14 de agosto, cuando a mediodía, trasmitieron la noticia de un simulacro de asalto realizado por el OIJ. “¡Salgan nicas de mierda!”, gritaban en su entrenamiento los “cultos” agentes judiciales, dando por un hecho que, como el asalto y asesinatos en Monteverde (hecho que recreaban) fueron perpetrados por nicas, todos los delincuentes han sido, son y serán, por fuerza, nicas. Y por ello, se granjean el asqueroso “derecho” de utilizar “nica” como sinónimo de criminales –reales o simulados-, en un acto sumamente lesivo a nuestra nacionalidad y por demás, peligroso. Esto, a pesar que los nicaragüenses siempre condenamos enérgicamente lo que sucedió en el asalto bancario. Quizá por ser “nicas de mierda”, y no estadounidenses, afroamericanos, judíos, homosexuales, u otras minorías vulgarizadas aquí, fue válido para el 7, trasmitirlo sin edición previa y sin censura. Y por supuesto, sin el más mínimo respeto por la dignidad de todos los nicaragüenses que no somos “de mierda”, y que le aportamos nuestros esfuerzos laborales, profesionales, académicos, familiares, humanos y económicos (sea cual sea nuestra economía), a Costa Rica, país al que le estamos profundamente agradecidos, por darnos una oportunidad de vida que en nuestro país se nos negó. Estoy seguro que si el “piropo defecado” del OIJ hubiera sido dirigido a peruanos o cubanos, la periodista que cubrió la nota, habría tenido más recato (¿o ética periodística, quizá?) de no trasmitir semejante estupidez, al menos por respeto o temor a sus jefes. Pero, como los insultados fuimos, los nicas, al 7 le pareció válido repetir las soeces palabras de unos agentes judiciales guiados por ignorancia, rancios prejuicios y odio contra los nicaragüenses. Un periodista debe conocer los límites de la libertad de expresión, pues con notas de ese tipo lo que hacen es violentar nuestros Derechos Humanos, al mancillar nuestra identidad, la de nuestros padres e hijos. ¿Qué culpa tenemos de que los asesinos en Monteverde hayan sido nicas? ¡Ninguna! Y por ello, merecemos y exigimos ser tratados con dignidad, por el simple hecho de ser seres humanos. Después de los insultos recibidos gratuitamente en mi casa, y a mi hora de almuerzo, esperé una rectificación inmediata, pero no hubo ninguna. La sonrisa nunca se borró de doña Pilar, para quien simplemente y “gracias a Dios es viernes”; ni en don Marcelo, de quien confieso, me extrañó su permisividad; y de seguro, en no pocos televidentes, quienes, alimentados por la xenofobia constante que les recetan los medios, de seguro habrán celebrado las ofensas contra una población de “nicas delincuentes”. Pero no pecaré yo de ignorante, pues sé que muchos de los televidentes peruanos, cubanos y extranjeros también se sintieron ofendidos, al igual que muchos costarricenses, los cuales hoy son nuestras parejas, nuestros amigos, nuestros compañeros de trabajo, hermanos, primos e hijos. Esos ticos que han conocido Nicaragua y se han enamorado de ella. Esos ticos que han conocido a los nicas y se han unido con gusto a nuestras vidas. Esos ticos que nacimos nicas y que elegimos naturalizarnos costarricenses, con un inmenso orgullo por ambas naciones; esos ticos también nos sentimos groseramente insultados por Canal 7…Exigimos una disculpa, pues las ofensas tratan de humillarnos, denigrarnos, satanizarnos y presentarnos como los responsables eternos de asaltos, violaciones, secuestros y asesinatos, aunque los datos del mismo OIJ demuestren que la gran mayoría de delitos aquí, los cometen los costarricenses. Lo cierto es que la gran mayoría de nicas nos ganamos la vida de forma loable, honrada e imitable por cualquier ser humano. Por ello también exigimos una disculpa, pero sabemos que nunca llegará.Habría que ser extranjero para saber qué se siente ser discriminado. ¿Será que doña Pilar y don Ignacio nunca lo experimentaron?, ¿será que lo olvidaron?, ¿será que en Teletica no hay nicas, y si los hay, no importa ofenderlos? Habría que ser un íntegro periodista y un recto costarricense (o peruana, o cubano) para admitir un error tan grotesco, lamentable, hiriente e incongruente con el siglo XXI. Ya la historia demostró cómo Hitler asesinó a seis millones de personas. Empezó por fomentar pensamientos, mensajes y chistes xenófobos en los medios de comunicación (¿su equivalente local?: El Turno de la Risa, el caso de Natividad Canda, el juicio del Río San Juan, Monteverde, entre otros…). Y el pueblo calló, toleró y aplaudió. Y la policía represiva imitó al Führer, pero pasando de abusos verbales a violaciones humanas concretas y sostenidas. Por ello, valga también este artículo para los prejuiciosos agentes del OIJ, quienes practican cómo inmovilizar a un “nica de mierda”, y no a un delincuente. Si confunden esto, algún día confundirán a un guanacasteco con un “nica de mierda”, sólo porque su acento se parece al nuestro, y nuestras palabras, a las de ellos. En algo se parecen también las balas, a las palabras y a las disculpas que nunca llegarán: todas asesinan.
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