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Son varios los motivos que me mueven a escribir esta nota, entre ellos:
haber participado el año pasado en la reunión donde se presentó el recuento de los daños del partido de futbol entre Ingeniería y Derecho en la Semana Universitaria; haber participado en la reunión de preparación del mismo partido para la misma celebración del año en curso (ambas en calidad de decana interina);
haber asistido este año al partido y allí haber motivado a todos los estudiantes presentes a evitar la violencia y finalmente, haber leído, por casualidad, la nota que sobre tal evento realizaron las señoras Montserrat Vargas y Erika Rojas el viernes 24 de abril en Vuelta en U (www.vueltaenu.co.cr).
El escenario era el siguiente. El Estadio Ecológico estaba lleno. Del lado este, una mancha roja que junto con una cimarrona alegraron el ambiente y le dieron ánimo a los jugadores y a las jugadoras de la Facultad de Derecho; del lado oeste, un mar de personas vestidas de múltiples colores apoyando a los conjuntos de la Facultad de Ingeniería; en el centro los jugadores y como testigos del evento personal de las Oficinas de Seguridad y de Salud, de la Vicerrectoría de Vida Estudiantil, los gigantes de la tierra con sus imponentes cabezas verdes y esta servidora.Ese 24 de abril el clima era mixto, un viento frío rozaba la piel de los presentes, unas nubes ocultaban los rayos del sol y el día estaba oscuro; sin embargo, la energía del sol, abrazaba los rostros de los presentes y ayudaba a inflar los corazones que latían aceleradamente, esperando el triunfo de los partidos, ya que jugaba primero el equipo femenino y luego el masculino. Una vez más, se celebraba la tradicional pasada entre Derecho e Ingeniería, una vez más la tradición se celebraba con música, risas y mucho esfuerzo en la cancha, se medían de tú a tú, los y las estudiantes de ambas facultades para rememorar un hecho histórico que se remonta a varias décadas atrás y que guardo en mi memoria entre los muchos y lindos recuerdos de mi vida de estudiante.Los partidos transcurrieron sin problemas, con mucho empeño, con mucha garra, con alegría y con un gran respeto al juego limpio, los resultados numéricos, para ambos partidos favorecieron a la Facultad de Ingeniería, pero fue un gran día, porque no hubo perdedores, no hubo daños que lamentar y no hubo personas heridas, se había cumplido el objetivo, ya que, la tradición, a veces teñida de golpes o de heridas se rompió y ese fue el gran triunfo de todos, los que jugaron, los que asistimos, los que organizaron, los que nos cuidaron y sobre todo de los dirigentes estudiantiles, que previo al partido se sentaron en una mesa a negociar con distintas instancias universitarias, cómo realizar la jornada.Allí propusieron y escucharon ideas y votaron por soluciones razonables y seguras, sin importar quien las hubiera propuesto, y además, luego de la negociación y del consenso, se fueron a sus facultades y transmitieron de una manera efectiva y eficaz el mensaje a sus compañeras y compañeros: el mensaje descrito en pocas palabras y esgrimido por uno de sus principales dirigentes de la Facultad de Derecho: “Queremos que haya competencia sin violencia”. Sin embargo, las señoras Vargas y Rojas presumieron, tal vez por desconocimiento que fueron las autoridades universitarias las que este año “les ganaron la vuelta a los estudiantes, cambiando la sede de los partidos al Estadio Ecológico”, quiero aclararles, como ya dije, fue una negociación sostenida entre autoridades universitarias, personal universitario y representantes y dirigentes estudiantiles de ambas facultades.Esta vez nadie le ganó la vuelta a nadie, nadie impuso su voluntad ni su autoridad, en este evento ganamos todos, como dice un querido amigo, fue un gana-gana, que se logró con ingenio y con rectitud, talento y virtud que comulgan con los principios que deben conocer y practicar nuestros estudiantes de Ingeniería y de Derecho y que esperamos prevalezca en su ejercicio profesional después de haber pasado por el proceso formativo y educativo de nuestra Universidad.
Por ello, deseo pública aunque tardíamente, externarles mi reconocimiento a los estudiantes y a las estudiantes de ambas Facultades, que negociaron primero y evidenciaron después, que los acuerdos consensuados en una mesa de negociación se respetan, demostrándoles a los más incrédulos que se pudo mantener, disfrutar y hasta mejorar una tradición.Felicitaciones a todos y a todas por haber participado de esta tradición, por haber competido y por no haber invitado a esta justa a la violencia. Todos recordamos, así, una buena lección, que sólo haciendo las cosas de forma diferente se logran resultados diferentes y por lo tanto la ecuación cerró: ingenius + directum = 100.
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