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La prensa local, aliada de ARENA, se esfuerza por hacer creer que las diferencias son una oportunidad para mejorar.
San Salvador. El domingo pasado, cuando el más poderoso partido de derecha de El Salvador, la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), cerraba filas para ratificar a su máxima dirección, nadie se podía imaginar que 24 horas después sufriría una peligrosa fractura.
Todo en aquella asamblea parecía fiesta: más de 700 «areneros» entonaban su marcha nacionalista en la que advierten que El Salvador será la «tumba» del comunismo. Se lanzaban globos inflados de colores azul, blanco y rojo (los de la bandera de ARENA); y Alfredo Cristiani, ex presidente y el más prominente empresario salvadoreño, era aclamado como líder de ARENA.Un día después 12 de los 32 diputados que tiene la fracción legislativa de ARENA, encabezados por el ex jefe de la bancada Guillermo Gallegos, sorprendieron a la prensa local y anunciaron su estado de «rebeldía» en contra del Consejo Nacional Ejecutivo (COENA) –máxima dirección de ARENA– y manifestaron que no seguirán más los lineamientos de la cúpula.Justificaron su «amotinamiento» al manifestar que se sentían excluidos del COENA, ya que días antes habían hecho una propuesta para que varios diputados del sector fueran contemplados como integrantes del máximo nivel de dirección, pero no les hicieron ningún caso.ARENA fue fundado en 1982 por el militar extremista Roberto D’Aubuisson, acusado nacional e internacionalmente como uno de los fundadores de los «escuadrones de la muerte» de ultraderecha y de haber asesinado al arzobispo Oscar Romero, en marzo de 1980.D’Aubuisson aglutinó a militares, políticos y empresarios de ultraderecha.Cristiani fue el primer «arenero» que ganó la presidencia en 1989; en 1992 firmó la paz con la guerrilla y concluyó una guerra civil que llevaba doce años con un saldo trágico de 75.000 asesinados.Luego ARENA se mantuvo 20 años en el poder hasta el pasado 1 de junio en que asumió la presidencia Mauricio Funes, el primer izquierdista que gobierna El Salvador.La actual fractura en ARENA es un hecho sin precedentes. Perdió las elecciones presidenciales ante su archirival e izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) el 15 de marzo pasado e inició un proceso de divergencias internas poco conocidas públicamente.La gran prensa local, aliada de ARENA, se esfuerza por hacer creer que «esas contradicciones son una oportunidad para mejorar», como lo manifestó Gloria Salguero, una fundadora del partido.El COENA fue convocado el lunes de urgencia por Cristiani. Luego de más de cinco horas de debates internos y de consultas con distintas personalidades de la derecha local, Cristiani declaró a la prensa que los doce diputados, que se califican a sí mismos como«renovadores», serán recibidos para que manifiesten sus quejas.Los «renovadores» han indicado que no abandonarán ARENA, sino que en el Parlamento no seguirán la disciplina del partido. «Votaremos por lo que beneficie al pueblo», dijeron.Tales expresiones hacen «cuentas alegres» para el FMLN que necesita de mayoría absoluta (56 votos) para aprobar el presupuesto nacional 2010, pero le amargan la vida a Cristiani que el domingo condicionó los votos de ARENA a una serie de beneficios políticos para su partido.«Estamos a la expectativa. Toda esta división era un secreto a voces dentro de ARENA, que ha tenido, al parecer, falta de democracia interna», opinó Medardo González, secretario general del oficialista FMLN. Hasta el momento no se sabe en qué parará la fractura sufrida por ARENA, el partido que se considera el bastión del anticomunismo en Latinoamérica.El diputado Guillermo Gallegos, líder de la «asonada», fue leal al ex presidente Antonio Saca, a quien se culpa del fracaso electoral. «Tenemos diputados, alcaldes y bases partidarias que nos respaldan», advirtió Gallegos.
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