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Más de un millón de pobres hay en nuestro país, de acuerdo con los datos revelados en la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples 2009, del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Mientras la administración Arias continúa derrochando millones en una propaganda que pregona las glorias de su política social, el INEC muestra que el 18.5% de los hogares costarricenses están en condición de pobreza, regresando prácticamente a la situación de hace cuatro años, lo que indica el fracaso de este gobierno en el combate a la pobreza.
Mucho del dinero destinado a ese fin, se perdió por los sumideros de la corrupción, del clientelismo político rampante y galopante. Arias y Chinchilla culparán a la crisis mundial, pero esa misma crisis la padeció por ejemplo Uruguay y el gobierno del Frente Amplio de ese país logró reducir la pobreza extrema en un 50%.El cuadro de pobreza crece hasta los límites de la vergüenza en Puntarenas y en Guanacaste, donde afecta al 30 y al 24 por ciento de los hogares respectivamente, precisamente las provincias que reciben mayor inversión extranjera, especialmente en turismo. Y crece particularmente la pobreza extrema, miles de hogares donde literalmente reina el hambre.El desempleo también experimenta un doloroso crecimiento, la tasa de desempleo abierto aumenta de 4.9% a 7.8%. Si al desempleo abierto se le suma la tasa de subempleo, el INEC concluye que el desempleo total de la fuerza de trabajo pasa de un 13% en el 2008 a 19,4% para el 2009. No es por casualidad que la fracción del PLN impidiera que sesionara el parlamento el jueves 29 de octubre, con estas cifras saliendo del horno, coincidiendo con la sondeocracia que ya le concede el triunfo a otra gloriosa administración liberacionista.Esta es la realidad social que tenemos, que está también en la base del crecimiento de la delincuencia, de la desintegración social, de la pérdida de calidad de nuestros sistemas públicos de salud y de educación. Hoy tenemos un país menos solidario e inclusivo que cuando el Nobel de la Paz llegó al gobierno, aun cuando la soberbia del mandatario le lleve a descalificar toda crítica como malsana e infame, seguramente arremeterá también contra el INEC.Pero no a todo el mundo le va mal. El coeficiente Gini, que se usa para medir la desigualdad de los ingresos en un país, alcanzó el rango más elevado en la historia de Costa Rica. Este año llegó al 0,439, en relación con el 0,424 en el 2008. Es decir que en nuestro país cada día la riqueza se concentra en menos manos. En un polo de la sociedad un millón de pobres, en el polo opuesto una ínfima minoría que nada en la abundancia y el despilfarro. ¿Lucha de clases? Cada vez que este diputado denuncia esta situación, enfrenta la batería de ataques de esa nueva oligarquía que no puede justificar el aumento de sus rentas con el trabajo honrado y las sanas prácticas empresariales. Buena parte de esa desigualdad se explica por la expropiación de las rentas del trabajo asalariado, pero otro buena tajada sale directamente de las cloacas de la corrupción, del robo del conjunto del ahorro nacional en todo tipo de negocios sucios.Y todavía un sector de la cúpula empresarial, tiene el descaro de responsabilizar a los diputados que nos oponemos a las leyes que atentan contra los derechos de la clase trabajadora de este desastre social del que apenas presentamos algunas pinceladas. Son precisamente los mismos que financian las campañas de los partidos que no quieren que nada cambie, que se siga gobernando para los ricos. El Frente Amplio considera que estos son los grandes debates que debían estar presentes en la campaña electoral en curso, y no la propaganda basura que envilece nuestra democracia.
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