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Fútbol UCR en deuda

Se acercaba el final del campeonato de futbol de la Segunda División y la condición de punta del equipo universitario comenzó a crear expectativas e ilusiones entre sus directivos y seguidores. 

Se acercaba el final del campeonato de futbol de la Segunda División y la condición de punta del equipo universitario comenzó a crear expectativas e ilusiones entre sus directivos y seguidores. 
Fundamentalmente se hablaba de procurar conseguir el contenido económico suficiente para mantener un equipo estable en la primera división y de acondicionar la infraestructura del estadio universitario para realizar en casa propia los enfrentamientos deportivos, tanto diurnos como nocturnos.
Internamente asumí que el financiamiento económico estaría garantizado con solo establecer un timbre fiscal deportivo a los miles de estudiantes en sus matrículas cuatrimestrales, o bien, un timbre a los cientos de miles de profesionales egresados del campus académico.  También concebí en mi interior la construcción de una serie de camerinos bajo las montañas que rodean el estadio (bajo las actuales graderías), con la finalidad de mantener su concepción ecológica, y con suficientes baños y demás necesidades requeridas por los deportistas, para que cada equipo y los árbitros tuvieran sus respectivos cubículos.  Recuerdo que los mismos dirigentes del futbol universitario, mientras fueron líderes de la segunda división, manifestaban en aquellos momentos que el estadio ecológico sería objeto de todas las mejoras infraestructurales requeridas.Hoy, tres años después del ascenso a primera división, el ámbito futbolístico universitario presenta una realidad llena de incongruencias: no existe iluminación para realizar partidos nocturnos y la precaria gradería es insuficiente e insegura para acomodar las diversas barras de los equipos que por su antagonismo podrían ocasionar pleitos y agresiones a los espectadores.  Solo estos dos aspectos, inseguridad y falta de iluminación, impedirán a la UCR realizar partidos en casa teniendo que utilizar estadios alternativos, en perjuicio de su afición, de no jugar en su propio campo con sus vallas publicitarias, etc.  Otro espectáculo lamentable es ver el desfile de jugadores, ir y venir como hormiguitas en fila, hasta desaparecer tras la montaña para utilizar los vestidores ubicados fuera del estadio.Futbolísticamente hablando, tampoco se han visto mejoras en los planteamientos técnicos ni tácticos del cuerpo técnico y administrativo. Todo se ha quedado en un nivel elemental muy característico de nuestro deporte, representando un espectáculo mediocre que apenas cumple con el mínimo esfuerzo futbolístico.  Algunos jugadores que se iniciaron con la U se fueron a otros equipos y volvieron a ser recontratados este año (si los dejaron ir es porque no son muy buenos, pero si son buenos, ¿por qué los dejan ir?)  Esa es y ha sido una constante del futbol nacional en la que parece haber caído la U también.  Futbolistas y técnicos van y vienen sin rumbo fijo, sin dirección ni metas: es un mercado en donde se intercambian valores de muy mala calidad y gusto. En este mercado, el futbol universitario no es siquiera competitivo como para pretender alcanzar niveles de privilegio entre los mejores equipos que disputarán el campeonato nacional; al contrario, este equipo se proyecta como uno de los seguros candidatos a disputar el descenso a la segunda división. Ojalá que la dirigencia universitaria tome las medidas pertinentes para rectificar la mala dirección que llevan a mi equipo al abismo, creo que aún es posible.
 

  • Edwin Fernández Gamboa (Filósofo)
  • Opinión
Football
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