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La renuncia de Karla

A pesar de las encuestas (sabemos cómo funcionan, y que exageran al punto de tener a Laura casi por encima del Querubín de Centroamérica), la Ministra de Transportes tenía que renunciar, pero inobjetablemente, sin haber pulseado quedarse al despiste, con discursos más vulgares que su desazón.

A pesar de las encuestas (sabemos cómo funcionan, y que exageran al punto de tener a Laura casi por encima del Querubín de Centroamérica), la Ministra de Transportes tenía que renunciar, pero inobjetablemente, sin haber pulseado quedarse al despiste, con discursos más vulgares que su desazón.
Eso la descalificó de por vida, al menos para ejercer cargos públicos.
Sabemos que la situación va en debacle y que se derrumba como los puentes de Karla, que solo tuvo ojos para congraciarse con Autopistas del Sol y sus generosas alcancías, con Riteve, aeropuertos, menos lo que requeríamos los ticos de a pata.
La lista es larga: los bonos chinos, la piñata de Fernando Zumbado en el ministerio de la vivienda, la aturugada de Clara en la misma dependencia, el marketing de Roberto Dobles en el Minaet, la monja voladora en la Asamblea.
El apoyo del presidente a la ministra era como haberle pedido la renuncia por default, porque cuando ya ni la vida de los ciudadanos cuenta (solo los negocios) y eso es patente a ojos del pueblo, daña irreversiblemente no solo a Liberación Nacional por negligencia, incapacidad, desidia, sino a Laura que va en caída estrepitosa, quizá solo sostenida por “Intrusos de la farándula”, donde calza de maravilla.
Después, como si no estuviésemos hartos de la arrogancia del Ejecutivo, la visita a los dolientes de Turrubares, es un acto de cinismo puro, aunque el pueblo anticipó: “Aquí no vengan a pedir votos”, pero lo único importante era salvar a Laura (había que ir).
Allí, en casa de los dolientes, le dio su apoyo a Karla, apoyo que con el doble discurso a que nos tiene acostumbrados don Oscar (Paz con la naturaleza vs Las Crucitas, Limón ciudad puerto vs arrebato de los muelles, premio Nobel de la paz –hasta la coronilla vs impedimento de entrada al país del Dalai Lama –premio Nobel de la Paz, sin tanto aspaviento, etc. etc.).
Lo lógico, según el escribiente, es que le dijera: “Te vas el lunes, porque si no… Laura va a tocar fondo. Luego podría nombrarte Embajadora itinerante de las autopistas de la Galaxia, no solo del Sol, pero te vas”.
 

  • Pablo Merino (Productor audiovisual)
  • Opinión
National Liberation
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