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En diversos sectores, estudiantes comienzan a alzar la voz en Colombia contra un estado de cosas que raya en la dictadura y que amenaza la democracia del país suramericano – situación provocada por el abuso de poder por parte de la Corte Constitucional.
En un artículo en el diario El Colombiano (23/10/09), la estudiante de ciencias políticas Beatriz Campillo afirma que, a pesar de que parece que Colombia posee una de las democracias más sólidas de la región, es necesario ver las cosas de otro modo, pues “la democracia de un país no puede ser evaluada exclusivamente desde las acciones del Ejecutivo, sino desde la totalidad del Estado”.Desde este enfoque, Campillo percibe que en Colombia la democracia se encuentra en un estado lamentable. Opina que “es increíble que estemos viviendo bajo la dictadura de nueve magistrados de la Corte Constitucional y que el país siga tan tranquilo”.La Constitución en Colombia garantiza que toda persona pueda llevar a cabo una acción de tutela, mecanismo similar al recurso de amparo disponible en Costa Rica. A partir de una “tutela” interpuesta por una pareja contra una promotora de salud privada, la Corte Constitucional de Colombia, en un reciente fallo (T-388/09), pretende obligar al sector educativo a promover y enseñar el supuesto «derecho al aborto». Campillo sostiene que esto no es más que “una prueba más de la extralimitación de su competencia, porque siendo una sentencia de tutela – se supondría inter partes – la Corte no tendría por qué dar órdenes a otros entes del Estado que ni siquiera estaban involucrados en el caso revisado.”A pesar de que la libertad de conciencia es garantizada en la Constitución colombiana (art. 18), la sentencia mencionada hace caso omiso de este derecho en la labor de los educadores. Haciendo eco del sentir de muchos otros estudiantes, Campillo cuestiona firmemente: “¿dónde está el respeto por las instituciones, por la libertad de cátedra, por la libertad de conciencia?”“¿De qué democracia estamos hablando en Colombia?”, pregunta, en el mismo diario (24/10/09), el estudiante Juan David García Ramírez. Observa además que es un proceso que no sólo se vive en Colombia pues, en general, el mundo – incluyendo a Costa Rica – “avanza cada vez más hacia la magnificación del poder del Estado y la instrumentalización del ser humano, paradójicamente, en el momento de mayor globalización de las sociedades, cuando el individuo debería constituirse en la razón de ser de toda institución o comunidad política.”En el caso particular de Colombia, encuentra que “no es muy democrático un Estado cuyos poderes han emprendido la campaña por la legitimación del aborto, desde las sentencias de la Corte Constitucional hasta las políticas adoptadas por los ministerios de Protección Social y de Educación, mediante la enseñanza y promoción de la idea del «aborto como derecho»”. Ante todo, encuentra aberrante que se reprima de forma tiránica la objeción de conciencia de quienes objetan enseñar sobre un “derecho” que va contra la ley natural y la vida humana.Junto con miles de estudiantes, Campillo y García han salido recientemente a las calles, alzando la voz para luchar contra la erosión de la democracia en su país. Con su firme postura, luchan por evitar el aplastamiento del individuo por parte de un Estado cuya élite judicial pretende erradicar la libertad en el fuero interior de la persona.
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