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Un país de paz… con nada que aprender

Muerte y persecución a las “bases de paz” en la tierra pacifista del planeta, la linda Costa Rica, según su mandatario “el país más pacífico del mundo”.

Muerte y persecución a las “bases de paz” en la tierra pacifista del planeta, la linda Costa Rica, según su mandatario “el país más pacífico del mundo”.
Un lugar donde últimamente escasea la humildad y abunda la soberbia, porque nada tenemos que aprender de la paz que sigue naciendo en cada discurso, un disfraz de buen pastor que diluye lo bélico de la oratoria oficial. Porque la paz es mucho más que la ausencia de guerra.
Recordemos entonces, que esta tierra no es tan pacífica como proclaman sus gobernantes. Costa Rica formó parte, sin ni siquiera tener ejército, de la coalición invasora del pueblo de Iraq en el 2002. Tengamos presente que en las tierras ticas se importaron sólo en el 2003 más de $1.6 millones en armamento, lo que nos hizo el mayor importador per cápita de Centroamérica de ese año,  según un informe del PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo) publicado en el 2005. Considerado “herrero”, el ganador tico del desprestigiado Premio Nobel de la Paz declaró ante la ONU que son  “ofensas a la condición humana” el aumento en el comercio internacional y la producción de armas en el mundo; pero una vez más con el “cuchillo de palo en casa” sigue cayendo en las contradicciones de su Gobierno al olvidar que él aprobó el CAFTA, el cual contiene en el anexo 3.3 temas relacionados a la importación y fabricación de armas o el decreto ejecutivo N° 33240-S declarado inconstitucional que también regulaba esta actividad en Costa Rica. Además olvida el «decreto de armas prohibidas» (34850-MSP), el cual autoriza a policías el uso de armas de grueso calibre en circunstancias excepcionales. Pero ¿quién limita el universo de estas excepciones circunstanciales, será tal vez el mismo que firmó el decreto, y para qué alto calibre, si estamos en el “país más pacífico del mundo” ? ¿Será que el paraíso de paz duerme intranquilo, por la guerra en las calles, donde siguen muriendo inocentes a manos de delincuentes, traficantes, psicópatas y sicarios? Tiquicia se ha convertido en un lugar donde se reprime en vez de educar, con redadas en colegios. Vivimos en una constante guerra contra la naturaleza: minas de cielo abierto, mares contaminados, privatización de parques nacionales, aleteos, reducción de reservas naturales, más cemento y menos bosques. Guerra en los hogares donde día a día mujeres pierden la vida a manos de su “amor”, familias enteras asesinadas por su propio padre, violaciones y asaltos en todos los estratos. Costa Rica es un país donde manda el crimen de cuello blanco y de grandes billeteras custodiadas por poli-gorilas secretos que se esconden bajo las sombras del poder. Al Caribe no lo han querido ver durante demasiado tiempo, ni al resto del territorio nacional donde crece la violencia, la cantidad de indigentes y los índices de desigualdad social, los cuales en los últimos 15 años se han incrementado en mayor medida que en el resto de Centroamérica. Esta es una tierra donde el racismo y la discriminación se convierten en chistes y bromas. Un país donde es mejor ver mejengas y chismes, que realidades y soluciones.
Sigamos durmiendo sin recordar ni aprender, seamos el pueblo lleno de miedos infundados, manipulados por los medios de desinformación que satanizan a sus monstruos sur-comunistas, que tiran fuego por los ojos y comen niños mientras marchan sus ejércitos nucleares hacia la invasión de la pacífica, orgullosa y sin memoria “Suiza centroamericana”.  ¿Un país de paz? No existe, se omitió,  lo perdí,  o sinceramente “no me acuerdo, señor juez”.
 

  • Rafael Alvarado Valerio (Consultor de negocios)
  • Opinión
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