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La responsabilidad social de las facultades de medicina es graduar profesionales con capacidad para resolver los problemas de la salud individual y colectiva.
Por ello, deben revisar permanentemente sus propuestas curriculares para asegurarse que forman profesionales competentes para resolver los viejos y los nuevos problemas de la salud y la enfermedad de las personas, en familia y en comunidad.
Tradicionalmente, las universidades han formado los médicos en los hospitales. Esta realidad favoreció la visión de una práctica en la que predomina la enfermedad de manejo altamente complejo, dejando de lado la atención de las determinantes sociales de la enfermedad cuando, la atención de éstas, es más importante que la atención de las enfermedades, porque las previene. Hace 40 años, las escuelas de medicina de Canadá y la Western Reserve de EE.UU., iniciaron el proceso de modernización del modelo flexneriano de educación médica, que favorece la especialización en la medicina biologista y medicalizadora. La responsabilidad del médico general se ha ampliado muchísimo. Hoy, el conocimiento y la práctica de la Atención Primaria de la Salud (APS) es más compleja que la de medicina especializada. Kerr White, de John Hopking, estudió la morbilidad en EE.UU., e Inglaterra, en 1968, observando los padecimientos y enfermedades sufridas por 1000 adultos, durante un mes. Lo mismo hizo la Asociación Colombiana de Facultades de Medicina (Armijo Rojas, Rolando. Epidemiología Básica. Págs. 65-67 Tomo I, Ed. Intermédica, 1980). La U. San Judas realizó un estudio similar en Hatillo 6, en el 2007, con resultados coincidentes con los de los doctores White y Armijo. En Costa Rica, donde la CCSS ofrece consulta a la mayoría de la población, se consideran las siguientes proporciones en una muestra de mil personas estudiadas durante un mes:500 personas se sintieron sanas. 390 sintieron molestias pero no recurrieron al consultorio médico. 100 de ellas, fueron atendidas por un médico general (En un EBAIS o en un consultorio particular.) 8 personas fueron atendidas ambulatoriamente por especialistas en una Clínica de la CCSS o en un consultorio particular. 2 personas fueron hospitalizadas.Todas las enfermedades en proceso de gestación, se encuentran entre las 500 personas que dicen “sentirse bien”. Entre ellas, mediante programas de APS (promoción, educación y prevención) se pueden diagnosticar casos de gran riesgo, muchos asintomáticos (hipertensión arterial, diabetes, infectocontagiosas, parasitarias, algunos casos de cáncer, obesidad, anemias moderadas, depresión, toxicomanías, etc.); las enfermedades banales y las dolencias se sitúan en el estanco 2 y son tratadas por el boticario, con remedios caseros o simplemente con dieta y reposo. De agravarse los síntomas, el enfermo recurrirá al médico general quien, si está bien formado, resolverá el 80% de las dolencias y referirá con criterio profesional, el 20% restante: 18% para consulta especializada ambulatoria y 2% para ser hospitalizados.Hasta hoy, en Costa Rica no se aplica la estrategia de la APS, que incorpora 990 personas bajo la atención integral para dispensar -por lo menos- 4 consultas anuales por habitante, dentro de un proceso continuo (un médico para cada 250 familias ofreciendo promoción, educación, prevención, recuperación y rehabilitación de la salud); tampoco la mayoría de los médicos generales están capacitados en el ejercicio de la APS; también es cierto que la relación médico familia, en el primer nivel de atención, es muy desproporcionada: ¡alrededor de un médico por cada 1300 familias o más¡. Compárese con Canadá y la Comunidad Europea que tiene un médico por cada 250 familias y Cuba, uno por cada 110 familias.Nuestras universidades forman médicos en los hospitales, donde se internan 2 enfermos por cada mil habitantes, con especialistas como tutores, sobre casos de alta complejidad diagnóstica y de tratamiento, que nunca atenderán en su práctica general porque esos enfermos solo pueden ser tratados en hospitales, por especialistas. Durante seis años de universidad, los estudiantes ignoran los problemas de 990 personas por cada 1000 habitantes y adquieren una visión distorsionada sobre la práctica de la medicina que la ven hospitalaria, biologista, medicalizadora, de atención individual. Desconocen, en términos generales, los principios teóricos y prácticos de la APS. La CCSS debería fijarse la meta de un equipo médico por cada 250 familias. En un EBAIS (1000 familias), trabajarían cuatro médicos generales integrales que resuelven resuelven el 80% de los problemas en salud. La estrategia de la APS reduce el gasto hospitalario. En un corto tiempo se eliminarían 15 a 20% de las camas hospitalarias y un poco más, si se impulsan los internamientos en los propios hogares de los enfermos, allí donde se dan condiciones. Un poco más si se intensifica la atención ambulatoria. Finalmente, si se abrieran Centros Maternales más cercanos a donde vive la gente, para atender partos normales, podrían liberarse entre mil y mil quinientas camas hospitalarias.
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