Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
Analistas consideran que los partidos políticos han adaptado sus principios ideológicos, en aras de conseguir votos.
El desdibujamiento ideológico de los partidos políticos ha crecido en las últimas décadas a un punto tal que ya no responden a los principios filosóficos e históricos que les dieron vida, y en la actualidad no pasan de ser simples maquinarias electorales, que se comportan de manera camaleónica para alcanzar el poder, opinan analistas consultados por este Semanario.
Quizás este comportamiento electorero explique la volatilidad manifestada por los votantes en las últimas elecciones nacionales, en las cuales estas personas han dejado de lado la fidelidad partidaria, para apoyar en un proceso a un candidato y en el siguiente al de otra agrupación. Esta condición de volatilidad quedó registrada en los resultados de la encuesta que realizó la Escuela de Estadística de la Universidad de Costa Rica (UCR) para este Semanario, cuyos detalles fueron publicados en la última edición del año pasado (02-12-09). Alberto Cortés, politólogo de la UCR, indicó que esa encuesta refleja una debilidad en la adhesión a los partidos ya que la figura que los representa atrae al votante, pero este no siente la obligación de votar igual en todas las papeletas, lo cual hace que se presente una gran volatilidad en la voluntad del elector. Otra posible consecuencia del mencionado “trueque” ideológico de los partidos, es que en las últimas campañas políticas se ha hecho evidente la apatía de los votantes, quienes en las estadísticas engruesan cada vez más las casillas de indecisos o abstencionistas, y ni siquiera tienen como tema de conversación lo electoral. Para los analistas Francisco Barahona, politólogo y abogado; José Luis Vega Carballo, sociólogo; Gerardo Contreras, historiador; y José Carlos Chinchilla, sociólogo, los grupos políticos actuales solo conservan algunas “pinceladas” ideológicas en sus planteamientos y más bien destacan por haberse convertido en andamiajes que sirven para alcanzar las estructuras de poder. Ellos hicieron ver que esta transformación de los partidos es más evidente en unos que en otros; pero la tendencia se percibe en todas las agrupaciones y lo normal es que sus propuestas electorales no tengan un contenido ideológico, sino que buscan en el corto plazo solucionar problemas coyunturales. Al respecto, José Luis Vega Carballo piensa que imperan en las campañas políticas los mensajes sin contenido ideológico, y los intereses oportunistas de grupos integrados por personas provenientes de los sectores financieros y económicos de centro-derecha. Entretanto, Francisco Barahona sostiene que no se puede hacer una tabla rasa a la hora de examinar los partidos desde un punto de vista de su ideología, pues en ellos varía la mezcla de elementos que los hace más o menos maquinaria electoral. José Carlos Chinchilla, por su parte, enmarca la mencionada tendencia en la desaparición mundial de la bipolaridad (Este-Oeste), que originó un desdibujamiento de las ideologías y que se tradujo en un fortalecimiento de la mutación de los partidos a maquinarias electorales.La tesis de Gerardo Contreras tampoco difirió de la expresada por Barahona, Chinchilla y Vega, y para respaldarla hizo un repaso histórico de cómo los distintos partidos han abandonado sus principios doctrinarios, en aras del oportunismo electoral. MÁS MÁQUINARIAS Al ahondar sobre el tema, el sociólogo y director de la Maestría en Administración de Justicia –de la Universidad Nacional-, José Carlos Chinchilla, explicó que para entender mejor la conversión de los partidos políticos en maquinarias electorales, hay que recordar el fenómeno que se produjo en el mundo al acabar la bipolaridad ideológica. Lo anterior provocó que las agrupaciones se desdibujaran en lo ideológico, sumado a que ya había una tendencia a convertirse en maquinarias gestoras de votos. Es así como la ideología de un partido, en la práctica es un enunciado que a su parecer se llena de contenidos eclécticos (con posiciones intermedias), como es el caso del Movimiento Libertario, “que a pesar de que mantiene posiciones con su concepción neoliberal, de pronto aparece con una política de denuncias sobre la salud y ponen para ello a un líder de la Caja Costarricense del Seguro Social”. Dichas denuncias fortalecerían el papel del Estado y por lo tanto serían contrarias a la filosofía neoliberal de los libertarios, sobre reducir al mínimo las funciones estatales. “Los partidos mimetizan su ideología: van transformándose ideológicamente en lo que la gente supuestamente quiere. No son grupos que sostienen tesis ideológicas de proyectos políticos”, advirtió Chinchilla. Agregó que estas contradicciones ideológicas se dan en todos los partidos, aunque resultan más notorias en el Movimiento Libertario, que por su doctrina es diferente al resto. “El hecho de que no notemos tan claramente las contradicciones en el Partido Liberación Nacional (PLN) -o en el mismo Partido Acción Ciudadana (PAC)- obedece precisamente a que la vieja ideología socialdemócrata se ha venido desdibujando progresivamente”, acotó. Como muestra de esta contradicción citó el impulso del PLN al modelo de concesión de obra pública, que quita potestades al Estado, contrario a los principios de intervención estatal que ha defendido históricamente la socialdemocracia. En el caso del PAC, el sociólogo lo ve como un partido difícil de ubicar ideológicamente, ya que es un grupo que se organiza sobre ejes o preocupaciones que permiten aglutinar a la gente, y a partir de un principio de participación ciudadana se empieza a construir una propuesta que combina elementos de la socialdemocracia con aspectos de la situación política actual. Dados estos factores, no es de extrañar que en las campañas actuales, la dinámica de los partidos en busca de los electores no se centra en los principios ideológicos, sino más bien en la utilidad práctica de atraer votos. “Y si para eso hay que decir cosas que no estaban en la base fundamental con que se construyó el partido, lo van a hacer”, advirtió. Acerca de si estas agrupaciones podrían de-saparecer por esta tendencia electorera, el docente de la UNA dijo que éstas existen porque hay un código electoral que los obliga a canalizar sus intenciones por medio de un partido legalmente constituido. Al hablar de la actual apatía del electorado en la campaña que culmina con las elecciones del próximo 7 de febrero, Chinchilla estima que la desideologización que han mostrado los partidos en las últimas campañas, podría ser la causa. “En realidad, desde 1986 –cuando a don Óscar Arias se le ocurrió decir que la meritocracia era lo que iba a conformar su gobierno- comienza el deterioro de los partidos políticos. Con esto quiero decir que los partidos políticos no están contribuyendo a la formación ciudadana, ni convocando a las personas a participar políticamente”, añadió. Lamentó que toda esta situación afecte a la democracia, porque cada vez la gente tiene menos interés en participar, menos logros que obtener, acrecentado por el utilitarismo de los ciudadanos que buscan obtener ventajas en lo que hacen. Otro elemento que genera desencanto entre las personas votantes, es el incumplimiento de las promesas de campaña. A pesar del malestar que haya entre la población, Chinchilla abogó por la existencia de procesos electorales y por la construcción de alternativas políticas si los votantes no encuentran candidatos de su simpatía. “No basta con decir no participo, porque la democracia nos permite –de alguna manera- incidir sobre la dirección del país y el impacto que tiene en nuestras vidas”. TENDENCIA MUNDIAL En coincidencia con lo expuesto por Chinchilla, el también sociólogo y catedrático retirado de la UCR, José Luis Vega Carballo, aclaró que la tendencia hacia la pérdida de ideología que muestran los partidos nacionales no es algo exclusivo, sino que es propio de un comportamiento político global, en donde prevalece esta forma neoliberal de conducir las campañas, con escaso contenido y mucha influencia mediática. Vega Carballo coincide con Chinchilla en que esta tendencia se acentúa en 1986, cuando también se entroniza el bipartidismo y el modelo neoliberal en prácticamente todos los campos de la vida costarricense. De acuerdo con el analista, algunos partidos -como el PAC y otros de izquierda- nacieron con la esperanza de no evolucionar en la dirección cuestionada, pero han terminado por caer en el mismo patrón, al tratar de convertirse en partidos de un llamado centro, por no tener un perfil ideológico definido, o por suponer que ya no hay ideologías. En su opinión, los actuales partidos no solo son maquinarias electorales, sino “maquinarias de negocios, prolongaciones de los tentáculos de poder de grupos financieros, y no solo nacionales, sino centroamericanos y transnacionales, debido a la conversión del país en una plataforma abierta a negocios internacionales, donde todo está a la venta y al mejor postor”. El catedrático comentó que “los grados de desconfianza o incredulidad entre el electorado respecto de cualquier cumplimiento de promesas o programas, es muy elevado. Realmente solo actos de autoengaño o engaño inducido por parte del electorado, lo pueden hacer creer que se va a cumplir algún tipo de oferta electoral”. Agregó que “la quiebra de la democracia en Costa Rica estriba en que no se sabe qué es lo que se va a producir en término de resultados concretos, con el acto de ir a votar. Pareciera que para gran parte de la gente esto es un movimiento de inercia, de respuesta mecánica y manipulada, ante estímulos casuísticos absolutamente irresponsables, en el sentido de que no obedece a ningún compromiso con un proyecto o programa”. Vega considera que en este contexto el votante está desorientado y no sabe a quién apoyar, sumado a que casi todas las agrupaciones que participan son desleales a la democracia. No descarta la desaparición de los partidos políticos de continuar la referida tendencia y por eso clamó por un rescate de la “democracia sin partidos, a base de una gestión ciudadana y de movimientos de la sociedad civil, tendientes a poner fuera de juego a estas maquinarias perversas y corruptas, desleales a la democracia, que dominan el escenario electoral”. El sociólogo se quejó porque en el escenario actual se ha consolidado el matrimonio entre el poder económico privado y el político, que elimina las barreras entre lo que es el mercado y el Estado. Vega aseguró que la ciudadanía le pasará una factura muy severa a los grupos de centro-izquierda, que trataron de capitalizar “oportunistamente” las fuerzas contra el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos y que han incapaces de impedir el avance en la quiebra de la democracia, por parte de la extrema derecha representada por las fuerzas que dominan en el PLN y en el Movimiento Libertario. Por otro lado, al analizar la pérdida de valores ideológicos de los partidos políticos, el catedrático y politólogo de la UCR, Francisco Barahona, hizo un desglose general de las principales agrupaciones y del deterioro de sus principios filosóficos. Así, estima que el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), se ha olvidado de su doctrina y “está en una debacle existencial e incluso su última propaganda `del menos malo´ me parece que es una prueba de que es más importante ese tema, que formar y educar a la gente del pensamiento socialcristiano”. En cuanto al PLN, juzga que su planteamiento ideológico de socialdemocracia ha cambiado en un 80% en manos de los Arias (Óscar y Rodrigo) y su equipo, hasta convertirse en un partido de pensamiento conservador, capitalista y de derecha. Mientras tanto, “el Movimiento Libertario –que nació en la extrema derecha- se ha acercado un poco a la derecha y el candidato está tratando de ser un poco más potable ideológicamente”. Respecto del PAC, Barahona es del criterio que sigue igual que como empezó, “aunque está presentando una fórmula más pluralista, más amplia, invitando a las personas que votaron por el no y por el sí al TLC para que voten por ellos, lo cual indica posiblemente un pensamiento más moderado”. Respecto de los grupos que están cerca de la izquierda, comentó que el de Rolando Araya (Alianza Patriótica) procura mantener la bandera socialdemócrata, con un humanismo cuántico. Al Frente Amplio lo percibe como el que está más a la izquierda, “pero, obviamente no es un partido comunista tradicional, sino socialdemócrata, de compromiso profundo. En tanto que a Integración Nacional (PIN) y su candidato Walter Muñoz, lo mira como un partido enfocado a encontrar fórmulas prácticas, dentro de un concepto de soberanía popular y nacional, que lo acerca a los dos anteriores grupos. Según Barahona, en el PLN podría haber una contradicción ideológica frente a sus postulados históricos. Sin embargo, en la actualidad no se da esa contradicción, “pues la candidatura de doña Laura Chinchilla y todo su equipo de propaganda es el continuismo de don Óscar y él ya arrió varias de las banderas tradicionales de su partido, sobre todo en lo relativo a las privatizaciones y al TLC. En ese sentido, Liberación cambió y al cambiar no hay contradicción, porque es un partido de derecha, ya no es socialdemócrata”. De cara al futuro, el politólogo calcula que el apoyo que el pasado 15 de enero acordaron los candidatos de Alianza Patriótica y el PIN a favor del aspirante presidencial del PAC (Ottón Solís), podría servirle para ganar la presidencia.
Gerardo Contreras, historiador:
Prevalecen los criterios de “marketing”
A partir de 1980, cuando surge el neoliberalismo en Costa Rica y en el mundo, los partidos políticos se vuelven “vulgares maquinarias electorales”, recordó el historiador de la Universidad de Costa Rica, Gerardo Contreras. Del Partido Liberación Nacional (PLN) que nació el 12 de octubre de 1951 en San Ramón de Alajuela, poco queda de su concepción ideológica histórica basada en la socialdemocracia reformista, agregó. En su opinión, estas maquinarias se manejan ahora bajo los criterios del “marketing”, y a los jefes de campaña se les denomina gerentes. “A partir de aquí, vemos que aquel PLN que fue socialdemócrata, es ahora un híbrido, con algunas tesis ralitas de la socialdemocracia y con un neoliberalismo rampante”, acotó. Contreras precisó que a partir de 1980 comenzaron los procesos de privatización del sistema bancario, de la educación pública y del cierre de instituciones, en contraposición a los planteamientos socialcristianos y de la socialdemocracia histórica. Rememoró que fue en 1985 –bajo el gobierno de Luis Alberto Monge- cuando se aprobó el primer Programa de Ajuste Estructural (PAE), mientras que el segundo fue aprobado en 1987 por la administración de Óscar Arias, y el tercero –aunque no se aprobó- se negoció durante el mandato de Rafael Ángel Calderón, del PUSC. En su criterio, los partidos se mantendrán hacia el futuro como maquinarias electorales, con el neoliberalismo como bandera,ya que es este es parte de una ideología que aboga por el mercado, el comercio libre, la libre competencia. “Lo que hay entre los libertarios y los liberacionistas son contradicciones no antagónicas, porque en lo fundamental están de acuerdo: privatizar los muelles, la apertura de las telecomunicaciones y de los seguros”.
Este documento no posee notas.