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Un estudio señala que los esfuerzos de la sociedad civil no han servido para detener el empuje de la actividad, que “creció en 20 años lo que el banano en cien”.
Los esfuerzos de comunidades y organizaciones no han logrado mitigar la expansión agresiva de la producción piñera, la cual ha implicado “serios impactos” al ambiente y ha impuesto “condiciones de explotación” sobre las personas trabajadoras en esas plantaciones, la mayoría de las cuales constituyen población migrante.
Así lo afirma el estudio La Actividad Piñera en Costa Rica: De la producción a la Expansión, el cual fue elaborado por el investigador Guillermo Acuña, por iniciativa de la Asociación de Iniciativas Populares Ditsö, bajo el patrocinio de la Fundación Rosa Luxemburgo.
Ese documento apunta que entre mediados de los años 80 y el 2000, el área total ocupada por las plantaciones de esa fruta pasó de 2.000 hectáreas a más de 40.000, repartidas en la Zona Sur, Norte y Atlántica.
Acuña puntualizó que “las grandes empresas sustentan su nivel de productividad llevando al extremo el uso extensivo de los dos factores principales sobre los que se ha sustentado la expansión piñera, el ambiente y el recurso humano y ambos son agotables”.
El investigador, quien es sociólogo y posee una maestría en Comunicación, distingue dos etapas en el desarrollo de la actividad. La primera, “de producción más moderada”, se sitúa a mediados y principios de los años 80, cuando el cultivo ocupaba entre 2.000 y 4.000 hectáreas.
Según dijo, la segunda etapa de expansión más drástica se inició “luego de la instalación de la empresa Pindeco en Buenos Aires de Puntarenas, aumentó la superficie cultivada y se incorporaron nuevas tecnologías que constituyeron la base de la expansión agresiva, prolongada y sistemática; hoy algunas cifras oficiales reportan hasta 40.000 hectáreas de piña en el país”.
“Estamos ante la acentuación del ritmo expansivo, situación que no se detiene a pesar de los esfuerzos de la sociedad civil”, subrayó.
El autor, quien desde 1995 ha investigado el tema de la piña en diferentes estudios, observó que aún está por verse cómo esta actividad será afectada por la crisis financiera internacional. Sin embargo, lamentó que “los resultados de las crisis finalmente no los pagan las empresas sino el recurso humano, pues se recortan salarios y personal, lo cual es facilitado por la condición migratoria de mucha de la población”.
EXPANSIÓN
El documento apunta datos de la Promotora de Comercio Exterior (PROCOMER), según los cuales la exportación de piña en el 2008 reportó $573 millones en ingresos.
Añade que en este momento hay en Costa Rica unas 42.000 hectáreas sembradas de dicho producto, con 1.200 productores, de los cuales 1.100 son pequeños, con una generación de 23.000 empleos directos y 92.000 indirectos, según el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).
Aunque el documento reconoce que esos datos son positivos “en el marco de la inserción de Costa Rica en los mercados internacionales”, hace la salvedad de que “la bonanza económica presentada por la actividad piñera no se traduce en mejores condiciones de vida para las comunidades donde se desarrolla”.
Al respecto apunta que en la región atlántica, los sitios que más intensamente se han dedicado a la producción piñera, presentan “un menor índice de desarrollo social cantonal, comparado con el promedio nacional”.
Según explicó, la presión que estos cultivos ejercen sobre el ambiente tiene que ver con la aplicación “de manera intensiva de ciertos agroquímicos que no sólo dañan el medio ambiente, sino a las poblaciones aledañas en aquellos casos en los que no hay buenas barreras naturales de protección”.
El Informe puntualiza el daño ambiental en “la contaminación de los ríos, la desaparición de cauces, bosques, y la contaminación de mantos acuíferos”.
Por otra parte, en el tema laboral, se señalan diez “de las principales dinámicas de violación de los derechos sociolaborales”, entre las que cita bajos salarios y jornadas extensas, falta de estabilidad laboral y la imposibilidad de formar sindicatos, o problemas de seguridad ocupacional relacionados con la exposición a agroquímicos.
Piña “neoliberal”
Desde la Asociación de Iniciativas Populares Ditsö se manifestó que la expansión piñera “corresponde con la concreción del modelo neoliberal en el agro en detrimento de la soberanía alimentaria y de la inserción en el mercado de los pequeños productores”. La posición de esa organización es que el crecimiento de ese cultivo ha sido “descontrolado y apadrinado por poder político. La piña en 20 años ha llegado a alcanzar la misma expansión que el banano en cien años”.El Informe se puede solicitar tanto en formato digital como impreso al teléfono 2224-6780 o al correo [email protected]
Este documento no posee notas.