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La novela Caín del Premio Nobel de Literatura 1998 José Saramago, es de esperar sea tema de estudios en las clases universitarias, donde estudiantes y catedráticos, de seguro, han de hablar sobre esta obra. Ya la polémica fue feroz. También intervino la Iglesia Católica ante la publicación de la obra del mismo autor, El Evangelio según Jesucristo.
A raíz de esto, Saramago le brindó una respuesta al Papa:“–La Biblia no es un libro cristiano. No se está hablando de un libro católico. Entonces ¿por qué el Papa me quiere hacer guerra e impedir la lectura de Caín al estilo de los viejos y dolorosos tiempos de la Santa Inquisición?
Don Miguel de Cervantes en Don Quijote de la Mancha, cuando escribía su libro en Cárcel Real de Sevilla, entre setiembre de 1597 y abril de 1598, eludía el tema.Saramago regresa a la polémica que ya se ha eternizado en la mente de moros y cristianos.Sería imposible que una mente divina inspire a hombres demenciales para escribir un libro donde en cada página se impone el terror sobre el indefenso corazón del hombre.En la Biblia Samuel I, en una conversación con Saúl, le dice: hay una orden terminante de Jehová.–Escucha Saúl, hiere a Amalec y destruiréis todo lo que su pueblo posee y no te apiades de él, mata a hombres, mujeres, niños y amantes, vacas y ovejas, camellos y asnos.Y Saúl tomó vivo al rey Agag de Amalec, y a todo el pueblo mató a filo de cuchillo (Capítulo 15, ver 3 y 8).En este acto de barbarie por orden de Jehová, Saúl perdona a ovejas, cabras, camellos y asnos, pero ejecuta niños, viejos, mujeres, ancianos, enfermos. Todo fue sangre sobre sangre, como un mandato de Jehová. (Ver 15).Más adelante en la misma Biblia aparece un personaje demencial que se llamó el Profeta Isaías, quien dijo haber recibido una orden de Jehová para matar ancianos, mujeres, enfermos, y hasta a los niños que se encuentran en el vientre de las mujeres (I-13-17.18)José Saramago hace diez preguntas. No hay respuestas. O puede que Saramago por alguna inquietud, no las cita en su libro.La respuesta podría estar en la misma Biblia, capítulo 15, versículo 22, Libro Primero de Samuel, cuando declara el terror, derrama la sangre inocente, divide a los pueblos, suceden increíbles matanzas, todo esto porque Jehová ama los holocaustos.Saramago escribe sobre un capítulo del libro y nos brinda una lección de literatura. No es concebible llegar a la redacción de una novela, sin antes haber leído mil libros. El caudal del escritor debe ser profundo. Hacer el papel de creador es un oficio de eméritos.Antes de escribir este artículo he consultado 20 obras literarias, incluso he repasado el más antiguo de los libros religiosos escrito en Babilonia años antes de Cristo: Las Leyes de Manu. Ahí está la génesis del barbarismo del hombre contra la indefensa mujer que ha de perdurar en los libros posteriores, en donde el hombre se declara el mensajero de Dios.Sucede que políticos, hombres sabios, religiosos, poetas intelectuales escriben y pregonan temas que son terroríficos por sus mentiras. En la Biblia, Moisés pregona ser el vocero de Dios y jura haber regresado desde lo más profundo del desierto con las Leyes de Dios que no son 10 sino 694. Entre esos mandamientos, el verbo amar a su amo. Se instituye la esclavitud. La palabra oro está citada 194 veces.Y las citas de los llamados 10 mandamientos, Moisés las tomó del famoso libro de los Muertos, que asombra el pensamiento porque data de Egipto en el año 236 antes de Cristo.La mujer lleva el más nefasto de los destinos por un mandamiento de Dios. Además del caso de Eva, madre de Caín, ya en Proverbios se dice que la mujer no debe tener la fuerza del hombre.El maestro Saramago omite sin saber por qué el final de Caín. Bueno, hasta el Gran Pitágoras desconoce el poder de la mujer durante mil años en la historia helénica cuando se puede decir que la Pitonisa en Delfos definió el destino de toda Grecia.Ya lo sabemos. El maestro Saramago nos lo recuerda en una obra henchida de una pasión histórica extraña, pero cierta.Además hay que agregar lo que olvida Saramago, Premio Nobel de Literatura.Isaac Assimov nos lo narra en la geografía del Edén, pueblo de Adán y Eva, en los lugares situados entre los ríos Tigris y Éufrates donde hoy existe Irak, antes Babilonia. Caín mata a su hermano, Abel. Jehová lo perdona y ofrece castigar a quien mate a Caín con una pena de siete veces siete. Caín no cree en las palabras de su Dios y huye.Existía a pocos kilómetros de El Paraíso, otro pueblo, donde habitaba el patriarca Enod quien tenía una hija muy bella. Caín se refugia en ese pueblo y se casa con la hija de Enod y forma un nuevo pueblo. (Génesis 4-16).El primer hijo de Caín se llama Henod. Años después Adán y Eva tendrían a su tercer hijo llamado Set.
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