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El Tribunal Ambiental Administrativo está a la espera de completar información, para determinar si lleva a juicio al hotel Riu.
Decenas de vecinos y personas provenientes de otros sitios del país, realizaron el pasado sábado 27 y domingo 28 de febrero, una actividad pacífica frente al enorme hotel Riu, denominada “Campamento por el rescate de playa Matapalo”.
Este complejo hotelero de capital español y 701 habitaciones, fue inaugurado en noviembre pasado y desde antes enfrentaba cuestionamientos por daños ambientales que se produjeron durante su construcción, los cuales aún no han sido determinados por el Tribunal Ambiental Administrativo (TAA).
Las relaciones entre el hotel y los vecinos de esta playa situada en el cantón de Carrillo –a unos 15 kilómetros de la comunidad de Sardinal-, se han visto afectadas por algunas limitaciones que se le quisieron imponer a personas que ofrecen productos y servicios contiguo al centro de hospedaje.Las fricciones se elevaron el pasado 18 de diciembre, cuando la Municipalidad de Carrillo intentó poner obstáculos para limitar el paso de vehículos, en el acceso que usan los lugareños y visitantes para acceder a la playa. No obstante, vendedores consultados por este Semanario el 27 de febrero, dijeron que en las últimas semanas dejaron de tener enfrentamientos con la administración del Riu y ahora ofrecen sus servicios sin ninguna restricción. Till Koehler, gerente general del hotel, aseguró que en ningún momento su empresa ha pretendido limitar el acceso o las actividades en esa pequeña playa, sino buscar que el quehacer de estas personas y de los visitantes, no genere situaciones que puedan poner en riesgo la seguridad de los turistas, la tranquilidad y el ornato del lugar. Si bien las relaciones entre vecinos y el hotel aparentemente tienden a mejorar, todavía está pendiente el informe sobre el impacto causó la construcción de las instalaciones hoteleras -cuya inversión alcanzó los $175 millones (cerca de ¢100.000 millones)- y de qué forma indemnizará al país por los daños. Funcionarios del Área de Conservación Tempisque (ACT) y del Tribunal Ambiental Administrativo llevaron a cabo a finales de noviembre anterior inspecciones de la zona marítima-terrestre, y preliminarmente encontraron que fue destruido un área de manglar de unos 8.000 metros cuadrados y una quebrada fue desaparecida. El informe final del TAA se mantiene pendiente, debido a que el ACT y el Instituto Geográfico Nacional no han completado algunos datos que les solicitaron, informó el 25 de febrero la abogada de ese tribunal, Emily Hyman.
MEJORES RELACIONES
Juan Félix Castro, de la Pastoral Social de Liberia, criticó a la administración del hotel Riu por la hostilidad con que han tratado a las personas vecinas que venden servicios en la playa, a quienes les quiso hacer creer que era privada y en ocasiones se les trató de desalojar. Sin embargo, respecto de los obstáculos que les ponían a los vendedores los guardias privados del hotel, Diego Solís, aseguró que al parecer el Riu entendió que debía mantener una buena relación con ellos y desde hace algunas semanas ya no los molestan. Solís, quien alquila vehículos cuadraciclo a los turistas, recordó que anteriormente del hotel llamaban a la Municipalidad de Carrillo o a la policía de tránsito, para impedirle ofrecer este servicio. Lo dicho por Solís fue confirmado por Roberto Mora, un pequeño empresario de Sardinal, quien ofrece excursiones a turistas. Detalló que gracias a negociaciones con la administración del hotel, ya no volvieron a enfrentar limitaciones y ahora hay un uso de la playa más armonioso. Mora puso como ejemplo el hecho de que el hotel no deja de manera permanente en la zona pública, las sillas playeras y otros elementos que utilizan durante el día para sus huéspedes. Por su parte, el gerente general del hotel, Till Koehler, aseveró que la protesta del fin de semana no se justificaba, ya que lo único que intentan es que los huéspedes del hotel se sientan a gusto cuando usan la playa. Al principio quizás desconocía algunos aspectos de la normativa nacional, pero “estoy más que dispuesto a cumplir con todas las leyes y las regulaciones del medioambiente”, comentó. Koehler –nacido en Alemania- explicó que su principal preocupación son los huéspedes y por eso busca que los vendedores de servicios hagan un buen uso de la playa, por ejemplo, sin caballos que la ensucien con sus excrementos y sin vehículos que circulen por la arena. Lamentó que un conjunto de duchas e inodoros que donaron a la municipalidad para el uso público, a los pocos días de abiertos fueron desmantelados y se robaron hasta los cables eléctricos. Por otra parte, dio a entender que para la construcción del hotel no se tomó en cuenta que Matapalo es una playa en donde desovan las tortugas, y al tiempo que se comprometió a realizar modificaciones al alumbrado para que no perjudiquen su arribo, reprochó que algunos lugareños llegan en las noches a saquear los nidos. Detalló que personal del hotel hace recorridos por la playa para ayudar a llegar al mar a las tortugas recién nacidas y se le dan instrucciones a los turistas, para que sepan cómo proceder cuando llegan a depositar sus huevos en la arena. Entre algunas de las acciones para colaborar con la protección ambiental de Matapalo, Koehler anunció que compraron recipientes para basura y están solicitando la anuencia de la Municipalidad de Carrillo, para colocarlos en la playa. Rechazó los comentarios de algunas personas de que estén lanzando aguas negras a la playa, lo cual consideró “una locura” para la imagen del hotel, y puntualizó que tienen dos plantas de tratamiento, las cuales mostró a este Semanario. Acerca de la destrucción del manglar, aclaró que él fue traído desde República Dominicana para administrar el hotel, por lo que desconoce lo que pasó durante el proceso de construcción. En cuanto a la siembra de palmeras exóticas en la zona de playa, precisó que funcionarios del Ministerio de Ambiente, Energía y Telecomunicaciones le hicieron saber la inconveniencia de cultivar esta especie, por lo que no la sembrarán más. DAÑOS EN EVALUACIÓN
En referencia a las inspecciones ambientales hechas a finales de noviembre pasado, la abogada del Tribunal Ambiental –Emily Hyman- dijo que después de reiteradas peticiones al Área de Conservación Tempisque, para que entreguen datos pendientes, le dieron tiempo hasta el 26 de febrero para que lo hicieran. José Miguel Valverde –funcionario de esa Área- confirmó a UNIVERSIDAD en noviembre que una zona de manglar contigua al hotel -de casi una hectárea- fue cortada y rellenada, mientras que un grupo de árboles en unos 5.000 metros cuadrados junto al estero, casi en su totalidad fueron talados. Por otro lado, Juan Sánchez –del TAA- encontró que hubo un desvío y la eliminación del cauce de una quebrada, corta de vegetación, relleno de áreas de manglar e introducción de especies vegetales exóticas. La existencia del manglar fue certificada por el Instituto Geográfico Nacional, ante requerimientos de la Sala Constitucional en julio del 2009. El Tribunal Ambiental Administrativo deberá preparar en los próximos días un informe sobre los daños provocados por el Riu y definir si hay causas para llevar a juicio a la empresa hotelera.
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