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La Corte Constitucional de Colombia, o como decimos aquí la Sala IV, ha dictado cátedra de entereza e imparcialidad al rechazar las pretensiones de re-elección para un tercer período de su presidente.
Ellos encontraron “violaciones sustanciales en el principio democrático” en el pretendido referendo al respecto al gastar los promotores más de seis veces lo autorizado por las autoridades electorales y recibir aportes hasta 30 veces más de lo permitido. Para ellos, esas no son “travesuras electorales”.
¡Qué distinto de lo que se ha hecho y hace en otros países en donde la Sala Constitucional rechaza la reelección y unos años después la autoriza, sin cambiar los argumentos, sólo cambiando los magistrados la segunda vez !
Gran lección nos han dado en cuanto a su independencia y el respeto del presidente que solicita la re-elección, contrario a ejemplos recientes en donde el postulante había hablado con los magistrados antes de emitir su fallo:
“Guido, yo estaba ciento por ciento seguro de que me pasaban la reforma. Tenía la promesa de cuatro magistrados. Uno me traicionó “. Declaraciones de Óscar Arias a Guido Sáenz en “Piedra Azul: Atisbos en mi vida”. Editorial Costa Rica, 2003.
Este continente necesita más salas constitucionales como la colombiana y menos discursos de dignatarios de cómo mejorar la democracia cuando en sus actos cotidianos atentan contra ella.
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