Valga la pena mencionar que la FIA no está sola. Comparte con las fiestas de Zapote, los toros y el Festival de la Luz un elemento común. Citando a William Faulkner, “están repletos de ruido y de rabia, y no significan nada”.
Al estilo del circo y aunando lo más mediocre en autores nacionales, especialmente los de contracultura (algunos con desfalcos a la ley por estafas y otros pormenores), la FIA arranca en medio de un ruido ensordecedor para cualquier oído artístico o corazón sensible. Verdaderamente sorprende el grado en que el populismo llega a ser mediocre y mediocritizante. Las únicas acrobacias que logran distinción son las de las compañías extranjeras. Nacionalmente se vuelve siempre al mismo páramo y el mismo destrone de lo excelente.
A pesar de tener una nota baja en materia artística, sirve de espectáculo a las masas igualmente sin educación, que desean ahogarse en el ruido y el color. La única diferencia con las palabras de Faulkner, es que dicho autor considera que tal ruido y rabia pertenecen a un cuento narrado por un imbécil.
Así se refería a la vida misma. Al menos es la vida de tantos que no encuentran significado más allá de un trabajo de 8 a 5 y una familia de pocos hijos, más con dos a tres carros.  Generalmente más carros que hijos. La existencia de las neurosis noogénicas puede bien estar en la definición del yo existencial como del yo material y económico. Son patologías nuevas que corresponden a una ausencia de valoración propia y que de hecho comprimen el ser porque no logran desarrollar sistemas ascendentes de aspiración vital y espiritual.
Se llega a los 60 años de edad a obtener una pensión y con ella entrar a niveles de aun menos significado y  valoración. El haber creado un sí mismo válido e haber impreso un mensaje sobre la vida, de importancia venidera, es generalmente despreciada, para establecer el glotón material,  que no significa nada y tampoco a nadie más le es significativo. Triste desenlace de una vida y que confirma plenamente el pensamiento de Faulkner. Tanto el trabajo de Rollo May como el de Víctor Frankl han indicado que las neurosis noogénicas se inician apartir de la segunda mitad del siglo XX como consecuencia de la masificación del hombre. Pensamiento estandarizado y ausencia de criterio filosófico, artístico y científico, caracterizan un millieu en que la teología está ausente como un hecho central a la praxis intelectual. Creo que la futura revolución de los intelectuales será una en gran parte  de tipo teológico. Y es que se han separado ya demasiado las dos culturas: la científica/tecnológica y la humanista.
Pasando a la DEA, encontramos como una gigantesca organización mundial lidia con el crimen atroz del narcotráfico. En haciéndolo, se conquista un lugar de héroe en la historia y la cultura. Más dicha organización es  a su vez  altamente anticuada en su definición de drogas de abuso. Un ejemplo de lo anterior, es el tratamiento de las llamadas drogas enteogénicas (alucinantes de estructura triptaminérgica), que aún en estos años más recientes se consideran peligrosas y capaces de crear hábitos indeseables o de movilizar estados premórbidos de psicotismo. Casi toda la evidencia científica más reciente está en contra de esos puntos de vista. Más aún, estos permanecen incambiables. Existe algo afín a un gran temor de perder control, gobernabilidad y poder, si una parte de la población ingiere alucinógenos con fines de auto mejoría y descubrimiento. Quizás tenga razón T. Leary cuando decía que la conciencia elevada y alterada era un hecho revolucionario. Ciertamente Laing y Cooper pensaban así de la locura. Además está el prejuicio de que alucinar es patológico. Nuevos resultados científicos han indicado que alucinógenos como el psilocibin, tienen efectos muy positivos sobre la jaqueca y sobre síndromes obsesivos/compulsivos. Mejora también  la calidad espiritual y psicológica de la vida. La ibogaina se ha utilizado para eliminar adicciones al alcohol  y a la cocaína. Similarmente el Cannabis ha sido indicado en diversos estudios, como un medio de inducir neurogénesis neurocerebral, particularmente en el hipocampo y se han encontrado que disminuye tumores cerebrales malignos. Nada de esto conmueve la clasificación de la DEA. Es un caso de un gran hombre que es demasiado policial para ser intelectual.
Y por último está la Cegua, leyenda exquisita y aterrorizante. Ni se diga de su significado en tiempos modernos, donde ha predominado tanto la importancia y el rol de la mujer.  La Cegua parece ser parte de un folclor en que el machismo busca una penitencia. El flagellanti es pues el varón, quien termina siendo aterrorizado por la mujer terrible y el monstruo lunar. Es una manera de mantener el balance entre macho predominante y mujer subyugada. La mujer, como lo terrible, se venga del don Juan traicionero. El folclor y la mitología son formas de escarbar más profundo en la psique humana.  
Y es que hoy es indispensable dejar de lado el planteo puramente geográfico y topográfico de la investigación y de la vida y adentrarse en una praxis geológica. Es necesario escarbar y profundizar, no solamente caminar por la superficie de lo fenomenológico. Muchas veces el elemento numinal y lunar nos recuerdan esa necesidad. Los alfabetos simbólicos y mágicos, de la mitología, son más poderosos que los puramente exactos. La FIA, la DEA y la Cegua  tienen el común denominador que no generan fuerzas centrifugales en el pensamiento paradigmático. Todas las tres cautivan y tribalizan. De todas ellas, la mitología de la Cegua es la que más valor significativo nos otorga. Es más geológica y protectiva. Es más acogedora.