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Ultra derecha judicial: Otro arrebato

El mensaje ha sido claro (cf. Extra p. 9) “el director del OIJ, Jorge Rojas, asegura que la actuación de sus oficiales fue correcta”. Ya han existido otras pugnas por el poder y por ver que hay gente que manda donde le viene pues necesitan reafirmar que ellos son los buenos.

El mensaje ha sido claro (cf. Extra p. 9) “el director del OIJ, Jorge Rojas, asegura que la actuación de sus oficiales fue correcta”. Ya han existido otras pugnas por el poder y por ver que hay gente que manda donde le viene pues necesitan reafirmar que ellos son los buenos.
El mal está afuera. En esta ocasión el Yom Kipur ha tenido su conmemoración en la ciudad universitaria Rodrigo Facio, y nada menos que el macho cabrío se ha cebado, simbolizado, en la figura de, nada menos señores, que de un supuesto “corrupto” tráfico-policía -sindicalista.
Las señales de los tiempos, y eso sin pretender ser agorero, profético y menos apocalíptico, parece que no son observadas claramente entre tanta publicidad y granadas de humo.
En toda Organización existen facciones que momentáneamente, temporalmente, por poco tiempo, gracias a las divinidades, y para ser lo suficientemente reiterativos, toman el gobierno de dichas organizaciones. En la mala imitación de pirámide masónica (facción masónica) “du Louvre” se han asentado hace ya suficiente tiempo aires enmohecidos que quisieran mostrarse renovados por maquillajes publicitarios debidamente contratados.
A lo interno se respira el oxido atemorizante de una maquinaria kafkiana que impide una verdadera renovación con el potencial humano que se encuentra latente; pues cuando hablamos de facciones de ultraderecha somos claros en reconocer que hay excelente jueces, fiscales y defensores que no pertenecen a ella: “¿Seré yo, Señor?” es lo que sigue para limpiar la conciencia. Mediante la figura del “interino-si me caes bien, pues si no te vas” o el “asciendes si no te veo o si me caes bien” se lubrican con sangre y grasa humana esos desvencijados engranajes.
Crean que nos duele lo que les vamos a decir, pero es parte del goce del “te lo dije” que encanta a nuestros académicos-inactivos: si nuestra principal e insigne Universidad de Costa Rica la “U”, (cf. Extra pp. 8-9) “se convirtió en campo de Batalla” ha sido porque era hora de que sintiera en cuerpo propio, en sus propias entrañas la operación que lleva a cabo el escalpelo estigmatizante del “identificador de brujas profesional”: un sistema penal de ultraderecha que busca enemigos en todas partes, que interpreta la ley como le viene y se cubre de discursos formalmente garantistas.
 Cuentan que la ceremonia de expiación no tuvo un final feliz ya que el macho cabrío se escapó entre las zarzas y moras de los campos universitarios. Aquí no esperen moraleja, este “canibalismo simbólico: el hombre se nutre del papel que le adjudica a su víctima propiciatoria” y un sistema de ultraderecha con sus agencias punitivas (OIJ) defiende su poder: su capacidad de crear responsables.
Y para ello los saludos a la bandera como  “Garantismo es palabra buena”, “Paco quiere a Lola”, etc., no representan más que una loable pero mínima expresión de respeto a los derechos humanos. Lo que fue la Soberanía Universitaria, antes que por una cuestión de poder por un asunto de amor a la educación y respeto a la misma, ha quedado en su virginal sueño atravesada y poseída de manera brutal, tal como lo pide la adrenalina Punitiva, por los goznes logo céntricos de papeles membretados que cubren arrebatos de poder.    

  • Maikel Hinrichs (Litigante penal)
  • Opinión
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