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Analistas opinan: Balance del Gobierno de Arias cierra con más autobombo que resultados

Más de ¢100 millones gastó solo en abril el Gobierno, en hacer propaganda de sus logros.

Más de ¢100 millones gastó solo en abril el Gobierno, en hacer propaganda de sus logros.
Incapacidad para el diálogo, gran secretismo en sus acciones, intolerancia hacia sus opositores, interés desmedido por el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, doble discurso en materia ambiental y numerosos casos de funcionarios vinculados con hechos de aparente corrupción, forman parte del balance negativo que perciben analistas sobre el Gobierno del mandatario Óscar Arias Sánchez.
De acuerdo con la opinión de los analistas políticos Víctor Ramírez, Francisco Barahona y José Luis Vega, tras sopesar la labor del presidente Arias en sus cuatro años de Gobierno, el fiel de la balanza se inclina hacia el lado negativo; es decir, hay un desfase entre lo que él dice que hizo y lo que realmente logró.
Esto quedó en evidencia el pasado 1 de mayo, cuando en el último discurso sobre su gestión hubo cero autocrítica y sí una larga lista de beneficios para el país, hasta el punto de insinuar que a la presidenta entrante, Laura Chinchilla, le tocará nada más administrar los abundantes recursos y darle seguimiento a los útiles proyectos.
Arias, por su parte, presentó como su principal contribución al país en este cuatrienio, haberle devuelto a la población la fe en la política y en el Estado como un aliado natural.
Una de las grandes deudas que se le señalan a este Gobierno, es la ausencia de un proyecto de reforma fiscal, pues mientras que recibió las arcas llenas de la anterior Administración, ahora sale dejando escasos fondos a su sucesora. Otra fuerte crítica que le hicieron al gobernante saliente, fue el inusual despliegue propagandístico que hizo en el último mes de su gestión, cuando el Ministerio de la Presidencia gastó solo en abril más de ¢100 millones en destacar los supuestos logros alcanzados, según datos de la empresa Media Gurú-Ibopetime (véase recuadro “Culto a la personalidad”).
MUDO E INTOLERANTE
Para el analista Víctor Ramírez, la Administración Arias destacó por su incapacidad para establecer un diálogo fluido y eficaz  con los grupos de oposición, por su intolerancia y secretismo, e incluso en algunos casos por su desprecio por el Estado de derecho.
Respecto a lo que afirmó el mandatario hace algunas semanas en una entrevista, de que le dejaba prácticamente la “mesa servida” a Laura Chinchilla, lo calificó como “una falacia enorme, del tamaño del ego de don Óscar Arias”.
En su opinión, “ningún presidente del mundo, ni aun en los países más avanzados y de mayor desarrollo humano, le deja la mesa servida a su sucesor, porque cada sociedad está llena de complejidades y de problemas de muy diversa naturaleza. En una nación como la nuestra, con serios problemas de toda índole: de pobreza, de seguridad, de desarrollo vial, educativos, de salud, decir algo así no tiene ningún sentido. Es un ejemplo no solo de una enorme arrogancia de parte de él, sino un irrespeto a su sucesora, haciéndole creer a la gente –por supuesto que nadie le va a creer- que dejó un país en Jauja, sin  problemas, y que todo lo que tiene que hacer ella antes que gobernar, es administrar la maravilla de país que le legó”.
Como una muestra de que lo anterior no es cierto, Ramírez puso como ejemplo de las carencias que Arias deja, el muy alto déficit fiscal que le hereda a Chinchilla (casi 5% del producto interno bruto). Solo este problema “rebate los hechos totalmente, en una afirmación como la que él hizo”, acotó.
En cuanto a otra aseveración que ha hecho el mandatario, de que deja un país con rumbo definido, el analista comentó que “él deja una cierta visión de país, más vinculada con los grupos financieros y exportadores, que se han visto beneficiado durante estos cuatro años con sus políticas. Obviamente que hay otros grupos: ecologistas, sociales, etc. que discrepan de la visión de país que ha tenido este Gobierno”.
Aparte de recibir las arcas llenas al asumir, recordó que la Administración Arias durante sus dos primeros años tuvo –como ninguna otra- grandes ingresos tributarios, producto de la expansión económica mundial. Sin embargo, con la crisis internacional y el crecimiento de un 40% de la deuda interna, en el 2009 la bonanza se vino al suelo y con rapidez se “evaporaron” los ingresos obtenidos, luego de que no se tomaron a tiempo las debidas medidas económicas. “En su discurso de hace cuatro años, expresó que iba a acabar para siempre con el perenne problema fiscal del país. No solo no lo acabó, sino que lo agravó y ni siquiera presentó a la Asamblea Legislativa algún proyecto de reforma fiscal. Aquí quedó debiendo un 100%, en un tema central en la vida de cualquier nación”.
El GOBIERNO DEL TLC
Mientras tanto, para el catedrático y politólogo de la Universidad de Costa Rica (UCR), Francisco Barahona, el Gobierno de Arias Sánchez será recordado esencialmente por haber aprobado el TLC con Estados Unidos y por todo el “aparataje jurídico de comercio, como las leyes complementarias”.
Entre los aspectos que estima como positivos, citó la política exterior, que incluye el establecimiento de relaciones con China, con países árabes, India y otros. A esta lista agregó su lucha por el desarme en general, y conseguir un puesto no permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Por el contrario, en el ámbito internacional cuestionó el doble discurso presidencial en su programa de “Paz con la naturaleza”, al “exportar” el mensaje de que Costa Rica es un país riguroso en la defensa de los recursos naturales, en tanto que a lo interno se ve la hipocresía del lenguaje, con el decreto de interés nacional a un proyecto de minería a cielo abierto.
Otros logros que le reconoció Barahona al presidente Arias, es que la crisis económica no tuvo consecuencias tan nefastas como en otros países, y los beneficios del programa Avancemos, dirigido a ayudar económicamente a los estudiantes.
Por otro lado, coincidió con Víctor Ramírez en que “es una jactancia poco humilde del Presidente”, un error político y una falta de respeto para la próxima presidenta, al decir que le deja la mesa servida.
El politólogo fustigó también la opacidad, pasividad o inactividad de la Administración Arias, para establecer diálogos reales con la oposición o con la sociedad civil. “En realidad la administración de los Arias se caracterizó por lo que ellos quisieron y no por llegar a acuerdos con la oposición, entendiendo esta como grupos políticos o sociales. Lo que hubo fue un diálogo de sordos, un diálogo refractario”.
Acerca del rumbo uniforme del país que esboza Arias, sostiene que lo que hay es un país dividido en cuanto a cuál modelo desarrollo se debe seguir y este tema ni siquiera fue tema de discusión en la reciente campaña electoral.
En comparación con el primer Gobierno de Arias hace 20 años, el politólogo cree que “fue más de lo mismo”, a pesar de que había muchas expectativas de que iban a cambiar mucho las cosas, al llegar “una mente lúcida, con una gran formación y experiencia; y resultó que no, que es una administración nada brillante, manejada por intereses muy concretos y en la aplicación de un modelo neoliberal, que fue lo que don Óscar inauguró en su primera administración (…). Lo que ha hecho ahora es concluirlo”.
Por su labor en dos administraciones, Barahona es de la tesis que Arias no puede ser catalogado como un estadista, sino como un simple presidente.
En relación con los beneficios que le deja al país el Gobierno de Óscar Arias, el sociólogo José Luis Vega Carballo –catedrático de la UCR-, reclamó en este sentido que las ganancias son para todas aquellas personas que han hecho grandes negocios desde el Estado.
Para Vega, nunca como en este Gobierno el país se había enfrentado a un saqueo del patrimonio estatal, en consonancia con la política llamada neoinstitucionalismo,  impulsada por el Banco Mundial y que consiste en poner el aparato del Estado y sus funcionarios superiores, totalmente al servicio de los negocios privados, como lo promueve la ley de concesiones.
En su criterio, en el Gobierno de Arias los capitales transnacionales han tenido su mejor momento, “porque prácticamente están trabajando en un protectorado norteamericano”.
Asimismo, reprochó que durante el cuatrienio de este gobernante se acabó la democracia, “en la medida en que no se cumplen los requisitos mínimos de la división de poderes y por eso no hay seguridad jurídica. Poderes que deberían tener independencia, como la Contraloría General de la República, como la Defensoría de los Habitantes, han sido prácticamente instrumentalizados para ser parte de todo el aparato de poder de los hermanos Arias, y por supuesto sujetos a toda la normativo del protectorado, que se garantizó con la aprobación del TLC, que es la verdadera constitución política del país”.

“Culto a la personalidad”
La enorme campaña publicitaria sobre sus supuestos logros, “no se estila en ninguna democracia madura y seria, y esto más se asemeja a las campañas de los regímenes dictatoriales, en donde se le hace un culto a la personalidad de sus dirigentes”, lamentó el analista Víctor Ramírez, al referirse a la propaganda por más de ¢100 millones realizada por el Gobierno de Óscar Arias durante su último mes de gestión.
“Espero que sea la última vez en Costa Rica, que barbaridades como esta –donde se están gastando un montón de dinero- se realicen, que es simplemente para tratar de decirles a los costarricenses  que nos dejó un país maravilloso, lo cual para nada corresponde a la realidad”.
Vale mencionar, que según los monitoreos que lleva a cabo la empresa Media Gurú-Ibopetime, durante el mes de abril el Ministerio de la Presidencia había gastado ¢94.2 millones en propaganda de sus logros por medio de radio y televisión, y faltaba por contabilizar la parte correspondiente a medios impresos.
Por su parte, el politólogo Francisco Barahona, calificó de “empalagosa y absolutamente innecesaria” la campaña de propaganda de la gestión del mandatario Arias, en un momento en que por la crisis debería ser más ahorrativo y reposado. 

 

  • Eduardo Ramírez 
  • País
Democracy
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