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La estulticia malinchista

“Tu hipócrita que te muestrashumilde ante el extranjeropero te vuelves soberbiocon tus hermanos del pueblo.

“Tu hipócrita que te muestrashumilde ante el extranjeropero te vuelves soberbiocon tus hermanos del pueblo.
Oh, Maldición de Malinche,enfermedad del presente ¿Cuándo dejarás mi tierracuándo harás libre a mi gente?”G. Palomares
El servilismo con que actúa la administración de la  Municipalidad de Carrillo de Guanacaste en favor del hotel RIU, ubicado en Playa Matapalo, es tan empecinado como lesivo.Estamos recibiendo quejas de vecinas del pueblo de Obandito de Sardinal quienes alegan que están siendo desalojadas con sus camas de fisioterapia por autoridades municipales porque les ofrecen competencia a trabajadores del hotel que brindan  los mismos servicios de masaje. “No queremos trabajar para el hotel porque en este los salarios son bajos y queremos trabajar por nuestra cuenta”, dice Deyris Hernández Moreno de la comunidad de Obandito. “A nosotros nos decomisan las camas pero las del hotel no las tocan y además ellos tienen sillas de playa dentro de zona pública  y una cancha de voleibol, la Municipalidad no se mete con ellos”, agrega Deyris.Pareciera que la iniciativa privada cuando es comunitaria y a pequeña escala se torna subversiva a un megaproyecto que no puede darse el lujo de admitir la posibilidad del trabajo independiente por la libertad y ventajas que este podría generar. Y es que para que exista un megaproyecto debe existir mano de obra subordinada y sumisa. Por su parte, solo la disposición de trabajo bajo condiciones independientes o de organización comunitaria, que puedan llevar a cabo vecinos, resulta amenazante a una Municipalidad que legitima el deterioro ambiental que ocasiona el hotel RIU, con el trillado cuento de que en este se propician oportunidades laborales.
Lo que es bueno para el ganso para la gansa no lo es, según política administrativa de la Municipalidad de Carrillo. El cruento episodio de la conquista sigue resonando en los pueblos como si se tratara de una maldición perenne. Los procesos de discriminación social emergen de las potestades  conferidas a los tres poderes de la República, pasan por el ordenamiento institucional y descienden a los gobiernos locales como una suerte de enfermedad contagiosa cuyo nombre es Neoliberalismo.  Es claro a estas alturas que no necesitamos cambios en lo concerniente a personas que ocupan puestos, lo que debe y urge que surja en una nueva sensibilidad, sustentada en valores de respeto a la cultura, a la identidad de los pueblos y a las necesidades de estos, donde las decisiones sigan un lineamiento de gestión local y organización comunitaria.  Donde se impulsen los procesos de desarrollo desde abajo, desde la participación ciudadana y comunitaria hacia arriba.
Mientras este modelo de desarrollo ajeno a nuestra cultura siga en expansión, los megaproyectos continúan coartando iniciativas de comercio y desarrollo local, generando conflicto comunitario y en consecuencia desmantelando el tejido social. Como estrategia para aniquilar oponentes el RIU, se sirve de crear división. Hace algunos días fueron convocados algunos vecinos de Nuevo Colón para que tuvieran el “privilegio” de conocer los espaciosos pasillos que alberga esa mole de cemento y piedra decorada con bisutería de la modernidad. La propuesta consistió en que se pusieran de acuerdo para llevar la fiesta en paz y a cambio de nada. Esto por el hostigamiento que el hotel había desatado en perjuicio de las personas que se acercaban a vender artesanías o servicios. Solo la prepotencia que facilita el capital con el que este hotel mueve sus operaciones y el amparo en una administración municipal malinchista y sospechosa de corrupción pueden dar pie para que sus administrativos planteen semejante propuesta a todo descaro.

  • Juan Félix Castro Soto (Pastoral Social Diócesis de Tilarán-Liberia)
  • Opinión
NeoliberalismSubversive
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