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En los últimos meses, se ha estado considerando por parte de los países europeos que forman la eurozona, la creación de una nueva institución: el Fondo Monetario Europeo (FME), el cual se espera sea coherente con uno de los estandartes que caracteriza a ese bloque comunitario: la cooperación.
Sin duda alguna será una lección de institucionalidad para otros continentes, y en especial para la región latinoamericana, como reflejo de todo lo que se puede alcanzar cuando la sinergia, la fraternidad, la solidaridad y la legalidad son coherentes entre sí.
Es capacidad para el entendimiento y la comprensión hermanadas junto a la simplicidad de las cosas que finalmente serán para bienestar común.
Será estructurado como un instrumento institucional de apoyo económico junto con la autonomía necesaria para la toma de decisiones en cuanto a la intervención económica dentro de la economía positiva y normativa de algunos países, especialmente; en aquellos que no son fuertes en sus finanzas públicas. No pretende rivalizar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) el cual continuará como institución cabeza, pero sí pretende ser correctiva y preventiva de descalabros económicos similares a los registrados con Islandia, Ucrania, Hungría y como el que vive Grecia actualmente.
Es una gran oportunidad para mejorar la gestión económica europea y para reestructurar las finanzas mundiales en torno a un desarrollo que podría ser de gran utilidad como modelo para controlar muchos males en otros continentes, especialmente; en América. Es una excelente oportunidad para reformar algunos de los tratados de la Comunidad Europea que no brindan posibilidad alguna de acudir al rescate de países que se hunden en deudas y que financieramente están acabados.
Precisamente, la finalidad que inspira la creación de ésta institución es la cooperación. Sin ella es muy difícil que se logren los objetivos planteados y se pueda alcanzar el progreso y el desarrollo. Las sociedades y los seres poiéticos, en cualquier emplazamiento de división política interna o externa, son quienes alcanzan diferenciarse y los que logran salir adelante a través de estímulos fraternos y solidarios comunes en donde los actos cooperativos son parte de su accionar cotidiano.
Las instituciones eficientes no serían lo que promueven si las sociedades humanas no se organizaran. Su creación implica un arduo trabajo que sólo puede ser alcanzado mediante una relación de orden que conlleva al progreso. Un ordenamiento que exige seriedad y transparencia en todas sus formas pero que debe ser constituido bajo serias normas de legalidad.
Es una señal para Centroamérica en su tortuoso camino de negociación y de su carencia de consenso para optar por la integración regional. Tal vez sea una señal institucional para el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) y los Bancos Centrales centroamericanos respecto a los espacios en los que les corresponde intervenir y un recordatorio del principio de cooperación para el desarrollo que les concierne promover. La lucha contra la pobreza, la miseria y el subdesarrollo debe tener una cuota de cooperación y de institucionalidad para impactar de manera seria en el aumento de la sensibilización acerca de esos males excluyentes y en el fomento de la inclusión activa, ya que ningún país suramericano o centroamericano puede evitar las consecuencias de aquellos flagelos extinguidores.
El reconocimiento de derechos, la responsabilidad compartida, la participación ciudadana, el compromiso y la legalidad son principios sobre los que debe diseñarse cada actividad encaminada al desarrollo centroamericano en acuerdo permanente con la cooperación.
Mucho del éxito de la eurozona radica en la gran capacidad estratégica de comunicación transparente, conciente y coherente de cada uno de los proyectos que el continente se propone así como un amplísimo nivel de colectividad común y gran potencial de difusión social por parte de los Estados miembros.
La integración desde la perspectiva genérica es otro punto clave del éxito que la eurozona ha alcanzado como sociedad ordenada y organizada pues cada Estado miembro trata de establecer equilibrios lógicos entre ambos géneros y erradicar cualquier acción que atente contra la exclusión social hacia hombres y hacia mujeres. En este aspecto todavía falta mucho camino por recorrer en Andorra, Albania, Turquía, los países balcánicos y en la mayoría de ex-repúblicas soviéticas.
El proyecto de creación del Fondo Monetario Europeo (FME) tendrá que ser exitoso pues son muchos los países que se beneficiarán de él así como de la capacidad cooperativa de la «vieja tierra» y de sus modelos de solidaridad. Costa Rica, como país modelo en Centroamérica, debe promover la adquisición de prácticas similares en la zona para mejorar la gestión económica ya que entre más igualdad, prosperidad y cooperación exista en la región ístmica, mayor bienestar y desarrollo experimentará la sociedad costarricense.
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