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Del Arias-ego a la humildad de Chinchilla

Llegaron a su final cuatro años más de Óscar Arias en el poder (por lo menos en lo formal), donde más allá de los avances o fracasos que le pudo aportar al pueblo costarricense, importa lo que está detrás de las palabras que tanto utilizó para endulzar nuestros oídos, o bien para sacarnos de nuestras casillas.

Llegaron a su final cuatro años más de Óscar Arias en el poder (por lo menos en lo formal), donde más allá de los avances o fracasos que le pudo aportar al pueblo costarricense, importa lo que está detrás de las palabras que tanto utilizó para endulzar nuestros oídos, o bien para sacarnos de nuestras casillas.
En la última entrevista que le concedió al periódico La Nación (07-05-10) nos dejó algunas enseñanzas de su pensamiento, que trascienden sus discursos escritos con una muy hábil retórica. Esos mismos que nos transportan a una Costa Rica soñada, casi como la famosa “Suiza Centroamericana”.
Según el denotado intelectual de apellidos Arias Sánchez, su administración tuvo que lidiar con una desesperante oposición «anfibiótica» gracias a sus críticas y recomendaciones; las cuales algunas ni leyó porque a él nadie le podía decir cómo trazar el sendero que debía tomar nuestro pequeño país.
Además descalifica a la prensa omnipresente por inmiscuirse en errores (como él los llama), y no en actos de corrupción. Claro, los medios de comunicación están y estarán presentes para cuando sus cortos publicitarios, similar a la fiebre de las plaquitas, necesiten un espacio.
Con un discurso estructurado (por no decir redundante), don Óscar afirma que lo iremos a añorar porque “puso a Costa Rica a caminar de nuevo”. Enfatizó en que hace 20 años, igual que ahora, quiso gobernar en vez de simplemente administrar. Pero eso sí, según el mismo Premio Nobel, su sucesora Chinchilla solamente tendrá que hacer eso mismo que él nunca quiso realizar.
Evitó preguntas y temas incómodos. Dijo que los BMW prometidos en el contexto del TLC tomarán su tiempo, que el ex-diputado Merino y sus luchas deberían ser piezas de un museo, y que la pluralidad en el poder es un problema, dejando en claro su afán centralista (más que evidente en su gobierno).
Con el traspaso de poderes viene la esperanza de que el ego autoritario de los Arias Sánchez se diluya lo suficiente para que así Laura pueda cumplir con sus ideales pro-ambiente, sus intenciones de un diálogo real con la muy diversa contra (el M.L. ya antepuso sus intereses por encima de su campaña mediática falaz), y una manera humilde de hacer gobierno con la voluntad de escuchar siempre a las personas que puedan saber más que ella en cualquier tema que deba afrontar.
Para empezar, podría recapacitar asociando su sermón de los Derechos Humanos con la realidad de la ausencia de algunos de ellos en las minorías de nuestro país. Al igual que deteniendo, cueste lo que cueste, el proyecto de Crucitas para así tener una Costa Rica verde en la práctica, y no sólo en el papel.

  • Ignacio Azurdia Molina (estudiante de Ciencias Políticas UCR)
  • Opinión
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