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Segunda carta para Doña Laura

Estimada Señora Presidente. (No me gusta escribirle Presidenta, porque esa palabra no existe, como no existe Fiscala); mi antiguo profesor de literatura, el cura salesiano Benito Contreras, nos enseñó que se decía la Presidente, o el Presidente).

Estimada Señora Presidente. (No me gusta escribirle Presidenta, porque esa palabra no existe, como no existe Fiscala); mi antiguo profesor de literatura, el cura salesiano Benito Contreras, nos enseñó que se decía la Presidente, o el Presidente).
No esperaba escribir una segunda carta tan rápidamente para Usted,  pero me parece, que debo hacerlo, en virtud de una de sus últimas actitudes, deteniendo la aberración de algunos fulanos y fulanas que querían servirse con la “cuchara grande”, y mientras tanto, los comunes y corrientes, los vulgares y silvestres, es decir, todos nosotros, los descalzos, los “pata rajada”, los pata al suelo, nos servimos con la cucharita tetera.
Me parece que le está haciendo honor a la actitud de su padre, Don Rafael Ángel (que yo equivocadamente llamé Don Eugenio en el artículo “Los Limpios”, que no sé si ha sido publicado, al menos no aún por La Prensa Libre).Siento que las cosas van bien, por lo menos en los primeros momentos, y la verdad sea dicha, espero que se mantenga el asunto. Hay varias cosas que pienso que Usted debe de detener: Crucitas, la situación actual de las carreteras, seguridad alimentaria (que rico comerse una chorreada  con el maíz tierno y amoroso que cultivan nuestros campesinos; o bien un picadillo de vainicas con elote, un pedazo de queso fresco, una tortilla de maíz amarillo palmeada y aliñada con queso, un riquísimo pan de elote, etc.), y la seguridad social.
En el caso de Don Óscar, sólo le escribí tres cartas: la segunda que se  llamó  “Segunda carta urgente a Don Óscar (escrita en pachuco, pero no fue publicada por el periódico. El epígrafe era: “ser irreverente es el primer paso para dejar la servidumbre”)” y luego, la traducción de esta carta, la cual si fue publicada con el mismo epígrafe, y se llamó “Segunda carta urgente (bis) a Don Óscar (traducción del pachuco)”, (sábado 03 de Noviembre del 2007. La Prensa Libre).
Intuyo, que ha habido contradicciones entre el régimen anterior, y el suyo propio, porque las líneas de acción y de dirección, yo las percibo diferentes, no obstante haber tenido mucha expectativa por la gestión de nuestro Premio Nobel, siento manifestarle, que me defraudó (hay rumores feos respecto a Crucitas). Espero que sean falsas, pero si no lo son que lástima por Don Óscar, siendo el intelectual que es, no creo razonable que venda su honor por un plato de lentejas, o bien, para ser más vulgar, por un plato de babas.
En el caso suyo, estoy seguro que no se va a dejar engañar por esa situación.
Tal vez este artículo le parezca irrespetuoso, pero no estoy siendo irreverente con Usted. De cambiar su rumbo de acción, no solamente yo sería el irreverente, sino todo un país.
Le deseo lo mejor. Le envío un abrazo desde la distancia.

  • Rutilio Herrera
  • Opinión
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