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La tecnología educativa se ha convertido en una valiosa herramienta de apoyo al proceso enseñanza-aprendizaje. En la actualidad, dicho proceso no podría concebirse sin el uso de las herramientas tecnológicas.
El Estado tiene la obligación de estimular la utilización de los elementos técnicos disponibles para fortalecer el proceso de aprendizaje en todos sus niveles. Quienes tuvimos la oportunidad de usar una máquina de escribir en los cursos de mecanografía en el colegio, recordamos como aquello significó un plus que facilitó nuestra inserción en la vida laboral. Muchos jóvenes se desempeñaron con éxito, gracias a los conocimientos adquiridos en las tecnologías opcionales que ofertaban las instituciones.
Las actuales tendencias en educación obligan a buscar nuevas alternativas que contribuyan a mejorar el proceso de enseñanza haciéndolo más atractivo para los estudiantes. Estas serán la base para el desarrollo de competencias que le ayudarán al joven a enfrentar los retos de una sociedad cada vez más tecnificada y competitiva.
La realidad educativa ha dado un giro radical. Nuestros jóvenes traen incorporado el “chip” tecnológico y no es de sorprender que niños de edades tempranas se apropien de la tecnología. Hoy somos los adultos los que solicitamos ayuda para utilizar uno u otro aparato tecnológico. En este nuevo paradigma educativo, los docentes dejaron de ser los poseedores del saber para convertirse en facilitadores del proceso educativo. Ahora es normal que el docente consulte a sus estudiantes o bien que el alumnos comparta sus conocimientos tecnológicos con el docente.
En este entorno pedagógico, la función de las tecnologías de información y comunicación resulta fundamental. Las computadoras constituyen un valioso soporte en esta nueva tendencia, pero también se requieren pizarras inteligentes, notebooks-computadoras y sistemas para videoconferencias, entre otros.
Urge además invertir en capacitaciones de calidad para docentes en el uso de estas tecnologías. También es necesario ampliar los anchos de banda de Internet ya que al contar con muchas computadoras el acceso a la red sería obsoleto si todas estuvieran conectadas al mismo tiempo. Se impone la conectividad de banda ancha en todos los centros de enseñanza mediante el uso de tecnologías de acceso inalámbrico, modernas y veloces. Igualmente hay que abrir espacios fuera del horario de dichos centros, para que la comunidad pueda tener libre acceso a la conexión, y así los conocimientos dispuestos en la red, estén al alcance de todos.
No habrá mejoramiento de la calidad de la educación si no se abandona el sistema masificado, cuya pretensión es que todos los estudiantes vayan al mismo ritmo y que la enseñanza sea homogeneizada. Se requiere dar un giro hacia el aprendizaje individualizado; respetuoso de las diferencias de cada estudiante. Así, cada quien puede avanzar a su propio ritmo, mientras que el docente se transforma en guía, en consejero y evaluador del auto-aprendizaje. Su presencia en el aula ya no se limita a informar, sino a ser guía del estudiante para que aprenda según sus propias capacidades y habilidades.
Cada estudiante debe tener la oportunidad de contar con su propia computadora y facilidades de acceso a INTERNET, a video-conferencias, a bibliotecas virtuales, a consultas especializadas y mucho más, que les permita investigar, desplegar su espíritu creativo y confrontar criterios para reforzar su actitud crítica.
Lo anterior, con el objetivo de cerrar la brecha entre la educación privada y la pública, entre la rural y la urbana. Se debe consolidar una educación más dinámica y atractiva para los estudiantes sin perder de vista la perspectiva humana del proceso. Según datos del INEC, la falta de interés por aprender es la causa principal de la deserción colegial. El 32% de los jóvenes entre 12 y 17 años dijeron que no estudiaban por ese motivo.
Se requiere promover el punto de encuentro entre la educación y los intereses personales de los jóvenes. Si se promueve ese “click” docente – alumno, de seguro las aulas continuarán pobladas de esperanza, sueños e ilusiones.
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