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El representante del arbitraje costarricense en Sudáfrica escribe una minuta del viaje.
Contamos recientemente en el Semanario UNIVERSIDAD la vida profesional tan exitosa de Leonel Leal en el arbitraje costarricense, donde se desempeña como asistente del juez central.
Esta semana cambiamos los papeles y le pedimos que escribiera una crónica de su viaje al Mundial en Sudáfrica, donde le tocó trabajar en tres partidos de la competencia. Esta es la crónica, narrada por Leal.
“En esta ocasión nos sucedió algo muy particular; hicimos las pruebas físicas y las complementarias, valederas y eliminatorias exigidas por FIFA; los encargados se las llevaron y nos quedamos esperando los nombramientos, para conocer si habíamos sido seleccionados. Mi equipo se formó con el guatemalteco Carlos Batres, como juez central, y el hondureño Carlos Pastrana como el otro asistente.
Cosa curiosa, nunca recibimos los resultados, pero cuando recibimos los tiquetes aéreos, supimos que estábamos nombrados.
El 1 de junio nos reunimos en El Salvador los tres y viajamos ese mismo día a Nueva York, donde arribamos al aeropuerto Kennedy a las 2 de la mañana. El vuelo de Sudáfrica Airlanes hacia Johannesburgo, partía a las 11 de la mañana. Jamás salir de la terminal a esa hora; decenas de pasajeros estaban en idénticas condiciones, los vuelos cerrados, los espacios ocupados, de maneras que los tres nos dormimos en el suelo.
Nos “sacamos el clavo” en el vuelo, porque FIFA nos pagó primera clase; un largo viaje que nos puso en Johannesburgo a las 8 de la mañana del día siguiente, se nos hizo confortable por lasm atenciones recibidos en el trayecto.
En el aeropuerto sudafricano, nos esperaba un auto para cada uno de los seis árbitros de esta zona. Se unió al grupo el equipo salvadoreño que formaron Joel Aguilar, Walter Flores y Francisco Zumba, quienes viajaron en el mismo vuelo.
Pedimos a la organización viajar los seis en una microbús y así nos dirigimos al Hotel Kievitz, que es un complejo de cómodas cabañas, muy lujosas, con calefacción (hacía mucho frío), y fuimos hospedados en forma individual. FIFA hace esto para evitar luego justificaciones de que un juez trabajó mal en un partido porque trasnochó por los ronquidos de su compañero u otras incomodidades. Entonces…a dormir”.
LARGA RUTINA
“Al día siguiente, desayuno y reunión con el presidente de FIFA, Joseph Blatter. Nos dice que al Mundial se han clasificado 33 equipos; las 32 selecciones de fútbol y el equipo de los árbitros, de manera que cada uno de los 87 jueces que ganaron en las pruebas esa clasificación al evento, deben recibir un premio y una condecoración. Entonces, nos entrega a cada juez una medalla conmemorativa de nuestra participación en el Mundial.
El grupo entrenó por la tarde; en la noche cena con Blatter y se terminó un día diferente. Llegamos el 3 de junio; estuvimos con el jerarca de FIFA el 4 y el 5 de junio nos sumergimos en una rutina que muy pocos días varió.
Desayuno a las 7 a.m.: entrenamiento de 9 a 12 mediodía; almuerzo, una hora libre y por la tarde, capacitación de aula.Cena y un par de horas libres, que la mayoría aprovechó para comunicarse con sus familiares vía Internet, que solo salía por cable, lo que resultó incomodísimo.
En el hotel, no solo estaban los 87 árbitros, sino el resto de personal de FIFA, como médicos, preparadores físicos, masajistas, comunicadores de la organización, casi como un convento reservado por FIFA y del que solo se podía salir a los partidos. Cerca del hotel, no había nada”.
A TRABAJAR
“La primera alegría nos llega cuando se nos comunica que hemos sido nombrados para trabajar en el juego Argelia-Eslovenia, del Grupo C, el domingo 13 de junio, en la ciudad de Polokwane.
El sábado anterior nos trasladamos por tierra a esa ciudad, un viaje de casi cuatro horas en un cómodo microbús y nos hospedan en un hotel normal, con gente; salimos de la rutina, nos sentimos satisfechos, cuando el grupo recibe la mala noticia del fallecimiento de la madre de Batres en Guatemala.
De inmediato, la FIFA le ofrece todo su apoyo, le da libertad de que si lo desea, puede regresar a su país, pero familiares del juez le indican que su mamá pidió antes de morir que su hijo se quedara en el Mundial.
Don Carlos, lleno de fortaleza, se erige como un roble, se llena de fortaleza y dirige el partido. Yo me hubiera desplomado y en situación similar, hubiera regresado a Costa Rica.
Nuestro equipo disfrutó de ese juego y salimos bien calificados a la espera de un nuevo nombramiento que no tardó en llegar: Italia ante Nueva Zelanda, el domingo 20 de junio en la ciudad de Nelspruit.
Otro largo viaje en carretera desde el hotel Kievitz, casi 5 horas, desde luego que con escolta de tránsito y lo que se suponía sería un paseo para los campeones del mundo, se les complica y apenas empatan con Nueva Zelanda en un partido muy caliente.
De regreso a casa, una reunión de tres horas, donde los expertos, colegas y supervisores analizan nuestro trabajo y sacan de nuevo buenas conclusiones.
En estas reuniones posteriores a cada partido, los jueces analizan los errores que se cometieron; fue evidente que hubo yerros arbitrales aparatosos en algunos juegos y lo que se nos pide es corrección y que no se repitan en otros juegos. Se trabaja mucho en eso; error y corrección”.
SOBREVIVIENTES
“Terminada la primera fase del Mundial se hace un primer corte de jueces y son devueltos a sus países 10 equipos de árbitros, en total 30 silbateros.
Permanecen 57 y ahí estábamos Batres, Pastrana y Leal; el equipo salvadoreño no pasó el corte.Me alegré muchísimo porque rompí la meta de Alemania 2006; en ese Mundial trabajé en dos partidos, pero no superé el primer corte. Ahora iría a un tercer partido.
Curiosamente para los octavos de final no nos nombraron y entonces no teníamos un parámetro que midiera nuestro trabajo. Al llegar los cuartos de final estábamos a la expectativa, cuando nos seleccionaron para el España-Paraguay.
El asunto se dificultó en los previos, cuando la prensa paraguaya empezó a atacar a Batres y a protestar por su nombramiento. En España tampoco estaban contentos, pero el asunto no pasó a más, en mucho porque ningún jugador de las dos selecciones había jugado en los partidos que le cuestionaron a Batres.
Fue un partido complicadísimo y en el análisis posterior, reconocimos que se pitaron dos penales bien sancionados, pero se dejó de pitar otro. A mi me tocó del otro sector; la verdad que en ese partido no manejamos bien algunas situaciones y por ahí quizá se nos fue la oportunidad de trabajar en las semifinales. No pasamos el siguiente corte al que sobrevivieron solo 24 jueces para lo que restaba del Mundial.
El 8 de julio regresamos por la misma ruta, con mucho más equipaje que el que llevábamos. En esta ocasión, la FIFA nos obsequió mucha ropa, por el frío; sin embargo, no hubo obsequio de un traje oficial o un reloj conmemorativo, como se dio en Alemania.
Antes de regresar, el Comité de Finanzas de FIFA nos solicitó el número de una cuenta bancaria internacional en dólares, donde serían depositados los honorarios por nuestro trabajo.
En el Mundial de Alemania, nos cancelaron $40.000 a cada uno; hoy no sabemos si será una suma similar”, termina Leal, quien se trajo como recuerdo el uniforme de Fabio Cannavaro, regalo del capitán de la selección italiana.
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