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La falacia de la lectura de El Quijote

Con relación a la polémica que ha desatado el hecho de eliminar la II parte de El Quijote como lectura obligatoria de secundaria, me gustaría introducir una posición diferente, más pragmática si se quiere, es decir, que eliminar  El Quijote o mantenerlo como lectura obligatoria en secundaria no implica prácticamente ningún cambio dentro del sistema educativo de nuestro país. No es relevante, no significa nada.

Con relación a la polémica que ha desatado el hecho de eliminar la II parte de El Quijote como lectura obligatoria de secundaria, me gustaría introducir una posición diferente, más pragmática si se quiere, es decir, que eliminar  El Quijote o mantenerlo como lectura obligatoria en secundaria no implica prácticamente ningún cambio dentro del sistema educativo de nuestro país. No es relevante, no significa nada.
En primer lugar, hay que reconocer el hecho de que la mayoría de estudiantes de secundaria terminan ya su bachillerato sin haber leído  El Quijote aunque sea lectura obligatoria.
La mayoría de los estudiantes casi no leen literatura en el colegio, aunque pasen los exámenes sobre los textos, porque, como es bien sabido por todos, los estudiantes tienen sitios en internet, amistades en redes sociales que les facilitan resúmenes, películas, trabajos y todo aquello que les sirva para evitar leer las lecturas obligatorias.
Por eso si en lugar de El Quijote se recomienda a Sherlock Holmes  no implica nada para ellos. El asunto no es el texto sino lo que se hace o no se hace con ese texto.
Las guías de lectura que recomienda el Ministerio de Educación, promueven un tipo de lectura memorística sobre los textos literarios, para que el estudiante  recuerde detalles y pasajes como si estuviera reproduciendo un acontecimiento de la vida real. No dejan espacio para la interpretación, para la variedad. En otras palabras, las famosas guías de lectura neutralizan el potencial real del texto literario que es justamente ejercitar la imaginación del estudiante, experimentar la interioridad de otros seres humanos y otras culturas, cultivar su inteligencia emocional.
Alguien podría preguntarme, en este punto, cómo puede eliminarse el potencial del texto literario si es algo que está en el mismo texto, bueno, simplemente porque ese potencial no está en el texto literario solamente, el efecto estético se encuentra en la interacción entre el texto y el lector. En la lectura, en el diálogo que establece quien lee con el texto se construye el sentido y el mensaje de las novelas, los poemas, etc. por eso se afirma que un texto que no se lee y permanece cerrado en una biblioteca es un texto que no existe. El libro sólo empieza a existir cuando se lee.
Pero, además, el significado no es algo que está oculto en el texto para ser descubierto, si eso fuera verdad estaríamos clasificando cada libro con su correspondiente mensajito al lado, como por ejemplo, El Quijote significa esto y Hamlet significa esto otro.
Sin embargo, lamentablemente, eso es lo que les enseñan a hacer a los estudiantes en el colegio, a clasificar cada texto con su correspondiente mensajito al lado para que lo repitan año tras año, como si una novela no pudiera cambiar de significado según la época y según el lector. Esta es la verdadera atrocidad del sistema educativo, que han matado el placer de la lectura y con ello todos los textos literarios a los que les aplican la misma receta, por eso, si lo que asesinan es El Quijote o Hamlet o Única mirando al mar no tiene importancia, porque lo verdaderamente lamentable es que parecen haber olvidado por completo lo que puede implicar leer un texto literario.

  • Gabriela Chavarría Alfaro (Catedrática de Literatura, Escuela de Estudios Generales)
  • Opinión
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