Hablando de educación superior, tanto pública como privada, la misión de la UNED es la más loable y noble de todas, por la sencilla razón de que nació a la vida institucional en 1977 con el propósito de “Atender preferentemente a aquellos sectores de la población que por razones geográficas, de trabajo o de otro tipo no puedan asistir a los otros centros de educación superior”;  tal como lo establece el artículo 2, inciso c), de su Estatuto Orgánico.
¿Qué significado tiene la frase razones de otro tipo? pues fundamentalmente la razón económica.
Por ello, aparte de lo que el gobierno de la República invierte  anualmente en salud, no hay recursos mejor utilizados que los que se destinen a la educación, tomando en consideración que el desarrollo y bienestar de los pueblos se halla cimentado en la educación.
Un pueblo enfermo como la República de Zimbabwe, con una esperanza de vida al nacer de las más bajas del mundo (39 años), con la cuarta parte de su población adulta infectada de VIH, y con una tasa de desempleo del 80% (2005) es un pueblo sin esperanza y con un destino tormentoso y demasiado gris. Igual podríamos decir de aquellos pueblos cuya tasa de analfabetismo adquiere niveles increíbles; como es el caso de Somalia (76% en 1995).
Dichosamente, los costarricenses creamos la Universidad de Costa Rica en 1940, abolimos el ejército en 1949 y desde entonces vivimos en paz; y se fundaron instituciones públicas como el ICE, el INA, la Universidad Nacional, el Instituto Tecnológico y la Universidad Estatal a Distancia (UNED), instituciones que vinieron a dar un impulso gigantesco al desarrollo general del país. En pos incesante e incansable de su noble misión, hoy la UNED está presente a lo largo y ancho del país por medio de los Centros Universitarios de Alajuela, Atenas, Cañas, Cartago, Ciudad Neilly, Desamparados, Guápiles, Heredia, Jicaral, La Cruz, La Reforma, Liberia, Limón, Monteverde, Nicoya, Orotina, Osa, Palmares, Puntarenas, Puriscal, Quepos, San Carlos, San Isidro, San José, San Marcos, San Vito, Santa Cruz, Siquirres, Talamanca, Tilarán, Turrialba, Upala, y como si esto fuera poco en las subsedes de Buenos Aires, Pavón de San Carlos, Puerto Jiménez y Sarapiquí, todo ello, reitero, en pos incesante de su noble y altruista misión; a pesar de ser la universidad pública que recibe el menor porcentaje del  FEES, y en cuanto a matrícula, la segunda del país con más de veintidós mil estudiantes.
Por todo ello, la UNED debe contar con un presupuesto justo y razonable que le permita seguir llevando, a lo largo y ancho del país, tanto la educación superior formal como también los programas de extensión cultural y del Colegio Nacional de Educación a Distancia (CONED), de gran beneficio para las comunidades, es decir, continuar aportando al desarrollo de este pequeño gran país llamado Costa Rica. ¡Así sea!