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La Virgen ¡al fin una!

La decisión de agosto de la Sala IV que declaró constitucionalmente improcedente, o sea ilegal, el deseo de la jerarquía católica local, avalado con fervor por el Tribunal Supremo de Elecciones, de someter al voto ciudadano el reclamo de los homosexuales para que su vínculo amoroso reciba la protección jurídica que impida su discriminación y desamparo, salvó a Costa Rica de un ridículo planetario: el de un país que se pregona campeón en derechos humanos, pero es habitado por ciudadanos que se los niegan ¡y radicalmente! por razones doctrinales a una minoría social.

La decisión de agosto de la Sala IV que declaró constitucionalmente improcedente, o sea ilegal, el deseo de la jerarquía católica local, avalado con fervor por el Tribunal Supremo de Elecciones, de someter al voto ciudadano el reclamo de los homosexuales para que su vínculo amoroso reciba la protección jurídica que impida su discriminación y desamparo, salvó a Costa Rica de un ridículo planetario: el de un país que se pregona campeón en derechos humanos, pero es habitado por ciudadanos que se los niegan ¡y radicalmente! por razones doctrinales a una minoría social.
Desde luego el país tampoco respeta a minorías étnicas, ni a trabajadores, ni a muchos inmigrantes indeseados, ni a sus jóvenes (a quienes les prescribe un futuro defecado), pero estos son otros puntos y, por ahora, el TSE no ha resuelto llevar estas discriminaciones a referéndum.    En fin, que le dieron palo y duro a la cabeza del Tribunal Supremo de Elecciones (en otro país, por pudor, habría presentado su renuncia) y se confirmó que la jerarquía católica se ubica por encima de la Constitución (es un Estado dentro de otro Estado). En efecto, con contumacia y lamiendo heridas, el Canciller de la Curia proclamó: “El tema de fondo no está resuelto. La iglesia seguirá predicando con lo que dice la palabra de Dios” (LN: 11/08/10). O sea insistirá, en sus templos (lo que podría ser legítimo) y públicamente (lo que debería configurar un delito) que ignorar y violar derechos a los ciudadanos homosexuales es óptimo y que se les debe acosar y maltratar por su opción sexual. La excusa para esta vileza es que su Dios no consideraría humana la homosexualidad. El chusco ebrio diría: “Entonces tráigame otro Dios”. Y llevaría razón.   Como la cuestión, aun resuelta por la Sala IV, seguirá siendo conflictiva (la Iglesia Católica así lo desea y es peso pesado en Costa Rica), Cable Breaking News Network (CBNN) de Islandia, atenta a lo que ocurre en todos lados, buscó y entrevistó a quien podría opinar con fundamento sobre estos asuntos personales y sociales: la Virgen de Los Ángeles. Como CBNN ha señalado en reportajes anteriores, la madre de Jesús se apareció en 1635, bajo la forma de una pequeña talla de piedra, a una costarricense ‘de color’ y pobre como señal de que las discriminaciones sociales (¡más que muy abundantes entonces!) no le resultaban gratas. Casi desde el momento de su aparición una falsa réplica de la talla en piedra fue secuestrada y mantenida en cautiverio por la jerarquía sacerdotal que vio en la figura un aviso de desastres.    Así, desde el siglo XVII existen dos tallas en piedra. Una, idolátrica, administrada por el aparato clerical en función de sus intereses. Otra, en rincones de algún poblado costarricense (en constante cambio porque una de las tareas secretas de la DIS es encontrarla y destruirla) a cargo de las compañeras de María, una organización secreta de mujeres que lleva a la madre de Jesús en el corazón. CBNN se acerca a esta última virgen, por supuesto.   María no les deja preguntar: -¡Al fin acertó una la Sala Cuarta!, exclama, no más verlos. Se la siente gozosa. –En algún momento pensé volvería a pronunciarse por los arrogantes.   CBNN.- ¿Usted estaba a favor de los homosexuales?   María.- Por supuesto. Soy mujer y madre. En mi tiempo, mi hijo Jesús fue un diverso y terminó asesinado en la cruz. No quiero la discriminación, que inevitablemente conduce al sufrimiento y la muerte, contra ningún hijo de nadie.   CBNN.- ¿Entonces usted iluminó a la Sala IV?   María.- No, yo no intervengo directamente en las decisiones y realidades humanas. Es mérito entero de los magistrados. Una decisión valiente considerando a quienes se enfrentan.   CBNN.- Pero, ¿cómo una virgen puede favorecer ciertas práctica sexuales?   María.- Ya les dije. Soy mujer y madre. Lo de mi virginidad se malentiende. Se trata de mi disposición hacia la caridad divina, no es asunto de himen. Y esta misma caridad me lleva a desear que todo ser humano sea feliz y que, ojalá, ninguno sufra nunca odio, rencor o discriminación. Yo acompaño toda práctica de amor sincera. La homosexualidad lo es. Una madre no puede repudiarla.   CBNN.- ¡Ah!   María.- Ya me voy. Les dejo ahí mi imagen efectiva, desnuda, para que la fotografíen. No le teman al cuerpo ni se rasguen vestiduras. José me espera en el cálido sitio pleno de vida que tenemos en el Cielo.

  • Helio Gallardo (Profesor)
  • Opinión
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