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Distancias necesarias

En un comentario publicado en La Nación (24/07/10), el historiador Raúl Arias Sánchez se refiere, de manera elogiosa y entusiasta, a su propia trayectoria profesional, equipara las páginas de Opinión del periódico mencionado con un cuadrilátero, y asimila las polémicas que en tales páginas se pueden dar con una pelea de boxeo.

En un comentario publicado en La Nación (24/07/10), el historiador Raúl Arias Sánchez se refiere, de manera elogiosa y entusiasta, a su propia trayectoria profesional, equipara las páginas de Opinión del periódico mencionado con un cuadrilátero, y asimila las polémicas que en tales páginas se pueden dar con una pelea de boxeo.
Así, dos componentes fundamentales para la construcción y el avance del conocimiento, la crítica y el debate, son comparados con una actividad pugilística.
Afirma Arias Sánchez que él me ha planteado retos para debatir. Sinceramente, no recuerdo haberlos recibido. Lo que sí recibí fue una invitación de la Academia de Geografía e Historia y de El Ateneo para participar en un panel sobre Juan Rafael Mora organizado en términos tan parciales como desactualizados.     En el comentario indicado, Arias Sánchez se declara discípulo de Rafael Obregón Loría y de Carlos Meléndez. Sin embargo, difícilmente se le puede considerar así porque ambos historiadores, al investigar la guerra de 1856-1857 y la gestión gubernamental de Mora, tomaron la distancia necesaria para evitar convertir sus objetos de estudio en objetos de culto y para no caer en el patriotismo sin sentido crítico y de base religiosa que caracteriza los escritos de Arias Sánchez.     Meléndez, en particular, se tomó muy en serio el análisis de las acusaciones contra Mora planteadas antes y después del golpe de Estado de agosto de 1859, y Obregón Loría, quien fue siempre gran admirador de Mora, no vaciló en calificar de “atentado” la disolución del Congreso, dispuesta por Mora en enero de 1852, ni omitió referirse a otros aspectos controversiales de su carrera política.     Obregón Loría y Meléndez, a diferencia de Arias Sánchez, nunca pretendieron sacralizar la guerra de 1856-1857 ni la figura de Mora, y jamás vilipendiaron públicamente a las personas que no estaban de acuerdo con ellos, como Arias Sánchez lo hizo con el escritor José León Sánchez (Tribuna Democrática, 15/08-09; La Nación, 19/10-09).     Tal vez fue precisamente porque Meléndez y Obregón Loría tomaron distancia de sus objetos de estudio que el Consejo Superior de Educación decidió no incluir sus obras entre aquellas que los estudiantes y profesores de secundaria podrán escoger en el 2011. Así, el principal libro publicado sobre el conflicto de 1856-1857, Costa Rica y la guerra contra los filibusteros, de Obregón Loría, quedó fuera de la lista elaborada por dicho Consejo.

  • Iván Molina Jiménez (Catedrático. UCR)
  • Opinión
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