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Casi 80 años después

“Las calles de San José son malísimas, al punto que llegué a preguntarme si saldría entero del automóvil que me condujo de la estación del ferrocarril al hotel. Me dicen que su composición [construcción], de acuerdo con los mejores sistemas, está ya asegurada y que también se van a poner en canalizaciones subterráneas los innumerables alambres que desfiguran las calles.

“Las calles de San José son malísimas, al punto que llegué a preguntarme si saldría entero del automóvil que me condujo de la estación del ferrocarril al hotel. Me dicen que su composición [construcción], de acuerdo con los mejores sistemas, está ya asegurada y que también se van a poner en canalizaciones subterráneas los innumerables alambres que desfiguran las calles.
 ¡En buena hora sea! Pero tampoco puede vanagloriarse Costa Rica de una sola carretera moderna propia para automóviles. En este sentido es muy grande el atraso del país y se está haciendo cada día más indispensable un buen sistema viario.”
 
El autor del párrafo anterior no era un turista reciente; tampoco un experto en carreteras modernas. Era un extranjero con una inteligencia privilegiada y una capacidad de trabajo tan grande, que muy pocas personas podían dar la talla frente a ese hombre infatigable y crítico, que parecía caminar varias décadas delante de su generación.
El párrafo anterior es parte de un ensayo (Notas y reflexiones sobre la agricultura en Costa Rica) que él escribió en 1928 y fue publicado en 1929 por la revista de Cultura Venezolana No. 91. Qué pena que a ese gran científico unos ticos le hayan dicho en 1928 que pronto tendríamos el mejor sistema de carreteras y que las instalaciones del alumbrado público de San José serían subterráneas.
Más de un siglo hemos esperado un sistema de carreteras a la altura de los mejores del mundo, mas todavía no lo tenemos. ¿Cuánto tiempo hubo que esperar para que se construyeran canalizaciones subterráneas para el alumbrado público en San José? ¡Casi 80 años después de que se dijo que se harían pronto!
Personas visionarias, con sentido común, experiencia y capacidad de observación señalan qué debe hacerse para mejorar el nivel de vida de una nación. Esas personas saben exactamente cómo se produce el progreso, que en el verdadero sentido de la palabra tiene implicaciones históricas, sociales y científicas.
El subdesarrollo consiste en la absoluta incapacidad y la falta de voluntad de los políticos y las fuerzas sociales para entender y realizar pronto las obras pensadas por las mentes visionarias.
El autor del párrafo citado fue el botánico, agrónomo, geógrafo, ingeniero, pionero de la conservación y lingüista suizo Henri F. Pittier (1857-1950), que vivió en Costa Rica entre 1887 y 1902 y regresó de visita, en ferrocarril desde Limón hasta San José, 26 años después de haber abandonado el país.
En el mismo texto, él señala que “Costa Rica no tiene carreteras, pero en desquite se vanagloria con justa razón de sus escuelas, a la altura de las mejores entre las de las demás naciones civilizadas”. Me pregunto: ¿ Está esto vigente todavía o es sólo un cuento que los políticos siguen contando a los visitantes extranjeros?
 

  • Carlos O. Morales (botánico, Escuela de Biología, UCR)
  • Opinión
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