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Hasta cierto punto debemos agradecer el hecho que al Dr. Jaime Gutiérrez Góngora le publicaran en La Nación ese artículo reciente, alabando la industrialización anti-ecológica del país. Es desde luego un intento de retorno a la mitología del macho fuerte o macho alpha de la tribu. Así incluso reza de primitivo.
Así de capaz de estimular emociones insultadas y contrarias, de parte de personas refinadas. La cultura y la civilización han sido todas en vano; lo que importa es el desarrollo de una macroeconomía que someta y domine a todo lo que esté a su paso, incluso a la naturaleza. Violando y violentando toda oposición. Desde luego, cuando las cosas no caminan bien hay que encontrar víctimas que sean culpadas del ocaso.
¿Por qué no los ecologistas, la izquierda y los grupos más intelectuales y avanzados del país? Da la impresión de que estamos en la Alemania de 1930. Me imagino que pronto estarán haciendo negociaciones para echar a dados profesores universitarios de sus puestos. Al menos lo intentarán.
Ciertamente ya lo están intentando los médicos forenses y psiquiatras, con los psicólogos clínicos en la Corte. De nuevo es el momento del macho alfa (o hembra alfa) que insulta para producir una sensación de repudio. Pero que, a su vez, se enfurece cuando no obtiene la victoria por dominación. El Dr. Gutiérrez Góngora ya está viejo y sus recuerdos son de una niñez y adolescencia burguesa y conservadora, en medio de una república social demócrata.
Lo sé, fui compañero de su hermano en la secundaria.El famoso hombre nadie y nada, que es consecuencia de fracaso tras fracaso ontológico, generalmente se pone detrás de ese tipo de antihéroe. Al menos así ocurrió en Alemania. De hecho mucha de la ideología corporativa favorece el hombre deshumanizado y le hace creer que no ascender es lo mismo que pertenecer a una masa popular. Lo popular como el mínimo común denominador del intelecto, es un intento de asesinar las clases pensantes.
Es peligroso ese fenómeno, pues esas masas no educadas votarán siempre en contra de los intelectuales, los gays y las minorías étnicas, así como en Alemania votaron en contra de los judíos.
Realmente asombra que la presente administración haya escogido una periodista como Ministra de Ciencia y Tecnología. Da la impresión que se quiere poner un mantel de lino fino encima de una mesa de madera carcomida por el comején.
A saber, no invertir nada en infraestructura, pero sí hablar como si se hubiese llevado a cabo un gran avance científico. El punto de todo esto es que se está tratando de crear un científico político. Lógico, pues así sale más barato.
Por otra parte, no asombra la dificultad que tiene el Gobierno en aceptar una financiación permanente y adecuada al estatus y necesidades de nuestras universidades públicas. Después de todo el modelo empresarial de la economía, tiene que seguir el triste destino de la década de los 90, cuando casi eliminan toda la financiación para la ciencia, en América Latina.
Todo basado en la ideología que aún ostentan, de que no hay que gastar en lo que se puede llevar a cabo en los países desarrollados. ¡Qué increíble! Negarles a nuestras naciones el poder hacer ciencia de verdad y no andar solamente imitando a lo extranjero. Es una repetición de la época del General Rosas de la Argentina.
El fin pues, de una época gloriosa anterior de Sarmiento. ¿Por qué será que esos modelos corporativos y empresariales de la economía (y del hombre) son tan hostiles al desarrollo del intelecto, del arte y de la ciencia? ¿Por qué existen tan pocos impuestos a la empresa privada y a la tenencia de tierras? ¡Impuestos que podrían financiar la educación superior indefinidamente!
El contraste que esto implica, me hace recordar los años en que fui estudiante de secundaria en el Colegio San Francis. En aquellos tiempos, andar con una novia, ir a bailes, jugar deportes y ocasionalmente entrabar conversación con los amigos, lo era todo. Era una Costa Rica torpe y descuidada. Mas no era maligna.
De hecho era benigna. En la trama desarrollada por Fernando Vallejo, en La Virgen de los Sicarios, el gramático colombiano simboliza a una América Latina basada en la economía del café. Mas la terrible violencia de los jóvenes sicarios representa dos cosas: una es el efecto de la economía del narcotráfico y la otra la de la economía empresarial, cuyo modelo es terriblemente hostil.
La Costa Rica de aquel tiempo no era hostil, la de ahora sí lo es. Lo es doblemente, pues las pandillas criminales no son solamente jóvenes que se disparan entre sí, sino dueños de empresas que elevan el costo de vida irresponsablemente. ¡Que buscan pagar menos que los sueldos mínimos establecidos al obrero! Es hostil en la manera en que no se permite que exista un humano que no sea un cliente. ¡Un ser económico demencial! La violencia no es solamente la del criminal, mas el crimen es también de esas pandillas de cuello blanco. Quizás la homosexualidad de los dos jóvenes en la novela, simboliza el efecto erótico del narcotráfico y las matanzas, el efecto tanático de la nueva economía.
Claro, a tiempo importaron religiones extrañas que predicaban que Cristo era parte de dicho modelo. ¡Que los sindicatos eran del diablo! ¡Que conformarse a cualquier sueldo, aun aquellos que quebrantaban la ley, era aceptar lo que Dios nos da! Los paradigmas corporativos no permiten una conversación factible, debido a su ausencia de planteo espiritual.
Son básicamente ateos y materialistas. Si bien se disfrazan de deísmo. ¡El diablo repartiendo escapularios!
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