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Solo un 12% de participantes en encuesta califican positivamente la labor del Gobierno en su política económica.
El optimismo que caracteriza a los consumidores cuando recién inicia un nuevo gobierno, se apagó muy pronto en esta ocasión, según indica la última encuesta del Índice de Confianza del Consumidor (ICC). Esta encuesta la realiza trimestralmente la Escuela de Estadística de la Universidad de Costa Rica (UCR), con el fin de medir la confianza que tienen los costarricenses en la economía, tanto del momento actual como de su perspectiva a corto plazo.
El Índice de Confianza del Consumidor alcanzó su nivel más alto de los últimos dos años en febrero de este año (54.2 puntos), y desde entonces viene con una tendencia a la baja que lo ubica en 50.3 puntos para el mes de agosto.La incertidumbre por lo que pueda suceder con la economía nacional en los próximos meses, es el principal motivo de la baja en el optimismo de los consumidores.
Desde la última medición en el mes de mayo, el ICC registra una baja en la cantidad de personas “optimistas”, que pasó del 33.8% al 29.2%, mientras que los pesimistas se incrementaron de un 12.3% a un 16.5%.Los ambivalentes solo tuvieron un incremento del 0.4%, pero se mantienen como el grupo mayoritario con un 54.3% de los encuestados.En cuanto a los grupos de población, los hombres y las personas menores de 34 años son los que se muestran más optimistas, así como quienes solo completaron la educación secundaria y aquellos que tienen un ingreso mensual superior a los ¢250.000.Al consultar a los encuestados por su situación económica actual, en comparación con la de hace un año, la cantidad de personas que afirman estar “peor ahora” se incrementó de mayo a agosto, de un 32.9% a un 39.4%.Los que afirman estar “mejor ahora” aumentaron solo un 0.8%, mientras que los que se dicen estar “igual que ahora”, se redujeron del 44.9% al 39%.Según explicó el coordinador de este estudio, Johnny Madrigal, buena parte de la baja en el ICC se debe a la pérdida de confianza que muestran los costarricenses hacia su futuro económico.Los que consideran que estarán mejor dentro de un año se incrementaron de un 38.3% a un 38.5%; los que afirman que estarán igual se redujeron del 29.5% al 25.9%, en tanto que los que creen que estarán peor aumentaron del 17.6% a 21.2%.“Teníamos el sentimiento que había un fin de la crisis económica mundial, y ahora nos damos cuenta que la economía internacional todavía está deprimida y nos va a costar más años tratar de reactivarla a plenitud, o por lo menos a como estaba hace cinco años”, explicó Madrigal.Para el investigador, desde inicios de este año se ha hablado mucho de la reactivación económica, que en cierta medida se ha producido. Sin embargo, al no alcanzar los niveles esperados, la gente va perdiendo la confianza hacia la situación futura.
EFECTO EFÍMERO
En opinión de Madrigal, uno de los elementos que llama la atención en esta encuesta es la forma en que la confianza ha venido bajando durante los 100 primeros días del gobierno de la presidenta Laura Chinchilla, ya que al inicio de gobiernos anteriores la tendencia a ha sido hacia una mejora en el ICC.“El optimismo que genera un nuevo gobierno en este caso, se apagó rápido. Cuando se supo la noticia de que habría un nuevo gobierno, la confianza se incrementó hasta febrero, pero hasta ahí llegó. La gente ahora escucha que hay un problema fiscal grave, que no permite el desarrollo de los programas prometidos en campaña”, indicó Madrigal.El investigador estima que situación fiscal hace que los efectos de la crisis económica se mantengan presentes en la población, y problemas como el pulso que sostuvo el Gobierno con las universidades por el presupuesto, mantuvieron latente el tema en la opinión pública.Esta situación hace que en la encuesta del ICC, quienes valoraban la política económica del Gobierno positivamente, pasaran del 25.8% al 12.8%. Por otro lado, quienes opinan que el Gobierno apenas cumple con lo necesario pasaron del 38.1% al 33.7%, y quienes la califican mal aumentaron del 33.9% al 38.5%.Madrigal destacó que para esta encuesta se produjo una situación atípica, pues en esta pregunta la cantidad de personas que “no sabe” como calificar la política económica, llegó al 14.9%, cuando históricamente se ha ubicado entre el 2% y el 5%.La población espera que para los próximos meses la pobreza y el desempleo se incrementen, y también son más los que esperan que se produzca un aumento en los precios de los bienes de consumo.Paradójicamente, mientras se incrementó la cantidad de personas que creen que el momento actual no es favorable para la compra de carro (56.8% dice que son malos tiempos), los que afirman que son buenos tiempos para comprar casa, se duplicaron del 15% al 30% en el último año.El estadístico aseguró que este incremento en los potenciales compradores de casa, puede ser efecto de la publicidad de los bancos, que ha mejorado sus condiciones de crédito para este rubro.
NUBES DE TORMENTA
Para el economista Luis Paulino Vargas, la encuesta del ICC permite interpretar que la gente no está percibiendo una verdadera mejoría en la situación económica del país y en la personal, lo que hace que todavía se vean muchas “nubes de tormenta” en el panorama.“No hay un proceso claro que indique que estas nubes van a desaparecer. El desempleo, y actividades que no se recuperan, son algunas razones objetivas que mantienen la incertidumbre en la gente”, afirmó Vargas.Para este profesor universitario, la baja en la confianza podría estar mostrando también los efectos del alto nivel de endeudamiento que tienen los costarricenses, y que tuvo su etapa de expansión en los meses previos a que reventara la crisis internacional.“Tuvimos los años de la “borrachera crediticia”, de exceso de crédito y crecimiento de la deuda. Entonces, habría que plantearse si en parte esas percepciones tienen que ver con el hecho de que la gente arrastra el peso de una deuda que no les permite soñar con otras cosas y los hace comportarse más prudentemente en el plano económico”, manifestó Vargas.Sobre la baja del optimismo a pesar de tener un nuevo gobierno, Vargas consideró que las noticias recurrentes sobre el déficit fiscal podrían ser una causa de este desánimo, y destacó que la gente está interpretando con realismo la situación del país.“Aunque hubo inicio de gobierno, la gente no se sintió entusiasmada. Hay realidades que le indican a la población que la cosa no anda bien; la gente se expresa con realismo y está consciente con lo que está pasando en la economía. Más problemático sería que la gente estuviera soñando con castillos en el aire”, señaló Vargas.Por su parte, el economista de la Universidad Nacional, Leiner Vargas, indicó que hay tres elementos que podrían explicar la mala calificación hacia el gobierno de la presidenta Chinchilla y la baja en el optimismo.El primero de ellos es el hecho de que el actual gobierno es la “continuidad” del anterior, y buena parte de los problemas que enfrenta la mandataria Chinchilla son heredados.“La situación de anormalidad económica es heredada, incluyendo una situación fiscal, que está mucho más gris de lo que en campaña se dijo, y de lo que el presidente Arias presentó al salir de su mandato”, aseguró Vargas.“Esa situación hace que el Gobierno, como dijo el señor Arias, tenga la mesa servida, pero no haya comida para servir”, criticó el economista.El segundo elemento son los “pulsos” que ha tenido el Gobierno ante la opinión pública en temas como el aumento de salario para los diputados, el enfrentamiento abierto con las universidades estatales por el presupuesto, y ahora la negociación que deberá reiniciar con JAPDEVA en su pretensión de concesionar los puertos del Caribe.“Una última situación que molesta sobre todo a la clase empresarial, es que se dijo en campaña que no iba a haber paquete fiscal y que se iba manejar mejor el tema del tipo de cambio. A la fecha, ninguna de las dos cosas han salido como esperaba el Gobierno”, expresó Vargas. Afirmó que las expectativas de tener un buen gobierno están cayendo como consecuencia del difícil panorama económico, que afecta sobre todo la confianza del sector productivo.“Este segundo semestre va a mostrar esta tendencia con mayor crudeza y eso va a alterar las condiciones de demanda, a menos de que se haga un esfuerzo para sostener la demanda interna, cosa que no se ve a corto plazo, porque no hay a la vista una inversión pública creciente y el comportamiento del gasto ya no da para más”, advirtió Vargas.
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