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En días pasados estuvo en la mira de todo el país la huelga de médicos residentes, generada por el famoso contrato “de aprendizaje” entre ellos y el CENDEISSS.
Se trataba de una estrategia que pretendía la ubicación en cualquier área del país, a criterio institucional, de cada uno de los futuros especialistas, una vez finalizado el período de entrenamiento.
Su intención fundamental es aumentar la cobertura de atención especializada a todo lo largo y ancho de nuestra nación.
Una relación contractual como la existente en todo medio laboral que respete las garantías sociales del trabajador, implica obviamente el brindar la prestación de servicios (en este caso profesionales y de alta complejidad), así como una retribución económica, de vacaciones, seguro médico, de incapacidad y maternidad, así como otros incentivos. Uno de ellos, poco difundido en nuestro medio, es la obligación del empleador de velar tanto por el bienestar físico como mental del empleado.
Para ampliar la visión en este sentido, es necesario considerar una pequeña parte de la amplia evidencia científica existente, de que las condiciones laborales pueden tener importantes repercusiones en la salud física y mental de los trabajadores. En Japón, por ejemplo, se ha vinculado el síndrome de burnout con el desarrollo de riesgo cardiovascular, mientras que la apreciación personal a partir de observaciones y de entrevistas, me ha permitido concluir que muchos de los residentes experimentan importante aumento de peso, algunos llegando incluso a debutar con hipertensión o trastornos de los lípidos durante estos años de entrenamiento. Si consideramos que en países como el nuestro, con índices de salud comparables con naciones desarrolladas, la principal causa de muerte se le otorga a lesiones cardiovasculares, esta consideración adquiere mayor relevancia.
En Estados Unidos, el Accreditation Council fo Graduate Medical Education (ACGME), ente que rige los programas de especialidades médicas, ha desarrollado una serie de políticas específicas tendientes a preservar la salud de los médicos residentes. Entre ellas se encuentra un límite de trabajo extraordinario, el día libre después de realizar guardias médicas y un número máximo de horas laboradas durante cada semana. Una publicación reciente del New England Journal of Medicine propone incluso un nuevo modelo de entrenamiento de residentes basado en menor tiempo laboral y más espacios académicos, que resultó ser evaluado como más satisfactorio en quienes se logró aplicar.
En Costa Rica, durante el 2007 estuvo a mi cargo la realización de un estudio del síndrome de burnout en médicos residentes (Millán-González R, Mesén-Fainardi A. Prevalencia del síndrome de desgaste en médicos residentes costarricenses. Acta méd. costarric. Vol. 51 (2), abril-junio 2009) que evidenció importantes niveles de pérdida de la empatía hacia los pacientes, desgaste emocional y ausencia de percibir una adecuada retribución (no solo económica) por los servicios brindados.
Por lo tanto, independientemente de las particularidades contractuales y de la polémica que se ha generado en el nivel legal, considerando lo mencionado anteriormente, hay algunos cuestionamientos que merecen discusión y que aguardan respuesta:¿El programa de especialidades médicas del CENDEISSS ofrece un tamizaje de riesgo cardiovascular (que considere al menos presión arterial, obesidad abdominal, índice de masa corporal, glucemia en ayunas, perfil lipídico completo, etc.) en cada uno de los nuevos residentes, que detecte a quienes están en mayor peligro? ¿Dicho centro de estudios brinda un seguimiento a quienes se detectó que están en riesgo cardiovascular o tamiza en los años subsecuentes al resto de los residentes? ¿El CENDEISSS evalúa la salud mental de los residentes recién ingresados a los programas de entrenamiento o lo considera como un criterio adicional de ingreso a cada una de las distintas especialidades médicas (no solamente en psiquiatría donde en la actualidad sí se realiza)? ¿Existe algún programa de prevención y tratamiento en trastornos de la salud mental en dicho centro? ¿Se aplican medidas como las sugeridas por el ACGME que limitan el tiempo de trabajo durante las guardias, que brindan espacios profilácticos o que permiten tener libre el día posturno? ¿Qué medidas se han tomado luego del estudio de burnout en médicos residentes de 2007? En resumen, ¿el CENDEISSS se ha interesado en estudiar de forma sistemática y científica todas estas variables de la integralidad de salud de los médicos en formación especializada?
Los residentes y asistentes especialistas de este país esperamos respuestas y acciones concretas ante estas preguntas. La exigencia e imposición del contrato “de aprendizaje” requiere así mismo, la prestación de estos y otros servicios que garanticen el bienestar físico y mental de cada uno de sus estudiantes y trabajadores.
Y es que finalmente, la prestación de un determinado servicio dependerá, además de las capacidades teóricas y prácticas de un individuo, de la integralidad de su propio estado de salud. ¿Cómo un médico que fuma le puede recomendar a un paciente no hacerlo? ¿Cómo se puede promover la salud mental y tener una adecuada relación médico-paciente, si el mismo especialista carece muchas veces de dichas credenciales? ¿Cómo un sujeto hipertenso que no controla sus factores de riesgo cardiovascular, puede pedirles a sus pacientes que lo hagan?
No nos olvidemos: nadie puede dar lo que no tiene… pero tampoco se puede exigir lo que no se brinda ni se fomenta.
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