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Critican que Estados Unidos no busca cómo reprimir la demanda de drogas por parte de sus habitantes.
Estados Unidos se instala militarmente en otros países en un intento por recuperar y mantener su hegemonía, es una de las principales conclusiones que expresaron participantes en el conversatorio: “La independencia y la presencia de los marines en el suelo nacional.”
La actividad se realizó el pasado 14 de setiembre en el miniauditorio de Ciencias Sociales, en el contexto de la reciente aprobación del permiso legislativo para el ingreso de fuerzas de la marina estadounidense a territorio costarricense. Los analistas fueron: José Merino, exdiputado del Frente Amplio; Sergio Moya, profesor de ciencias políticas; Mercedes Muñoz, historiadora; y Juan Rafael Quesada, historiador miembro del grupo Ciudadanía Activa.
Según Sergio Moya, Estados Unidos no está dispuesto a aceptar competencia de ninguna otra potencia en este continente. “Para mí las razones reales (antes que el narcotráfico) pasan por recuperar poder y hegemonía, para garantizar un acceso a recursos estratégicos como el petróleo”, agregó. Moya asegura que Estados Unidos ha perdido poder desde su desocupación militar de ciertas bases y esta situación pone a los norteamericanos en señal de alerta, de manera que pretenden recompensar ese poder perdido. Para el exdiputado Merino, “la presencia de este contingente militar la podemos analizar desde el punto de vista de la soberanía nacional”. En este sentido, asegura que Estados Unidos está intentando recuperar el poder e incluir a Costa Rica en planes como los hechos frente a los carteles de droga de Colombia y México. Mientras tanto, Juan Rafael Quesada considera que en el intento por mantener el poder, Estados Unidos echa mano de la antigua “Doctrina Monroe”, mediante la cual “los imperios siempre han justificado sus acciones. El hombre blanco salvador, la lucha… Ahora es un nuevo tipo de esta doctrina: la doctrina del narcotráfico”.
MILITARIZACIÓN PAULATINA
Otro de los temas preocupantes para los analistas presentes, fue una posible militarización de las fuerzas policiales. “El convenio firmado en 1999 de patrullaje conjunto nunca incluyó servicios militares, eran meramente servicios de guardacostas en coordinación con el Ministerio de Transporte y el servicio policial. Evidentemente, ahora es otra cosa”, criticó Quesada. Ante esta situación, la historiadora y estudiosa de los ejércitos, Mercedes Muñoz, estima que si bien es cierto que los ejércitos tienen labores de defensa en situaciones como emergencias nacionales, “hay otras razones que nosotros no sabemos, como los intereses políticos”. “Los estadounidenses presentes en las costas de Limón no son guardacostas, son marines al servicio militar y el buque en el que vienen es usado para guerra… Imaginen ustedes, esto es grave. Muchos analistas aseguran que esta presencia militar es una señal de debilidad; a Estados Unidos le sale muy caro mantener estos buques y aún así lo hacen”, enfatizó Moya. Por su parte, Muñoz aseguró que esto se trata de un doble discurso: el que se refiere a la guerra contra las drogas y la guerra contra el terrorismo.Entretanto, Quesada reclamó la poca eficacia de la vigilancia estadounidense: “hace 10 años países como Colombia no tenían vigilantes de Estados Unidos y la situación estaba mal. Ahora vea, ¿ha mejorado? Para nada; esto significa que los intereses de Estados Unidos son otros”. “Esta presencia es peligrosa, porque al final la militarización de la lucha contra las drogas va desplazando a los policías. Estos militares terminan haciendo cosas que le corresponden a la Cruz Roja, por ejemplo. Esto es un retroceso”, reprochó Quesada. Los analistas sostienen que el problema del narcotráfico es una “guerra sin fronteras”, pero que va más allá de la represión o el castigo de la venta. También se hizo ver que esta problemática conlleva una falta de políticas sociales que incluyen incluso a Estados Unidos, pues debería de hacerse una concienzación de que mucha de la demanda de drogas como la cocaína, proviene de ese país.Otro cuestionamiento es que Estados Unidos sólo lleva la lucha desde el punto de vista de la oferta y no de la demanda; este es un problema de salud pública y debe de atenderse desde otras perspectivas, sin hipocresías, afirmaron.
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