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Universidad pública y universidad privada, en competencia por el mismo mercado

La realidad demuestra que todas las universidades forman académicamente bien a sus alumnos, pero muchos de ellos son incapaces de razonar fuera de su ámbito de conocimiento profesional. No han desarrollado ni sensibilidad ni raciocinio en otras  áreas.

La realidad demuestra que todas las universidades forman académicamente bien a sus alumnos, pero muchos de ellos son incapaces de razonar fuera de su ámbito de conocimiento profesional. No han desarrollado ni sensibilidad ni raciocinio en otras  áreas.
La “formación humanista” de la gran mayoría de sus profesores también es precaria (29 años de experiencia como docente en la Escuela de Arquitectura me permiten afirmarlo; dejo por fuera a todos los profesores que sí son sensibles, los cuales merecen todo mi respeto).
 
Si las universidades públicas tienen la obligación de diferenciarse de las privadas, creo que es en eso. Se debe exigir, por lo tanto,  “calidad humanista” en sus profesores y en la formación de los  pupilos que allí estudian.Los Estudios Generales se crearon precisamente para que los estudiantes tuvieran una excelente “formación humanista”, deseo manifiesto de Rodrigo Facio y de Carlos Monge Alfaro, entre otros;  sin embargo, la realidad demuestra que ya no cumplen su objetivo. La experiencia cotidiana evidencia que los cursos que se imparten “entorpecen” y no complementan la formación académica. Para la época actual resultan obsoletos. Para no eliminarlos completamente (lo cual hacen las universidades privadas, en un promovido discurso de eliminar lo que aparentemente no da resultados), yo propondría reubicarlos en cada facultad, pero los haría más “efectivos”. Para eso complementaría el equipo de profesores que vendría de Estudios Generales, con un equipo de  profesores que, aparte de tener formación en el área de conocimiento de su profesión particular, tendría una sólida “formación humanista”.
La idea es nunca eliminar los cursos de “formación humanista” de las universidades públicas. Justamente en eso radica su fuerza y su gran diferencia en relación con las universidades privadas. Las universidades públicas, para que sean competitivas en el mercado laboral, necesitan que todo su equipo de profesores tenga cada uno buenos títulos de especialización y que, además, se estén actualizando constantemente.
Ahora que se discutió el presupuesto (en relación con el cual, por cierto, urge que se haga un reglamento único para normar los salarios de funcionarios de las cuatro universidades públicas), los rectores deben ver que los cursos de “formación humanista” ya no cumplen con su objetivo, deberían estudiarlos profundamente, para que lo que se ofrezca a los alumnos sí complemente su formación académica. Los rectores deben velar también por que se cumpla, a la hora de contratar nuevos profesores, con el requisito indispensable de “formación humanista” en sus currícula.
Yo propongo dar un curso específico y obligatorio, por semestre en cada  facultad (uno por cada nivel), para que las universidades públicas tengan sentido, que sean competitivas frente a las privadas, luchando en el mercado de la Educación Superior.
Urge que los rectores hagan algo al respecto. Es muy grave esta situación. No hay que luchar únicamente por el presupuesto, también hay que exigir una excelente “formación humanista”. ¡Hay que actuar YA !

  • GILDA SEGREDA SAGOT (Profesora pensionada de la UCR)
  • Opinión
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