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Dice que en Costa Rica el narcotráfico ha penetrado estructuras socioeconómicas y políticas.
El nuevo fiscal de la República, Jorge Chavarría, advierte que será firme en la lucha contra el narcotráfico, el crimen y la corrupción, al margen del estrato social y político de las personas involucradas en los delitos.Ubicó en 12, en una escala de 1 a 10, el problema de la criminalidad en el país.Consideró que la opción militar no es el mejor instrumento para combatir el narcotráfico. En México es un fracaso, señaló.Criticó a quienes adversan la presencia de naves artilladas de Estados Unidos para enfrentar el tráfico de drogas pues no la considera una amenaza. Chavarría, de 57 años de edad, habló en entrevista con UNIVERSIDAD el pasado 12 de octubre en su casa de habitación en Turrúcares de Alajuela, tres días antes de ser juramentado como fiscal.
¿Cuáles son los grandes retos y desafíos del nuevo fiscal de la República?
– El gran desafío, no mío, sino del país es la dinámica de violencia del narcotráfico. El problema del narcotráfico es viejo, de 30 a 40 años. El ingrediente nuevo es el desafío porque México está introduciendo una dinámica mercenaria muy peligrosa. Hay participación de militares y expolicías. Entonces estamos enfrentando a gente que tiene conocimiento táctico y estratégico para hacer las cosas. Eso potencializa el problema y obviamente la elección del equipo, del armamento, de las tácticas defensivas de territorios, etc., ya obedece a un conocimiento, repito, bélico.Pero no solo se trata del accionar de los cárteles, sino la reacción que ocasiona. Ese tipo de accionar que estamos viendo provoca una reacción militar, como ya sabemos que sucede en México, que tiene más de dos años y no ha sido exitosa. El gobierno mexicano no ha tenido realmente mucho éxito, las organizaciones siguen armándose, pero lo más serio es el desplazamiento hacia el sur. En Guatemala los recientes enfrentamientos con el ejército son un ejemplo. Si ustedes ven los medios de Guatemala se van a dar cuenta, son bastante indicativos.¿Don Jorge, cómo calificaría usted en una escala de 1 a 10 la situación de criminalidad en Costa Rica?
– El criterio es variable porque la criminalidad es compleja. En lo que se refiere a delitos violentos un 12, sobrepasó cualquier expectativa plausible que se hubiera podido establecer desde hace unos nueve o diez años, si hubiéramos hablado del tema. Se disparó la violencia, en calidad y en cantidad. Esto yo creo que obedece fundamentalmente al fenómeno del mercado de drogas. Aquí estoy haciendo una variable en la conceptualización. Normalmente se habla de tráfico. Pero a mí me gusta hablar de mercados, porque esta palabra aclara mejor el panorama. En el mercado confluyen la oferta, la demanda, proveedores, transportistas, consecuencias asociadas a la demanda. Entonces la violencia entre grupos en lo que se refiere a la oferta ha aumentado, se disparan entre ellos, se matan, peleando mercados, en el más puro concepto capitalista. Es una lucha por establecer monopolio de mercados.Y a nivel de demanda el problema que tenemos es que el muchacho que consume tiene que buscar cómo satisfacer su necesidad, alivianar el síndrome de abstinencia y es un muchacho que está atrapado por el síndrome, por el miedo, y entonces cuando roba para proveerse el dinero mata o hiere, lo hace por miedo, sabe que él es débil frente a la víctima y entonces la elimina. Esto introduce una violencia en las calles muy importante y esta violencia también está asociada a un aprendizaje a organizarse, la cual la ha potencializado mucho. También se ha incorporado el modus operandi y maneras de actuar de la región. Por ejemplo, no conocíamos el asalto a los buses, eso empezó a darse en El Salvador hace unos años y aunque aquí no tenemos maras si hay una emulación del fenómeno por parte de los grupos infractores, emulan la forma de operar y entonces ya vemos el asalto a los autobuses, a los camiones repartidores, que eran modus operandi propios del norte de Centroamérica y no de Costa Rica.Es un fenómeno complejo que requiere un abordaje complejo, hay que distinguir la diversidad de factores que están interviniendo para poder tener una respuesta coherente y efectiva y yo creo que ahí es donde está mi mayor reto.La Presidenta Laura Chinchilla dijo hace poco que la situación del país, especialmente con el problema del narcotráfico, se acercaba a la de México. ¿Comparte usted esta opinión?
– Creo que el problema del narcotráfico debe enfocarse no como un problema de criminalidad común sino que hay que prestarles atención a los problemas de seguridad nacional, no porque tengamos un problema de defensa frente a un ejército extranjero, porque eso no es así; realmente la región centroamericana se ha democratizado totalmente y no tenemos amenaza de ningún vecino, pero sí tenemos la amenaza de grupos milicianos que son transnacionales. A diferencia de un militar normal que tiene una visión de un territorio que defender y un territorio posible que atacar, el problema es que en el caso del traficante, como es transnacional, no ve fronteras. La frontera entre México y Colombia, está en Colombia, no está en Guatemala, porque ellos tienen la ruta libre, están pagando dinero, tienen la inmunidad, los cargamentos pasan normalmente o bien, si no están pasando, tienen territorios totalmente controlados, en donde el Estado no llega. Esto es una amenaza seria para el ser costarricense porque si esas organizaciones se asientan en nuestro territorio, defendiendo rutas, nos vamos a ver inmersos en una dinámica muy compleja. Es un problema regional y tiene que ser abordado regionalmente.
¿Usted fue consultor en México. Usted cree que el problema debe abordarse como se hace en ese país?.
– Sí estuve un año en México.El abordaje en México es totalmente equivocado. Está conduciendo a niveles de ingobernabilidad total. Ya cuando el ejército como instrumento más fuerte no funciona, la ingobernabilidad está en su peor momento. Yo creo que la respuesta no es militar, es jurídica, no prestando tanto la atención, aunque esto no significa descuidar, sino actuar con todo lo que se tiene en la calle para enfrentar el tráfico de drogas, pero además al que hay que combatir es al capo y a éste se le combate con el control del lavado de dinero. Para afectar las estructuras no basta con (atacar) al muchacho que va en el carro, o en la avioneta, que por supuesto es muy importante, pero nada hacemos interceptando la droga que además es porcentualmente una cantidad muy poca, sino hay que quitarles el dinero a los capos, el cual potencializa su poder.El abordaje debe ser en tres áreas: Primero el tráfico, segundo lavado y tercero la corrupción asociada al tráfico y al lavado. Es la corrupción de los entes estatales que tienen que ver con el fenómeno la que lo facilita. No puede abordarse sólo uno de los aspectos, ese es el error estratégico que se ha venido dando en los últimos años. Todo mundo está centrado en cuántos kilos se decomisan y no cómo se afectan las organizaciones.
¿Qué opina usted del permiso para que naves artilladas y tropas extranjeras ingresen al país para combatir al narcotráfico. Está de acuerdo con que se asienten o permanezcan en territorio costarricense?
-Yo creo que el discurso desteñido y añejo de los años 70 está muy bien para comentárselo a los nietos. La realidad histórica nuestra es otra ahora, no veo qué amenaza puede haber en que vengan acá en una misión humanitaria y que el resto de buques vengan dentro de un convenio que ya tiene muchos años y que ha producido decomisos importantes. Me parece que hay una desactualización de la lectura de la realidad por parte de algunos sectores.
El presidente de la Corte Suprema de Justicia, Luis Paulino Mora, ha dicho que todos los días los jueces rezan para no caer en la tentación.¿Rezan también los fiscales?
-Don Luis Paulino es un hombre muy católico y todos los domingos está en misa aquí en Alajuela, ahí lo he visto. Yo creo que hay que ubicar bien el comentario de don Luis, hay razones de fe que no son racionales, es un poco digamos también esa indeterminación que es casi generalizada a nivel de funcionarios de la región de lo que está pasando, no estamos entendiendo bien el fenómeno, entonces no se pueden dar respuestas muy racionales. Ahí es donde está uno de los objetivos que yo quiero impulsar a través de la política de persecución que es desarrollar una visión lo más cercana posible a la realidad.¿Qué opina de la despenalización de la droga?
– Bueno, se han pronunciado varios personajes importantes de la política internacional, como el expresidente (César) Gaviria. En Colombia abiertamente lo expuso recientemente. Expertos en general lo han señalado una y otra vez. Creo que el tema no es estrictamente académico ni de visión de un solo país. Es un tema multinacional que debe plantearse en foros multinacionales globales. El fenómeno de la droga es un fenómeno que lo vemos muy localizado pues es la realidad cotidiana nuestra. Igual es la cotidianidad en Afganistán, Pakistán, en África, en Europa, en Asia, no es un fenómeno del siglo XX, es de 2.000 años antes de Cristo, el opio se consumía como remedio casero desde hace muchísimos años, de manera tal que es un fenómeno que tiene que abordarse desde esa realidad histórica y desde la realidad social. Y la pregunta a responder es: ¿estamos haciendo lo correcto?.Existe un proyecto de ley que pretende obligar a jueces y fiscales a hacer declaración de bienes. ¿Cuál es su opinión sobre esa iniciativa?
– Totalmente de acuerdo. Los funcionarios debemos ser absolutamente transparentes, incluso la declaración de bienes debe bajar no sólo de los jefes sino a todo el cuerpo de jueces, de fiscales, incluso defensores y a los policías también.Costa Rica figura en una lista de países señalados por blanqueo de lavado de dinero y de tipo fiscal.
¿Cree que es necesario eliminar o flexibilizar el secreto bancario como forma de atacar al narcotráfico?
-Creo que el tema del secreto bancario debe ser replanteado al máximo. Esa es una regulación mercantil que busca proteger la intimidad. Frente a fenómenos tan graves como los que estamos viviendo obviamente debe flexibilizarse la conceptualización. Realmente el secreto bancario para efectos nuestros no es como un obstáculo muy serio para la investigación porque a través de una orden judicial tenemos acceso a toda la información financiera. En otros países las restricciones sí son más complicadas.
En muchos países el narcotráfico se extiende por conexiones con estructuras de poder. ¿Hasta dónde cree que ha llegado ese tipo de conexión en Costa Rica? ¿Existe?
-Totalmente. Tenemos un mercado de 40 años que ha estado operando con toda efectividad y en ese tiempo se han penetrado estructuras socioeconómicas y políticas.Es muy complicado, porque el tema es muy polémico, no es sólo el involucramiento de sectores poderosos económicamente que eventualmente podría haber un representante que esté involucrado, sino también de las clases desposeídas. El problema es que se vuelve en uno de los medios de generación más fácil de riqueza, desde el barrio hasta las estructuras más altas en la pirámide social.
¿Usted fue viceministro de Seguridad Pública de un gobierno que es liberacionista. Hay una acusación, creo que impulsada por grupos sindicales, por supuesto soborno contra el expresidente Óscar Arias, su hermano don Rodrigo y sobre dos ministros actuales, Marco Vargas y Francisco Jiménez, por el caso de JAPDEVA:Posiblemente ese caso pase por sus manos. ¿Cuál será su accionar como fiscal?
– Independientemente del caso concreto y de las personas que me menciona en mi carrera, siempre he tenido muy claro que yo me debo al respeto a la constitución y a las leyes. Y mi función es aplicar la constitución y las leyes. De manera que esa perspectiva que en el pasado he asumido continúa ahora que estoy en este nuevo cargo. Si hay que proceder se procederá contra cualquier persona, nacional o extranjera, independientemente de su extracción social o política, no hay distinción de matices a efecto de acciones. Si la acción es constitutiva de delito nosotros procederemos con firmeza.– Pie de foto: Jorge Chavarría afirma que en una escala del 1 al 10 Costa Rica sobrepasó cualquier expectativa plausible que se hubiera podido establecer desde hace unos nueve o diez años. (Foto: Katya Alvarado)
Cápsula
El nuevo fiscal de la República, Jorge Chavarría, tiene 57 años de edad. Es casado y tiene cuatro hijos. Uno de sus pasatiempos predilectos es tocar la guitarra. Entre mayo y septiembre fungió como viceministro de Seguridad Pública. En el 2006 ejerció como fiscal adjunto e interino. Entre 1990 y 1995 fue fiscal Jefe de la Unidad Especializada en Narcotráfico. Ha trabajado en asesorías en México, El Salvador y Nicaragua, entre otros países.
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